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El fuego del trompetista Christian Scott incendia Madrid
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en el auditorio fernán gómez

El fuego del trompetista Christian Scott incendia Madrid

Mezclar bases rítmicas del África Occidental con ritmos más cosmopolitas es algo que no deja indiferente. Este revés anacrónico busca reivindicar las raíces africanas de este género

Foto: Christian Scott, Logan Richardson, Luques Curtis, Corey Fonville y Weedie Braiham. (Álvaro López)
Christian Scott, Logan Richardson, Luques Curtis, Corey Fonville y Weedie Braiham. (Álvaro López)

En el baño de caballeros del teatro Fernán Gómez (momentos antes de comenzar el concierto) dos amigos charlan sobre el espectáculo que van a ver mientras se lavan las manos: “A este chico (Christian Scott) le gusta mucho hablar durante los conciertos”, a lo que el otro amigo lo corrobora diciendo: “Así es, en el último concierto que vi se puso a explicarle al público como la Policía en Estados Unidos te trata diferente por ser negro. A ver con qué nos sorprende hoy, es un tío reivindicativo”, sentencia mientras los dos se apresuran para acceder al auditorio.

Dentro, una gran y enérgica ovación recibe a la banda nada más poner un pie en el escenario. La sala está completamente llena y entre el público destaca la presencia de mucha gente joven.

Su melodía es fuerte pero no agresiva, el espectáculo es estilístico tanto en el contenido como en la forma

Hay problemas técnicos, “we will back” se despide Scott nada más llegar, mientras vuelven a detrás de las bambalinas. A las 21:12 se soluciona y una ovación todavía más enérgica invoca al sexteto que da paso al comienzo del concierto.

El percusionista Weedie Braiham rompe el hielo con las congas sonando un figura en tempo lento que emula a la imagen de un despertar. Con delicadeza se le van sumando sus compañeros, primero Corey Fonville con la batería, después Scott con la trompeta, Luques Curtis al contrabajo y por último Logan Richardson al saxófono.

placeholder Christian Scott (Álvaro López)
Christian Scott (Álvaro López)

Su melodía es fuerte pero no agresiva, el espectáculo es estilístico tanto en el contenido como en la forma; la iluminación, los colores, la suavidad de los sonidos, los movimientos y gestos de cada integrante son tan expresivos que te hacen caer en la cuenta que esto va de sentir y nada más.

A mitad del concierto Scott vestido entero de rojo comienza a hablar con el público. Micrófono en mano primero pide perdón por los problemas técnicos y explica que ese momento es para valorar el Jazz, pero sobre todo para valorar la relación del público con la banda. “El Jazz sirve para comunicarse, para traducir mi humanidad y la vuestra, asique expresaros, dejaros llevar, sentiros cómodos, quitaros la ropa si así os hace sentir más agusto”, bromea el artista.

“El Jazz sirve para comunicarse, para traducir mi humanidad y la vuestra, asique expresaros, dejaros llevar, sentiros cómodos"

Acto seguido él se quita la americana y desde el público comienzan a oírse silbidos totalmente pícaros, el artista ríe mientras coge la pandereta.

Las congas ponen en marcha una base rítmica que emula a sonidos tribales, la banda comienza a sincronizarse dando paso a un equilibrio casi hipnótico. Scott baila mientras Richardson al saxo comienza un fraseo que parece meterle a él mismo de lleno en una especie de trance. Se calienta el ambiente. Observar a la banda es una sensación parecida como a la de observar una hoguera, es un placer cálido y acogedor.

placeholder Christian Scott (Álvaro López)
Christian Scott (Álvaro López)

Mezclar bases rítmicas del África Occidental con ritmos más cosmopolitas es algo que no deja indiferente. Lo que busca Scott con este revés anacrónico es justificar que el Jazz tiene raíces africanas muy profundas. En cierto punto del espectáculo el líder de la banda vuelve a coger el micro y señala a su compañero, el percusionista Weedie Braiham, explica que tenerle en la banda es algo nuevo, porque no es muy común utilizar congas en un grupo Jazz. Explica que en EEUU descartan esta parte del género porque no es como el Jazz clásico que todos conocemos. Precisamente por eso, ellos tratan de rescatar esta parte más folclórica y así la han plasmado en su nuevo álbum ‘Ancenstral Recall

El vibrante grupo dio un espectáculo de calidad en el que ellos mismos disfrutaron, rieron, bailaron y expresaron. Scott tiene determinación, no solo como líder de la banda, es una persona con una visión muy humana con la que busca despertar de su ceguedad a la sociedad.

En el baño de caballeros del teatro Fernán Gómez (momentos antes de comenzar el concierto) dos amigos charlan sobre el espectáculo que van a ver mientras se lavan las manos: “A este chico (Christian Scott) le gusta mucho hablar durante los conciertos”, a lo que el otro amigo lo corrobora diciendo: “Así es, en el último concierto que vi se puso a explicarle al público como la Policía en Estados Unidos te trata diferente por ser negro. A ver con qué nos sorprende hoy, es un tío reivindicativo”, sentencia mientras los dos se apresuran para acceder al auditorio.

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