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Viejas, elitistas y con pánico escénico: el éxito inesperado de Vainica Doble
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Viejas, elitistas y con pánico escénico: el éxito inesperado de Vainica Doble

Vainica Doble fueron una anomalía: se hicieron famosas sin querer, no ofrecían conciertos en directo y, a pesar de su falta de ambición, se convirtieron en un referente de la modernidad

Foto: Gloria van Aerssen y Carmen Santonja como Vainica Doble. (Elefant Records)
Gloria van Aerssen y Carmen Santonja como Vainica Doble. (Elefant Records)

Vainica Doble fueron una anomalía, como la polidactilia o un parisino modesto. En un negocio en el que el camino hacia la cúspide sólo resiste a base de suerte, empeño y cánones, cuando Carmen Santonja y Gloria van Aerssen publicaron su primer disco, 'Vainica Doble', en 1971, eran "muy viejas para hacer canciones" —rayaban la cuarentena—, tenían terror a actuar en directo —las acusaban de cantar sólo "en conserva"— y su música no encajaba con ninguna corriente del momento por culpa de una heterodoxia que sólo se consigue cuando no hay nada que ganar ni nada que perder. Es probable que, sin estar tan bien relacionadas —en su círculo cercano de familia y amigos alternaban con Iván Zulueta, Jaime de Armiñán, José Luis Borau, Mingote, Berlanga...— no hubiesen tenido siquiera la oportunidad, pero la tuvieron, y sin casi pretender aprovecharla, se convirtieron en un grupo con poso, en música imperecedera, credo de fans devotos e icono moderno y posmoderno —versión de Los Planetas incluida— antes de la España franquista hubiese olido el Posmodernismo.

placeholder Portada de 'Vainica Doble'
Portada de 'Vainica Doble'

Las mismas que cantaron "Ya no quieres solomillo/ estás desvitaminizada/ tu color es amarillo/ tu piel apergaminada" en 'La vegetariana', pusieron música al Evangelio según san Lucas y compusieron la banda sonora de '1, 2, 3... Al escondite inglés' (1969) de Zulueta y 'Furtivos' (1973) de Borau, entre otras. Fueron tan modernas como elitistas, tan profundas como frívolas y no escondieron sus contradicciones. Cuando Carmen Santonja murió en 2000, al poco de editar el disco 'En familia' con Elefant Records, 'El País' las catalogó como "una de las referencias esenciales para muchos artistas de diversas vanguardias de la música popular". Van Aerssen sobrevivió a su compañera más de quince años, durante los que al mito de Vainica Doble le dio tiempo a crecer como grupo de culto para las generaciones del nuevo milenio. Ahora la editorial Libros Walden reedita 'Vainica Doble', la recopilación de entrevistas a Santonja, Van Aerssen y su círculo más íntimo realizadas por el cantante y compositor Fernando Márquez, 'El Zurdo', publicadas originalmente en 1983 y a las que se le añaden los testimonios de artistas como Paco Clavel, el músico Alberto Montero o la compositora Lorena Álvarez.

Dijo Chávarri que Vainica Doble fueron "todo eso que los demás corrompen intentando ser". "Un observador avisado opinaría que son dos mamarrachas caídas de un guindo. Y estaría sombrado, el observador: son listísimas, maravillosas, sagaces y certeras. Son soberbias que se hacen las humildes sin pretenderlo", avisó Armiñán. Y como muestra irrefutable, el relato de Van Aerssen sobre la fundación del dúo: "Allá por el 66, viendo el Festival de Benidorm, me escandalicé tanto de lo malo que era aquello que llamé a Mari Carmen y le dije que por qué no nos lanzábamos a hacer canciones nosotras. A mí, tras ver aquel espanto, me parecía de lo más fácil. Y empezamos a componer canciones en 'pichinglis', que es como me arranco yo a cantar siempre", contó en 1983.

Van Aerssen era hija de un barón holandés, "un vago", y pariente lejana de Audrey Hepburn. Santonja bisnieta del pintor Eduardo Rosales

Santonja y Van Aerssen se habían conocido "en el año catapún" —en palabras de la primera—, jugando al baloncesto en el campo de deportes de la Ciudad Universitaria de Madrid, cuando asisitían a la Escuela de Bellas Artes. Van Aerssen era hija de un barón holandés, "un vago", y pariente lejana de Audrey Hepburn, aseguraba. Santonja pertenecía a una estirpe de pintores iniciada por el bisabuelo Eduardo Rosales —el pintor purista al que se dedica el paseo madrileño homónimo— y era hermana de la presentadora y pintora Elena Santonja y cuñada de Jaime de Armiñán.

placeholder Vainica Doble en una imagen de RTVE.
Vainica Doble en una imagen de RTVE.

A pesar del pedigrí, según sus propias palabras, ambas tuvieron que ponerse a trabajar bastante jóvenes porque la situación económica de sus casas era "siniestra": "No es que hayamos pasado hambre, pero nos ha faltado el canto de un duro", contó Van Aerssen. "Eso sí, en nuestras casas han sido gente muy sensible. Nunca hemos tenido que luchar con una madre plomo, hortera, absurda, o un padre que no se entera de nada".

Su camino involuntario hacia la fama empezó en ambos casos con el empuje —aunque no simpre en la dirección adecuada— de sus respectivas madres. "Mi madre, sin consultar ni nada, me matriculó con un señor que daba clases de dibujo, me prepararon y con trece años (oh, asombro general)… pues ingresé en la Escuela de Bellas Artes, caso muy extraordinario. Y claro, ya me tuve que quedar haciendo Bellas Artes cinco años. Y no me sirvió de nada, porque como no me gusta pintar...". "La pintura la he detestado toda mi vida: no me gusta nada ni pintar ni dibujar", contaba Van Aerssen. En el caso de Santonja, el instrumento de expresión utilizado fue el piano. "Desde pequeña me gustaba la música. Al parecer, tenía aptitud para el piano. Así que mi madre, enseguida: 'Esta niña, al piano, al piano'. Me metieron en el Conservatorio y me pasé cinco años tocando el piano, hasta aburrirme".

"No era un ama de casa esclava del hogar ni nada por el estilo: tenía cuatro hijos pero mucho servicio", contó Van Aerssen

Apenas eran adolescentes cuando se conocieron, pero todavía tendrían que pasar varias décadas para su fusión en Vainica Doble. Mientras Van Aerssen eligió la rutina tradicional de ama de casa —"me puse a tener niños y niños, y nuestras vidas se separaron un poco", aunque "no era un ama de casa esclava del hogar ni nada por el estilo: tenía cuatro hijos pero mucho servicio".—, Santonja saltó de un trabajo estrafalario a otro mayor: de paralítica en 'El Cochecito' de Azcona y Ferreri a mascota —un perro— en los primeros programas televisivos infantiles de su cuñado.

De vuelta a 1966, Santonja y Van Aerssen decidieron salvar el panorama musical español —nada más— y comenzaron a componer. Primero para programas de Televisión Española —'Tiempo y hora' o 'Fábulas'—, gracias a su contacto con Enrique de las Casas, directivo de la cadena. Después temas para otros grupos, como Nuevos Horizontes —más adelante Luz Casal y Sergio y Estíbaliz—, más programas —'Refranes', 'Las doce caras de Eva'— y villancicos. Y luego las bandas sonoras de '1, 2, 3... Al escondite inglés' y 'Furtivos'. "Iván estaba escribiendo mientras oía una de nuestras cintas, cuando, de pronto, me miró fijamente, se levantó, tiró la mesa, todo, se me ablanzó y empezó a darme besos, alucinado con lo que acababa de oír. Y desde entonces, amistad para toda la vida". "Desde que conocimos a Iván nos habíamos convertido en unas progres de lo más progre: descubrimos a Zappa, la Incredible String Band… y todo esto después dejaría su poso", cuentan en el libro.

placeholder Carátula de 'Heliotropo', su segundo disco
Carátula de 'Heliotropo', su segundo disco

Estuvieron a punto de llamarse Las Alegres Comadres de Aravaca, Pastel de Fresa o Pastel de Manzana, pero acabaron eligiendo Vainica Doble. La vainica, un bordado que se hace especialmente en el borde de los dobladillos, sacando algunas hebras del tejido, como respresentación del carácter de estar por casa de la génesis del grupo. Gracias al productor Pepe Nieto editaron en 1970 su primer EP, 'La bruja' / 'Un metro cuadrado'. "Nosotras creíamos que iba a ser un bombazo, al ver cómo estaba el panorama musical y al estar rodeadas de progres", le reconocieron a El Zurdo, pero "en ABC nos pusieron a parir y en la radio los progres acusaron a 'Un metro cuadrado' de reaccionaria". Su primer álbum, 'Vainica Doble', llegaría en 1971 de la mano del sello Ópalo.

Durante toda su carrera se movieron entre las aguas inestables de la élite y el 'establishment' y la disidencia. Una especie de 'bobos' —burguesas bohemias— castizas. La censura retuvo un tiempo '¿Quién pone el cascabel al gato?' y 'La cigarra y la hormiga' "la ponían en los colegios como ejemplo de canción 'destructiva' que los niños no debían oír", pero también tuvieron mucho apoyo de las instituciones —incontables encargos de TVE— y de sus amigos artistas.

Feminismo, ¿sí o no?

Uno de los momentos más sorprendentes del libro de El Zurdo es el rifirrafe entre Van Aerssen y Santonja a causa del feminismo, una muestra de que Vainica Doble era heterogéneo hasta en sus cimientos. A raíz del tema 'Mari Luz', Van Aerssen —recordar que había vivido como ama de casa—, reconoce que su intención era componer simplemente una canción de amor, mientras que Santonja había escrito la letra como una reivindicación feminista.

"Ahí empezaron las discusiones de las dos sobre el feminismo….", admite la primera. "Yo quería una canción de amor; nunca he sido feminista como Mari Carmen, sino de otra forma, y sigo pensando que a ninguna niña se la obliga a casarse ya con nadie, que la letra estaba desfasada de la época, como si estuviera escrita a principios de siglo. Además, como yo jamás he tenido esa opresión a mi alrededor, es algo que no acabo de entender". "Oye, que mi madre, con lo progre que es, no tenía otra meta en la vida que [casarme con un ingeniero]. Mi madre, con la palabra 'ingeniero', se obnubila. Vamos, es que levita", replica Santonja. "A mí lo que me subleva es hablar de opresión en nuestra generación, cuando todas hemos estudiado carreras, nos hemos acostado más tarde que nadie, hemos hecho lo que nos ha dado la gana…. ¡Casarse con un ingeniero industrial! Vamos, si eres tonta, claro que te casan", termina Van Aerssen.

placeholder Extracto de la portada de 'Carbono 14' (1997)
Extracto de la portada de 'Carbono 14' (1997)

A pesar de las diferencias, o precisamente por ellas, Vainica Doble permaneció en activo con rupturas y reencuentros durante treinta años y publicaron más de una decena de LPs, que no reventaron las cajas registradoras, pero que las fueron consolidando como artistas —y musas— de los márgenes. Quizás su mayor tropiezo fue la edición en 1997 del disco 'Carbono 14', producido por 'Capi' y que cuenta con las colaboraciones de Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Paco Clavel e Ismael Serrano. "Carmen se dio cuenta de la criatura deforme que (cual nuevo hijo de Rosemary) habían alumbrado y se deprimió bastante sintiendo haber cometido el pero error de su carrera. En cuanto a Gloria, fiel a su filosofía digna de un personaje de Gregory La Cava ('Me gusta el dinero, pero no sus responsabilidades'), se negó a entrar en la rueda promocionalmente dantesca […] y claro, el disco, falto de solidez conceptual de trabajos anteriores, encalló", lamenta El Zurdo.

Sin embargo, el recuerdo que queda de ellas es el de aquella afortunada anomalía. De ellas dijo Aute que eran "las dos autoras más importantes de los últimos años" y para Paco Clavel fueron "las brujas más delicadas, maravillosas, divertidas, rebeldes, juveniles, taquicárdicas y personales del pop español".

Vainica Doble fueron una anomalía, como la polidactilia o un parisino modesto. En un negocio en el que el camino hacia la cúspide sólo resiste a base de suerte, empeño y cánones, cuando Carmen Santonja y Gloria van Aerssen publicaron su primer disco, 'Vainica Doble', en 1971, eran "muy viejas para hacer canciones" —rayaban la cuarentena—, tenían terror a actuar en directo —las acusaban de cantar sólo "en conserva"— y su música no encajaba con ninguna corriente del momento por culpa de una heterodoxia que sólo se consigue cuando no hay nada que ganar ni nada que perder. Es probable que, sin estar tan bien relacionadas —en su círculo cercano de familia y amigos alternaban con Iván Zulueta, Jaime de Armiñán, José Luis Borau, Mingote, Berlanga...— no hubiesen tenido siquiera la oportunidad, pero la tuvieron, y sin casi pretender aprovecharla, se convirtieron en un grupo con poso, en música imperecedera, credo de fans devotos e icono moderno y posmoderno —versión de Los Planetas incluida— antes de la España franquista hubiese olido el Posmodernismo.

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