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Frederick Wiseman: "Antes teníamos a Kennedy de presidente; ahora a un idiota"
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Frederick Wiseman: "Antes teníamos a Kennedy de presidente; ahora a un idiota"

Frederick Wiseman lleva 50 años rodando documentales sobre instituciones estadouinidenses y él mismo ha acabado convirtiéndose en una de ellas

Foto: Frederick Wiseman, leyenda viva del documental, en su reciente visita a España. (ECAM)
Frederick Wiseman, leyenda viva del documental, en su reciente visita a España. (ECAM)

Frederick Wiseman lleva 50 años rodando documentales sobre instituciones estadounidenses y él mismo ha acabado convirtiéndose en una de ellas. Su Oscar honorífico de 2016, sus cuatro premios Emmy y su reconocimiento en Cannes, Berlín y Venecia sirven de justificación tan somera como inmediata de la importancia de un cineasta hormiga, hormiga no sólo por la constancia de su trabajo, sino también por su filia por las comunidades, las organizaciones, las ciudades y por su capacidad de análisis del espacio, el grupo y su significado. Con casi una película por año —47 en el medio siglo de carrera— se considera un "workaholic", un adicto al trabajo cuya rutina es "tengo una idea, me dan los permisos, la ruedo y la monto en un proceso que tarda entre 12 y 14 meses, completo el proceso y vuelvo a empezar". Podría parecer Sísifo si de su trabajo no quedase un análisis casi clarividente de los cambios sociales y del American Way of Life que ha sufrido Estados Unidos desde finales de los sesenta hasta hoy. Y lo que venga.

Porque a sus 89 años sigue llevando su cámara por todos los rincones de su país: su último trabajo, 'Monrovia, Indiana' acaba de presentarse en España en el marco de una retrospectiva que le dedica la Filmoteca Española y ha aprovechado su paso por la capital para impartir un seminario en la Escuela de Cine y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM). "Lo de venir a dar charlas es porque no estoy en periodo de montaje, o porque me apetece hacer un paréntesis y tomarme un pequeño descanso o porque me pagan tantísimo dinero que no puedo decir que no", bromea. O no.

Wiseman ha clavado su cámara en lugares aparentemente anodinos —si hablamos en términos de movimiento y acción— como la Biblioteca Pública de Nueva York, el Instituto para Sordos y Ciegos de Alabama, la National Gallery de Londres o la ya mencionada Monrovia, un pueblo del Medio Oeste de apenas 1.400 habitantes, de esos de calles anchas y edificios de ladrillo bajos donde perfectamente podrían haber rodado 'Tres anuncios a las afueras'. ¿Y qué tiene Monrovia para haber atraído la atención de Wiseman? ¿Qué la diferencia de los otros cientos de pueblos desperdigados por las regiones más despobladas del país? "Me apetecía hacer una película en el Medio Oeste. Nunca había hecho una película allí —bueno, sí, una en Chicago—, pero me apetecía ir a una ciudad pequeña", explica Wiseman.

placeholder Frederick Wiseman a su paso por la ECAM. (ECAM)
Frederick Wiseman a su paso por la ECAM. (ECAM)

El cine de Wiseman, y él mismo, es abiertamente político en su trasfondo, en tanto en cuanto habla de las administraciones y de lo colectivo a través de las imágenes, porque no presta su voz en off al discurso, sino que da voz a quienes convierte de objeto a sujeto mediante su cámara. Encuentra los patrones, los detalles, el mosaico que conforma el todo. O al menos una parte del todo. Para rodar 'Monrovia, Indiana', Wiseman se instaló en la localidad durante 10 semanas. "Mientras yo he estado allí la gente ha hablado muy poco de política. En Monrovia, en las elecciones de 2016, un 65% de los votos fueron para Trump. Pero la gente no habla de política, lo que me sorprendió", analiza. Para él, la gente de Monrovia, aunque es "muy simpática y amable, no tiene curiosidad sobre lo que ocurre fuera de su ciudad". "No les importa demasiado el lugar que ocupa Estados Unidos en el mundo o los asuntos sobre el Brexit o la Unión Soviética o China… en ese sentido son bastante reservados y les interesa su iglesia, su familia, el equipo de fútbol de su instituto, el material agrícola…".

Wiseman: "En Monrovia algunos sienten que el Estado les ha dejado de lado. Otros que Trump es antiestablishment"

Entonces, esa mayoría indiscutible de Trump en las urnas, ¿de dónde sale? "Es difícil saber exactamente por qué votaron por Trump. Algunos sienten que el Estado les ha dejado de lado. Otros que Trump es antiestablishment. No se dan cuenta que sus medidas políticas son muy perjuciciales para ellos. Los tratados comerciales que propone Trump son muy malos para los granjeros, sobre todo en relación con China, que va a comprar menos a Estados Unidos. Pero les atrae con sus propuestas sobre religión, sobre el aborto… Trump representa los intereses de los ricos y está usando y engañando a este tipo de gente".

Con más de 120 horas de metraje en la maleta —de las que al final ha utilizado dos horas y viente minutos—, Wiseman ha seguido a los habitantes de Monrovia en su rutina ciudadana —sus salidas al trabajo, a comer, de compras— y ha extraído su esencia. Su cicerone fue la enterradora del lugar, prima de un amigo de Wiseman, "quien conoce a todo el mundo porque todo el mundo es un cliente potencial". Da igual una pizzería, una carrera de coches clásicos o la consulta de un veterinario: todos los lugares de paso de la comunidad son últiles frente a la cámara del director. "La mayor parte del tiempo que tardas en hacer una película como las mías no estás en rodaje, sino que estás conociendo gente y hablando con ella mientras tienes la cámara encima de la mesa. Es muy importante ser empático, amigable y responder a las preguntas de la gente".

Wiseman ha sido testigo de la evolución de Estados unidos en el último medio siglo y, experto como es en encontrar los patrones, podría analizar cuáles han sido los principales cambios del país que en los 60 era iondiscutiblemente hegemónico y que ahora parece enfrentarse a su propia decadencia. "Hablar de los cambios que se han producido en estos años en el modo de vida americano es una generalización demasiado amplia. Hablamos de un país con una población de 300 millones de personas. Cualquier cosa que diga será basura pretenciosa. No me gustaría hacer una generalización pomposa", se excusa. "Como mucho podemos hablar de que en estos años Estados Unidos se ha convertido en una nación mucho más multicultural y que hay muchos problemas en relación a ello. Estados Unidos, o al menos algunas partes de Estados Unidos, son mucho más tolerantes con la gente de otras razas, pero aunque se ha conseguido eso todavía hay mucho camino por recorrer. Eso sí, hace 60 años, Estados unidos tenía un buen presidente, como lo fue John F. Kennedy; ahora tenemos a un idiota narcisista. Es un cambio significativo".

Frederick Wiseman lleva 50 años rodando documentales sobre instituciones estadounidenses y él mismo ha acabado convirtiéndose en una de ellas. Su Oscar honorífico de 2016, sus cuatro premios Emmy y su reconocimiento en Cannes, Berlín y Venecia sirven de justificación tan somera como inmediata de la importancia de un cineasta hormiga, hormiga no sólo por la constancia de su trabajo, sino también por su filia por las comunidades, las organizaciones, las ciudades y por su capacidad de análisis del espacio, el grupo y su significado. Con casi una película por año —47 en el medio siglo de carrera— se considera un "workaholic", un adicto al trabajo cuya rutina es "tengo una idea, me dan los permisos, la ruedo y la monto en un proceso que tarda entre 12 y 14 meses, completo el proceso y vuelvo a empezar". Podría parecer Sísifo si de su trabajo no quedase un análisis casi clarividente de los cambios sociales y del American Way of Life que ha sufrido Estados Unidos desde finales de los sesenta hasta hoy. Y lo que venga.

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