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Punkis, novelistas, tiburones... Siete hitos culturales de Reino Unido en la UE
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Punkis, novelistas, tiburones... Siete hitos culturales de Reino Unido en la UE

Los británicos han estado casi 50 años dentro de la Unión Europea. En estas décadas, hemos visto el punk, el 'brit-pop', la narrativa de los ochenta o los artistas de la galería Saatchi

Foto: Póster de 'God Save the Queen', de los Sex Pistols (1977). (The Mott Collection / Sex Pistols Residuals)
Póster de 'God Save the Queen', de los Sex Pistols (1977). (The Mott Collection / Sex Pistols Residuals)

Este 31 de enero se producirá el Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Este divorcio —que ha durado largos meses, ha sido traumático y ha provocado hasta unas elecciones generales— llega después de 47 años de convivencia, con sus más y sus menos, como en todos los matrimonios.

Pero en este tiempo, Reino Unido ha seguido influyendo en el mundo (y por supuesto en Europa, que siempre le ha quedado más cerca) con olas culturales (algunas para recordar, otras no tanto). Ahora que se quedan más solos, menos europeos y más yanquis.

placeholder 'La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo', de Damien Hirst.
'La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo', de Damien Hirst.

1. Young British Artist: gigantismo, violencia y mucho dinero

A comienzos de la década los noventa, cuando todavía ni siquiera había despuntado el 'brit-pop', la galería Saatchi —de su fundador, Charles, hablaremos más adelante— lanzó a una serie de artistas que noquearon el mundo del arte con sus enormes y perturbadoras instalaciones —viva el gigantismo—. Amparados por el capital —sus críticos les achacan que no hay nada rompedor detrás de grandes promotores y fajos de billetes— se hicieron ubicuos en los medios de comunicación y famosos. Tuvieron hasta una etiqueta: Young British Artist.

A día de hoy el más conocido es Damien Hirst, que alcanzó la fama con ‘La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo’, que consistía en un tiburón suspendido en formaldehído. Se expuso en 1991, en 2004 lo vendió por 9,5 millones de euros y dos años después el tiburón ya se estaba descomponiendo.

El tiburón de Hirst se expuso en 1991, en 2004 lo vendió por 9,5 millones de euros y dos años después, el tiburón ya se estaba descomponiendo

En aquel entonces aquel grupo de artistas, cotizadísimo y controvertido, apenas superaba los veinte años. Hoy todos sobrepasan los cincuenta. Otros de los nombres más reconocibles son los de Tacita Dean, que sigue siendo unas de las artistas más prestigiosas dentro del vídeo arte, Cornelia Parker, que creó una instalación con los restos calcinados de una iglesia que había sido alcanzada por un rayo en Texas, Tracey Amin, famosa por 'The Bed', que es su propia cama sin hacer, con las sábanas con manchas amarillas, y en el suelo de alrededor artículos de su habitación, como condones, paquetes de cigarrillos vacíos, un par de bragas con manchas menstruales y otras basurillas domésticas. Esta instalación, por cierto, fue expuesta en la Tate Gallery. Otra artista, Christina Borland creó cabezas de arcilla a tamaño natural del médico nazi Joseph Mengele.

Todos estos artistas se mueven en el campo de la fotografía, el vídeo y la escultura con lo que rompieron con el esquema de dedicarse a una sola especialidad. La exposición 'Sensation' de 1997 fue su lanzamiento definitivo.

placeholder La galería Saatchi, en Londres.
La galería Saatchi, en Londres.

2. La Galería Saatchi: Charles, el hombre que inventó “los noventa”

Charles Saatchi es un empresario iraquí-británico de origen judío bastante podrido de dinero y amante del arte que en 1985 quiso agrupar toda su colección en la recién creada galería Saatchi. Para entonces Charles ya era muy conocido gracias a la agencia de publicidad que había fundado junto con su hermano Maurice, Saatchi & Saatchi. De hecho, esta agencia se convirtió en la más grande del mundo.

El empresario creó esa imagen icónica noventera resumida en un solo adjetivo: lo feo. Porque si algo tiene esta década, es la pura fealdad

Desde su galería, Saatchi buscó siempre potenciar a jóvenes artistas. Dio con las pepitas de oro con la generación de la Young British Artists. El empresario, que se movía como pez en el agua en los medios de comunicación, supo cómo hacer de ellos una imagen de marca. En realidad, creó esa imagen icónica noventera resumida en un solo adjetivo: lo feo. Porque si algo tiene esta década es la pura fealdad, cero búsqueda de lo apolíneo. Ni en el arte, ni en la música —sonido estridente— ni en la ropa. Y todo ello unido a una total falta de crítica.

Saatchi tiene muchos seguidores, pero también goza de un buen puñado de detractores por potenciar un arte que no es crítico sino únicamente llamativo y polémico. En 2010 donó su galería, situada en el barrio de Chelsea en Londres, al Estado británico.

placeholder Imagen del documental de la BBC 'Planet Earth'.
Imagen del documental de la BBC 'Planet Earth'.

3. Las producciones de la BBC: la reinvención del documental

Cuando se piensa en televisión pública no hay quien no se remita a la BBC. Empezó a emitir en su canal de televisión en 1932 y desde entonces, gracias a la carta real que garantiza su independencia frente a poderes públicos y comerciales, algo con lo que todavía se sueña por estos lares, es un referente para la información.

Pero la BBC es mucho más que las noticias. Son también sus producciones propias, sus documentales, como los de naturaleza, donde se han usado siempre las últimas tecnologías. El último gran éxito fue la serie 'Planet Earth', que llegó a congregar a 12 millones de espectadores en su primer episodio en 2017.

Se han usado siempre las últimas tecnologías. El último gran éxito fue la serie 'Planet Earth', que congregó a 12 millones de espectadores

Otros documentales que ya se han convertido en históricos son los viajes de Michael Palin (ex Monty Phyton) por todo el mundo y la mítica serie ‘Caminando con dinosaurios’, creadora, con el permiso de la película ‘Jurassic Park’, del imaginario que hoy tenemos acerca de estos grandes saurios.

En 1980 se montó la productora BBC Films que ha producido películas como ‘Billy Elliott’, ‘Jane Eyre’ y ‘Match Point’ y el documental ‘Fast Food Nation’, entre otros.

placeholder El escritor Martin Amis.
El escritor Martin Amis.

4. La narrativa de los ochenta: el Nobel Ishiguro, Amis, McEwan, Barnes...

A comienzos de los ochenta un grupo de escritores despuntaban en el diario izquierdista 'The New Stateman'. Se trataba de Martin Amis el hijo de Kingsley—, Ian McEwan, Kazuo Ishiguro, Julian Barnes. En 1983, la revista 'Granta', encargada de elevar al estrellato a autores incipientes llevó a su portada a Amis, Barnes, Ishiguro, McEwan y sumó a William Boyd, Salman Rushdie y Graham Swift. Eran los nuevos modernos, los encargados de limpiar el polvo de la narrativa británica, los que tenían que matar al padre, algunos en un sentido más que literal como le ocurrió a Amis.

El prodigio de estos escritores es que, sin perder el marchamo literario, se convirtieron en autores comerciales. Sus libros vendían casi como los 'bestsellers'. Los críticos les aplaudían y los lectores les compraban. La cuadratura del círculo que siempre resulta tan difícil de lograr. ¿Cómo lo consiguieron? Con la literatura de género. En sus textos, hay trazas de la novela negra, fantástica y la ciencia ficción sin mostrarse escrupulosos. Es el caso de los libros de relatos de McEwan ‘Entre las sábanas’, la novela de Amis ‘Dinero’, 'El loro de Flaubert', de Barnes, 'Pálida luz en las colinas', de Ishiguro, 'Hijos de la medianoche', de Rushdie, y 'El país del agua', de Swift. En los noventa, aumentaron su prestigio, y a día de hoy son considerados algunos de los intelectuales más relevantes de Reino Unido. De hecho, sus libros más recientes han abordado temas de debate polémico y conflictivo como el Brexit, que toca McEwan en ‘La cucaracha’, el feminismo, presente en 'El domingo de las madres', de Swift, o el Holocausto, que Amis trata desde el punto de vista nazi en ‘La zona de interés’.

Sin perder el marchamo literario, se convirtieron en autores comerciales. Los críticos les aplaudían y los lectores les compraban

En España estos autores también han tenido un número aceptable de lectores gracias al editor Jorge Herralde, que comenzó a publicarlos en los ochenta en Anagrama. De forma consciente o no se convirtieron en una de las columnas vertebrales de este sello de libros amarillos, epítome de la intelectualidad progresista de la era felipista. Herralde se vio recompensado hace apenas dos años cuando uno de ellos, Ishiguro, quizá uno de los menos mediáticos, obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Era evidente que a alguno de ellos le iba a tocar.

En los noventa aparecieron otros autores que también se hicieron un hueco en la cultura pop de la época: Nick Hornby, con ‘Alta fidelidad’, e Irvine Welsh, con ‘Trainspotting’. El vacío existencial de la Generación X y las drogas. Y los dos también publicados por Herralde.

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5. Los arquitectos estrella: toque británico en el paisaje español

En España tenemos predilección por algunos arquitectos británicos estrella (igual que otros países están fascinados con nuestro ibérico Calatrava, pero quizá el intercambio no es tan igualitario).

Uno de estos arquitectos es Richard Rogers, que ha ideado edificios como la T 4 de Barajas, el Hotel Hesperia de Barcelona, las Bodegas Protos de Valladolid, el Centro Tecnológico Palmas Altas de Las Palmas y la zona de Garellano en Bilbao. Aunque nacido en Italia, vivió en Reino Unido desde su infancia y en los albores de su profesión conoció a Norman Foster, con quien empezó a trabajar, aunque después se separarían. En 2007 obtuvo el prestigioso premio Pritzker.

En España, tenemos predilección por algunos arquitectos británicos estrella como Rogers, Foster o Chipperfield, con edificios por todo el país

Precisamente, su colega Foster también ha tenido su predicamento en España (aparte de estar casado con la española Elena Ochoa). Es el creador del Palacio de Congresos de Valencia y le hemos encomendado la ampliación del Salón de Reinos del Museo del Prado, que tiene un coste de más de 30 millones de euros (el Prado ya ha señalado que pagará directamente 10 millones). Las obras empezaron el año pasado y ahí siguen.

Otro arquitecto de relumbrón es David Chipperfield, que diseñó la Tate Gallery. En España, además de edificios institucionales como el Palacio de Congresos de Vigo y el Centro de Exposiciones de Aranjuez, es el autor de varias viviendas sociales como el parque que hay en Villaverde (Madrid), Vilanova i la Geltrú y Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

placeholder Sala de subastas de Christie's.
Sala de subastas de Christie's.

6. Las casas de subastas: el reparto de las joyas del Imperio

Las casas de subastas Bonham's, Christie's y Sotheby’s llevan años instaladas en Madrid.

Sotheby’s es una de las casas de subastas más antiguas del mundo. La puso en marcha Samuel Baker en 1744 para vender varios cientos de libros de la biblioteca del barón John Stanley. Después siguió con el negocio “ayudando” a otros hombres acaudalados a desprenderse de objetos antiguos. Muchos de ellos eran libros. Actualmente algunas de sus acciones alcanzan cantidades millonarias y es la segunda casa de subastas más importantes del mundo

Surgieron al albur del Imperio. Hoy, las subastas de Christie's pueden alcanzar precios de escándalo

Porque la primera es Christie’s. La fundó James Christie en 1766, un momento perfecto en Reino Unido para el comercio de obras de arte (era lo que tenía el imperio). Ha sido una empresa pública hasta 1999 cuando fue comprada por el empresario François Pinault. Es capaz de subastar artilugios de todas las ramas de las artes, pero también otros productos como botellas de vinos. Y sus subastas pueden alcanzar precios de escándalo como el 'Salvator Mundi', de Leonardo Da Vinci, que se vendió por 450 millones de dólares en 2017.

En este fulgor por las obras de arte, Walter Bonham y Thomas Dodd, que comerciaban con libros antiguos, decidieron montar Bonham’s en 1793. En la actualidad subastan todo tipo de artículos. Una de las más famosas se celebró hace un par de años cuando subastaron motos antiguas y alcanzaron los 3,7 millones de libras.

Las tres, que ya están prácticamente en todo el mundo, son un trocito de la cultura británica imperial en España.

placeholder Los Sex Pistols, en concierto.
Los Sex Pistols, en concierto.

7. El punk y el 'brit-pop'

Margaret Thatcher llegó al cargo de primera ministra en 1979 y aunque este apartado trate de música, algo tiene que ver con todo esto.

A mediados de los setenta, ya fluía en UK un gran desencanto, al igual que entre sus primos estadounidenses con la guerra de Vietnam. Los británicos estaban para pocas tonterías y la juventud pasaba del rock a una actitud mucho más gamberra y, sobre todo, esencialmente pasota en cuanto a símbolos y todo lo que tuviera un prurito medio institucional. En 1977, los Sex Pistols lanzaron el himno God Save The Queen —God save the queen/ She's not a human being/ and There's no future/ And England's dreaming: más claro imposible—. Para 1979, el año de la irrupción de Thatcher, The Clash publicaban 'London Calling'. Paul Weller y The Jam alcanzaban un sonido más punk. Y despuntaban Siouxsie and the Banshees. Al otro lado del océano Los Ramones, Blondie o Talking Heads, entre otras bandas, hacían lo propio.

Los británicos estaban para pocas tonterías y tenían una actitud mucho más gamberra y, sobre todo, esencialmente pasota en cuanto a símbolos

De la misma época aunque con un sonido más 'post-punk' es otra banda mítica: Joy Division con Ian Curtis y Bernard Summer. Punks depresivos a los que marcó el suicidio de Curtis y el pelotazo póstumo de 'Love will tear us apart'. Sin ellos no se entenderían muchos grupos ochenteros como Kraftwerk, Neu! o, por supuesto, New Order.

Como sucede con casi todas las décadas, los noventa marcaron el rechazo del punk y el rock y regreso al pop sesentero. Nacía así el 'brit-pop' —ni grunge, ni electrónica ni rock—, con Blur y Suede como primeros espadas, a los que poco después se sumarían Oasis, Pulp, The Verve, Supergrass, Elastica, The Autors, que 25 años después no han acabado de irse del todo.

Este 31 de enero se producirá el Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Este divorcio —que ha durado largos meses, ha sido traumático y ha provocado hasta unas elecciones generales— llega después de 47 años de convivencia, con sus más y sus menos, como en todos los matrimonios.

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