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Cristina Morales: "No quiero reformar nada, quiero destruirlo todo"
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Cristina Morales: "No quiero reformar nada, quiero destruirlo todo"

'Lectura fácil' transita territorios incómodos y, por mucho que suene tópico, es imposible que deje a nadie indiferente

Foto: Cristina Morales. (EFE)
Cristina Morales. (EFE)

El pasado mes de octubre Cristina Morales (Granada, 1985) se proclamó ganadora del premio Herralde con su novela 'Lectura fácil', recién publicada por la editorial Anagrama. La obra es todo un puñetazo en la boca a múltiples caras sociales y literarias a partir de un relato sin retórica con cuatro discapacitadas como protagonistas. Con ella Morales se erige como la narradora más sólida de la generación nacida a mediados de los años ochenta del siglo pasado con una propuesta que, a lo largo de su trayectoria, no ha dejado de crecer entre una apuesta por la diferencia desde temáticas poco abordadas, un estilo siempre más depurado y el riesgo de asumir la literatura desde el campo de batalla. En este sentido 'Lectura fácil' transita territorios incómodos y, por mucho que suene tópico, es imposible que deje a nadie indiferente.

PREGUNTA. ¿Cuándo empezaste a escribir la novela tenías clara la idea de realizar una crítica social?

RESPUESTA: Desde el primer momento sí estuvo presente la idea de ejercer una crítica hacia el modo en que se enseña y se muestra la danza contemporánea, era más bien una crítica artística, pero claro, a partir de una crítica sobre el arte también es inevitable criticar la sociedad que lo genera.

placeholder 'Lectura fácil'. (Anagrama)
'Lectura fácil'. (Anagrama)

P. ¿Cómo surge la idea de centrar la novela en cuatro discapacitadas que viven en un piso tutelado?

R. Nace de una imagen en este lugar de la Barceloneta, en la fuente Carmen Amaya. Se relata una escena en la novela en la cual se está haciendo una fiesta de fin de curso de un taller de danza. Fui a este espectáculo. Estando entre el público vi en un balcón a unas mujeres que lo observaban con otra calidad de atención, pues los espectadores eran muy sumisos.

P. Algo muy normal en los espectáculos barceloneses.

R. Estas mujeres que observaban desde arriba comentaban lo que veían, se gritaban entre ellas y discutían. Trasladaron mi atención. Me parecieron fascinantes y un modelo de público insumiso. Y esta insumisión surgía de una lejanía de la normalización en la que estábamos sumidos.

P. Y quien reacciona distinto es condenable.

R. Eso es.

P. Son cuatro y supongo que uno de tus retos fue individualizar cada una a partir del estilo.

R. Ese fue el desafío más grande. No quería renunciar a las cuatro voces, en primer lugar porque me parecía empobrecer la novela si generaba cuatro personajes planos. Bolaño los tiene, todos hablan igual y no le resta calidad, pero me interesaba que no se expresaran igual. No tengo la pericia de Bolaño y además no quería caer en meter en el mismo saco a las cuatro discapacitadas por serlo, era una cuestión de matiz y color, todas ellas ven el mundo diferente y viven su opresión distintamente.

P. Àngels, para empezar, escribe una novela por whatsapp a través de un método que da título a a tu novela: 'Lectura fácil'.

placeholder Cristina Morales. (EFE)
Cristina Morales. (EFE)

R. Casi da título, porque la f es con minúscula y en el método todo va en mayúscula. El título tiene un juego lingüístico.

P. Patricia muestra que pese a estar protegidas están perseguidas, porque sabemos de ella por declaraciones judiciales. Las dos últimas son las conflictivas. Marga en la cultura popular sería ninfómana.

R. Sí, y además es analfabeta, pues nunca escribe. Pero ojo, no le digas ninfómana. Según los parámetros actuales es una persona hípersexualizada, es brutal como se transforma el lenguaje para decir lo mismo hasta que se connota el nuevo eufemismo y se le busca otro, es una forma de suavizar problemáticas.

P. Y en su problemática por tener esta disfuncionalidad se la condena.

R. Yo no la llamaría disfuncionalidad, diría que al tener esta insumisión para con el hecho sexual se la condena.

Es brutal como se transforma el lenguaje para decir lo mismo con eufemismos, es una forma de suavizar problemáticas

P. No deja de ser una paradoja que en una sociedad que consume porno con alegría y habla de poliamor alguien sea penalizado por vivir su sexualidad de forma totalmente libre.

R. Esto llega al punto de la intervención quirúrgica, no sólo desde la castración química. La intervienen quirúrgicamente para impedir lo indeseable que una mujer pueda vivir su sexualidad de forma completamente libre.

P. El conflicto sobre la esterilización que se plantea con Marga me ha hecho pensar en lo que quería hacer Sarkozy con los violadores.

R. Tengo una amiga que es un referente feminista que considera normal que la sociedad genere violadores. Castrar al violador es hacerlo con tu hijo pródigo y decir que te has pasado con la violencia que generas desde que nace un ser vivo hasta que comete el acto criminal. Me he pasado con la violencia imprimida. En el poder esto no genera ninguna reflexión más profunda porque existe un hombre que se cree con el derecho de atentar sexualmente contra otra persona.

P. Y ahí entramos en Nati, que tiene la mayor discapacidad, pero a lo largo de la novela es la portavoz crítica del sistema establecido.

R. Nati siendo la más discapacitada, que tiene mayor porcentaje de no inteligencia, es la que menos tolera el ataque a su autodeterminación. Esta gradación ocurre con todos los personajes. Nati que es la más discapacitada es la más insumisa. Àngels, al ser la menos discapacitada, tiene acceso a la cultura, de hecho es escritora.

P. Y en la novela que las ideas surjan de ese espacio es fundamental. No sería lo mismo si nacieran, por ejemplo, desde un hogar burgués.

R. Soy parte de estos espacios, he sido parte de estas asambleas e incluso he podido consultar actas de asambleas antiguas. He realizado una tarea de documentación para ver cómo estos espacios se han ido expresando ideas por escrito, y ahí efectivamente hay un punto importante de libertad. Un amigo que está en el meollo de las asambleas se reía mucho con la retranca y la crítica a las asambleas que ejerzo en la novela. Me gusta que desde dentro se percibe que no las sacralizo.

Esa tradición libertaria, tan importante en España, se ha silenciado, como si no existiera

P. A partir de la cubierta y ciertos tópicos alguien podría pensar en el 15M, pero no creo que las ideas de la novela salgan de ese momento.

R. Algunos personajes sí. Patri habla de la nueva política y cree que usando sus términos cuando se dirige a las responsables de las instituciones de discapacitados o a la jueza logrará mayor comprensión porque esas mujeres pertenecen a la nueva política. Esta retórica del 15M, luego institucionalizada, aparece en la novela, y lo hace desde un lugar perversísimo.

P. De hecho en la novela resucitas un pensamiento fundamental durante decenios en Cataluña que las instituciones han aniquilado: el pensamiento ácrata.

R. Sí, de hecho ya ni siquiera se menciona en las escuelas que en los años veinte la CNT era el sindicato mayoritario y las Arenas de Barcelona no daba abasto, se quedaba gente en la puerta cuando Salvador Seguí daba un mitin. Esto se ha eliminado de la Historia. Esa tradición libertaria, tan importante en España, se ha silenciado, como si no existiera.

P. Y tú resucitas un credo que hasta a la misma izquierda le resulta incómodo.

R. No lo llamaría credo. Me pongo del lado del fanzine que se pregunta qué es la ideología. Desde un sentido marxista clásico ideología es lo que tiene el poder, ideología es la justificación retórica de las condiciones de dominación. Por eso no lo llamaría credo, pero creo que la novela quiere recuperar un modo de construir pensamiento colectivo que no es vertical.

La novela quiere recuperar un modo de construir pensamiento colectivo que no es vertical

P. En algunos momentos parece que ellos caigan en clásicos de la izquierda contemporánea, la protección a las minorías, pero entienden que deben ir a bloque y actuar.

R. ¿Merece la pena la unidad de acción? Si alguien que lea la entrevista se encuentra por Barcelona un fanzine que se llama Contra la unidad de acción se lo recomiendo encarecidamente. Es un fanzine escrito desde el movimiento anarquista y crítico con la tendencia a buscar la unidad porque significa expulsar dentro del radical al más radical. Dicen no nos debe interesar la unidad tradicional de los demócratas.

P. En la novela hay críticas muy sutiles a la nueva izquierda, que al entrar en las instituciones se enajena por completa de lo que ocurre en la calle.

R. Naturalmente. Hay que examinar desde donde se habla. Como le puede a hablar a alguien desde el poder a alguien que no sabe si tendrá casa al día siguiente o vive en un cajero.

P. En la novela hay partes que pueden generar controversia dado lo pacato de nuestra sociedad, como las relaciones sexuales entre discapacitadas.

R. Creo que es de lo más inocente que tiene la novela, que dos personajes follen. No me lo había planteado. Ellas follan, ellos también y desde el lugar de la escritura creo que se expresa mucha frustración en estas personas a partir de una gestión totalitaria de sus vidas, donde no es que tengan acceso a elegir el libro que quieran leer o el canal de la tele, es que están controladas hasta en sus facturas. Como todos los personajes están en una situación de represión totalitaria creo que surgen catarsis sexuales a través de la desesperación, convencimiento político y también por la suerte de que estos personajes no están normalizados. Cuando se masturban, por ejemplo, es mera experimentación.

P. Planteamos esto a partir de cuatro discapacitadas, pero la novela apuesta por mostrar una absoluta normalidad cotidiana.

R. En la vida de los normalizados, en su vida sexual más concretamente, no me parece que eso sea tan fácil. Ahora follar está muy problematizado. No nos tratamos como seres sexuales, sólo lo hacemos desde lo sano que es el sexo, lo saludable que es y todo desde la monogamia y el lugar de la intimidad. Desde lo normalizado la autodeterminación sexual no es nada fácil.

P. Y es un elemento de mercado.

R. Sí, y no desde los términos de la prostitución. De mercado desde el punto y hora en que debes tomar una cerveza para poder entrar a alguien. Algunos personajes lo dicen, renuncian a la seducción, y eso los vuelve no normalizados, no quieren pasar por ese trámite que es un contrato de compraventa.

P. Bueno, ya puestos hasta hoy en día se habla de una izquierda sexy.

R. Eso no lo había escuchado, es el horror.

P. A partir del sexo entre discapacitados alguien podrá tildar la novela de progresista porque parece que la literatura haya renunciado a mirar la sociedad y ejercer una crítica, constructiva o como sea.

R. La crítica no debe ser constructiva, debe ser destructiva. No sé si lo he conseguido, pero en la novela no quiero proponer reformas, todo lo contrario, quiero destruir lo que existe.

P. No vas con simbolismos, pone el dedo en la llaga.

R. El otro día escuchaba a Pablo Iglesias diciendo alerta antifascista, salgan a las calles. Lo contemplaba con estupefacción, alucinando con su poca vergüenza. Debemos estar alerta de ellos, sencillamente porque está en el mismo juego de los que crítica. Cobra los sueldos de la misma caja, se sienta en la misma banqueta, jura la misma Constitución, es alucinante que se atreva a decir eso.

P. Mejor no hacer piruetas.

R. Eso de alerta fascista es un simbolismo, no tiene ningún contenido. Es como lo del dique de contención. Aquí tiene que haber una pira.

El pasado mes de octubre Cristina Morales (Granada, 1985) se proclamó ganadora del premio Herralde con su novela 'Lectura fácil', recién publicada por la editorial Anagrama. La obra es todo un puñetazo en la boca a múltiples caras sociales y literarias a partir de un relato sin retórica con cuatro discapacitadas como protagonistas. Con ella Morales se erige como la narradora más sólida de la generación nacida a mediados de los años ochenta del siglo pasado con una propuesta que, a lo largo de su trayectoria, no ha dejado de crecer entre una apuesta por la diferencia desde temáticas poco abordadas, un estilo siempre más depurado y el riesgo de asumir la literatura desde el campo de batalla. En este sentido 'Lectura fácil' transita territorios incómodos y, por mucho que suene tópico, es imposible que deje a nadie indiferente.

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