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'Lolita', ¿perversión u obra maestra? Las críticas de 1958 dan mil vueltas a las de hoy
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'Lolita', ¿perversión u obra maestra? Las críticas de 1958 dan mil vueltas a las de hoy

La obra cumbre de Nabokov sigue de actualidad y envuelta en la polémica, pero ¿cómo fueron las críticas que recibió nada más publicarse?

Foto: Sue Lyon en un momento de 'Lolita' (1962) de Kubrick. (MGM)
Sue Lyon en un momento de 'Lolita' (1962) de Kubrick. (MGM)

A 'Lolita' la rechazaron cuatro editores antes de ver la luz en el París de 1955; las artes de nínfula magnética que le impuso Humbert Humbert no le valieron para poner en jaque ni el bolsillo ni la reputación de ningún sello editorial. Hasta que Olympia Press —una modesta compañía francesa especializada en publicaciones eróticas— se arriesgó a mandar a imprenta los dos volúmenes de color verde escritos en inglés con los que un tal Vladimir Nabokov, escritor ruso emigrado a Estados Unidos, dinamitó los límites conocidos de los guardianes de la moral. Será que por sus manos nunca pasó un Pierre Louÿs. Aunque tampoco es difícil hacer saltar los plomos del radar de la decencia, sobre todo cuando la mecha de la pulsión del relato, el oscuro objeto del deseo, Lolita, Lola, Dolly, Lo, mide un "metro cuarenta y ocho de estatura" y todavía rinde cuentas ante sus maestros en la escuela.

placeholder Portada del primer volumen de 'Lolita' de 1955
Portada del primer volumen de 'Lolita' de 1955

Nada más publicarse el libro llegaron el escándalo y la censura. En Francia —y en Inglaterra— 'Lolita' estuvo prohibida hasta 1959. Así que cuando hace 60 años la editorial Putnam puso a la venta el 18 de agosto de 1958 la primera edición americana fue una de esas raras ocasiones en las que la vieja Europa ganó a los yanquis en puritanismo. En España, obviamente, la obra tampoco fue bienvenida: antes de que en los ochenta la editase Anagrama, los lectores hubieron de conformarse con una defectuosa traducción del sello mexicano Grijalbo y, como curiosidad, la adaptación al cine a cargo de Kubrick se proyectó por primera vez en Madrid en 1971, casi una década después de su estreno estadounidense.

Después del tiempo de digestión, vinieron el reconocimiento y las re(y mal)interpretaciones. 'Lolita', ¿una obra maestra de la literatura universal, un catéter hacia la degradación del alma, la fantasía onanista de un pervertido o la perfecta coartada del patriarcado más baboso?

Ya en 1975 Nabokov se lamentó de los análisis tergiversados de su novela: "Es muy interesante plantearse, como hacen ustedes los periodistas, el problema de la tonta degradación que el personaje de la nínfula que yo inventé en 1955 ha sufrido entre el gran público. No sólo la perversidad de la pobre criatura fue grotescamente exagerada sino el aspecto físico, la edad, todo fue modificado por ilustraciones en publicaciones extranjeras. Muchachas de 20 años o más, pavas, gatas callejeras, modelos baratas, o simples delincuentes de largas piernas, son llamadas nínfulas o 'lolitas' en revistas italianas, francesas, alemanas, etc. Y las cubiertas de las traducciones turcas o árabes. El colmo de la estupidez. Representan a una joven de contornos opulentos, como se decía antes, con melena rubia, imaginada por idiotas que jamás leyeron el libro".

placeholder  Vladimir Nabokov
Vladimir Nabokov

"En realidad, Lolita es una niña de 12 años, mientras que Mr. Humbert es un hombre maduro, y el abismo entre su edad y la de la niña produce el vacío entre ellos; entre ese vacío, ese vértigo, la seducción, atracción de un peligro mortal", prosiguió. "En segundo lugar, la imaginación del triste sátiro, convierte en criatura mágica a aquella colegiala americana tan trivial y normal en su género como el poeta frustrado Humbert lo es en el suyo. Fuera de la mirada maníaca de Mr. Humbert no hay nínfula. Lolita, la nínfula, sólo existe a través de la obsesión que destruye a Humbert. Éste es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa".

A 'Lolita' la rechazaron cuatro editores antes de ver la luz en el París de 1955; las artes de nínfula magnética que le impuso Humbert Humbert no le valieron para poner en jaque ni el bolsillo ni la reputación de ningún sello editorial. Hasta que Olympia Press —una modesta compañía francesa especializada en publicaciones eróticas— se arriesgó a mandar a imprenta los dos volúmenes de color verde escritos en inglés con los que un tal Vladimir Nabokov, escritor ruso emigrado a Estados Unidos, dinamitó los límites conocidos de los guardianes de la moral. Será que por sus manos nunca pasó un Pierre Louÿs. Aunque tampoco es difícil hacer saltar los plomos del radar de la decencia, sobre todo cuando la mecha de la pulsión del relato, el oscuro objeto del deseo, Lolita, Lola, Dolly, Lo, mide un "metro cuarenta y ocho de estatura" y todavía rinde cuentas ante sus maestros en la escuela.

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