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Un alpinista desnudo y antipático: Simón Elías, un escritor fuera de la norma
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Un alpinista desnudo y antipático: Simón Elías, un escritor fuera de la norma

Después de 'Alpinimo bisexual y otros relatos', el escritor riojano Simón Elías regresa con 'Las ventajas de ser antipático'

Foto: Una imagen de Simón Elías. (Daniel del Castillo)
Una imagen de Simón Elías. (Daniel del Castillo)

El riojano Simón Elías (Logroño, 1975) es un guía de montaña en la ciudad suiza de Chamonix. Se gana la vida con un deporte de riesgo: el índice de mortandad de los guías de montaña franceses es de una persona menos que el índice de mortandad de los soldados americanos en la guerra de Afganistán. Pero también practica otro no menos arriesgado: la literatura. Hace tres años publicó 'Alpinismo bisexual y otros relatos', una exaltación hedonista de este deporte fuera de toda épica, esfuerzo y gloria. Ahora acaba de publicar 'Las ventajas de ser antipático', con un subtítulo cargado de intenciones y que poco tiene que ver con las historias de montaña: Tribulaciones de un aventurero desnudo (Pepitas de calabaza editorial).

Porque lo que hace Elías en este libro, que es una mezcla de sus viajes por lugares como Esaouira, Lahore, el Rif, Teherán y ciudades europeas como París o Ginebra, libros, escritores —hay varios pasajes dedicados al marroquí Mohamed Chukri— y anécdotas históricas, es desnudarse ante el lector e intentar desnudarlo de sus prejuicios y oscuridades. El alpinista pone el piolet en el hueco que turba y molesta ya desde el inicio del libro con un desnudo integral en el Cañón del Colorado. "Es un acto de insurgencia, de rebelión, y una máscara de la comedia del arte con la que juego para divertir a los lectores. Pero no deja de ser un instrumento para amenizar la historia", comenta Elías.

Pero, ¿cómo llega un alpinista a enredarse con la literatura? Para él, ambas actividades "son un ejercicio de funanbulista, normalmente sin red. Escribir desde el corazón, lo que uno quiere escribir es arriesgado. Hay que estar en un determinado estado mental como estar en una pared". No ve demasiadas diferencias entre escalar una montaña y plantarse ante el papel en blanco. "La montaña ayuda a ser un poco antipático, a quitar los filtros, las cosas se dicen como son, a veces se grita, se insulta, se llora", relata. Un ejercicio tan desnudo como el literario. "Es que la montaña siempre es desnuda porque cuando estás allí te sientes bastante indefenso, pero esa es la idea del alpinismo: enfrentarnos a la montaña para sentirnos indefensos y crecer", añade.

Elías habla con personajes estrafalarios, muchas veces en los márgenes: prostitutas, actores porno, transexuales que viven escondidos en Pakistán

Y en sus relatos siempre camina al borde de ese abismo. Elías habla en sus textos con personajes estrafalarios, muchas veces en los márgenes. Protagonistas oscuros, que no sabemos si nos producen miedo o atracción. Prostitutas, actores porno, transexuales que viven escondidos en Pakistán. Y siempre con un punto hedonista, no de temor. "El punto de partida es que lo oscuro nos pertenece y por qué no disfrutarlo. Somos antipáticos, pecadores, gruñones, polígamos… Somos un montón de cosas que a veces no queremos asumir y una vez que las asumimos es todo mucho más fácil", sostiene.

placeholder Una imagen de Simón Elías.
Una imagen de Simón Elías.

Si hay un eje que bascula en todas sus historias es el del sexo. Aparecen tríos, sexo ocasional, relaciones heterosexuales, bisexuales, homosexuales. Sin distinción de orientación e identidad sexual. Como la comunidad de personas transgénero pakistaní en la que se detiene durante un capítulo. "Es un país al que voy todos los años. Hay una verdad muy mal comprendida y muy mal contada por los grupos de comunicación, por los gobiernos que intentan denostar a un país maravilloso. Para mí ir a Pakistán es como para otros ir a la Iglesia. Allí encuentro una verdad que es importante para mí", subraya.

Para mí ir a Pakistán es como para otros ir a la Iglesia. Allí encuentro una verdad que es importante para mí

Elías adereza estas historias siempre con un tono disfrutón. "Para mí la sexualidad es un tema fundamental, porque es la mayor pulsión humana. No hay nada más importante e intento normalizarlo porque parece que no se puede hablar de sexualidad y menos de ciertos tipos de sexualidad”, sostiene.

De hecho, en varias ocasiones alude a ciertos toques recientes de censura puritana como la recogida de las 10.000 firmas para retirar un cuadro de Balthus del Metropolitan de Nueva York o los chorros de tinta que se han derramado en los últimos tiempos con respecto a la novela Lolita. "Ahora vivimos en una sociedad absolutamente constreñida donde la censura impera más que nunca. Vivimos absolutamente asfixiados por la castidad y el puritanismo", comenta el alpinista que entiende que la única solución es "rebelarse contra lo establecido".

Vivimos absolutamente asfixiados por la castidad y el puritanismo

No obstante, 'Las ventajas de ser un antipático' —o un crítico o mirar con los ojos un tanto entrecerrados— es un libro cargado de humor en el que el propio Elías se ríe de sí mismo. "Cuando te ríes de ti puedes reírte de lo que te rodea. El humor es una de nuestras grandes salvaciones", asegura. Y su mirada se acerca mucho más hacia los fracasados. Hacia los que fallan. "Bueno, vivimos en una sociedad un poco abigarrada en la que no queremos contar más que nuestros éxitos. Y los éxitos no le interesan a nadie. El mundo está lleno de gente exitosa. Pero lo que es interesante son los fracasos, las debilidades", añade.

Tras la escritura, Elías siempre vuelve a la montaña. Su forma de vida, que también se ha convertido en una atracción para mucha gente. "Yo no estoy en contra de este furor. Me gano la vida con ello y estoy encantado de que la gente vaya a la montaña porque creo que la montaña aporta mucho, una serie de valores muy interesantes para luego manejarnos en sociedad. Y eso es bueno para todos", zanja.

El riojano Simón Elías (Logroño, 1975) es un guía de montaña en la ciudad suiza de Chamonix. Se gana la vida con un deporte de riesgo: el índice de mortandad de los guías de montaña franceses es de una persona menos que el índice de mortandad de los soldados americanos en la guerra de Afganistán. Pero también practica otro no menos arriesgado: la literatura. Hace tres años publicó 'Alpinismo bisexual y otros relatos', una exaltación hedonista de este deporte fuera de toda épica, esfuerzo y gloria. Ahora acaba de publicar 'Las ventajas de ser antipático', con un subtítulo cargado de intenciones y que poco tiene que ver con las historias de montaña: Tribulaciones de un aventurero desnudo (Pepitas de calabaza editorial).

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