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¡Estos galos están locos! El salvaje pueblo que cortaba la cabeza de sus enemigos
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lo dice UN ESTUDIO CIENTÍFICO

¡Estos galos están locos! El salvaje pueblo que cortaba la cabeza de sus enemigos

Un equipo de científicos del CNRS ha confirmado que los que los escritos romanos ya aseguraban era realidad: los galos exhibían la cabeza de sus enemigos a modo de trofeo

Foto: Los galos cortaban y embalsamaban la cabeza de sus enemigos. (Pixabay)
Los galos cortaban y embalsamaban la cabeza de sus enemigos. (Pixabay)

"Las cabezas de los enemigos de mayor reputación solían embalsamarse en aceite de cedro para luego exhibirse a extraños. No se dignarían a devolverlos ni siquiera por un rescate de igual peso en oro": así hablaba el historiador romano Strabo en su 'Geografía' allá por el año 7 a. C, para señalar la fiereza de los galos, uno de los grandes enemigos de Roma. Pero, ¿era verdad esa salvaje leyenda? Ahora, un grupo de científicos ha echado luz al respecto.

Históricamente, siempre se ha creído que los galos eran uno de los pueblos más fieros que hayan pisado la faz de la tierra. Los escritos antiguos, principalmente romanos y griegos, cuentan que una de las prácticas más habituales tenía que ver con la exhibición de las cabezas de sus enemigos como trofeo. Una vez le arrebataban la vida al jefe adversario, le decapitaban, vaciaban el cráneo y lo embalsamaban como símbolo de poder para confirmar su victoria.

Foto: La momia del ataúd de hierro, en el momento de ser encontrada. (FOTO: PBS)

Sin embargo, todos los datos que se tenían hasta ahora sobre esta manera de actuar solo se podían encontrar en los escritos griegos y romanos, que generaban ciertas dudas por tratarse de enemigos directos que podían intentar simplemente desprestigiar a todo un pueblo. Es por ello que varios cientificos del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) se decidieron a buscar pruebas de la fiereza de los galos... y las han encontrado.

Para ello, el equipo de investigación se encargó de analizar once cráneos recuperados por los científicos en los últimos años, en los que consiguieron encontrar signos de traumatismo por decapitación, además de restos de la extracción del cerebro. En un estudio más pormenorizado, realizado a través de análisis químicos, se reveló que en los restos óseos se han podido encontrar vestigios de resina tratada para embalsamar las cabezas enemigas.

"Los resultados revelan que las muestras analizadas contienen biomarcadores de resina de coníferas y moléculas de compuestos aromáticos que se obtienen solo cuando la resina de los árboles de la familia del pino se calienta a altas temperaturas", aseguró en un comunicado el CNRS. O, lo que es lo mismo, se confirmó esta práctica de los galos: calentaban resina para embalsamar las cabezas, que colgaban en puertas o en verjas como modo de advertencia principalmente hacia los romanos.

placeholder Estatua de Vercingétorix, último líder galo, en Alise-Sainte-Reine. (CC)
Estatua de Vercingétorix, último líder galo, en Alise-Sainte-Reine. (CC)

Durante la investigación, publicada en el Journal of Archaeological Science, se utilizaron otros huesos de animales del mismo periodo como elemento de control, unos restos óseos en los que no aparecieron ni los golpes ni los restos vegetales hallados en las cabezas de los seres humanos. Eso sí, los investigadores no tuvieron manera de descubrir si los cráneos investigados se trataban de jefes de alto rango, como dice la leyenda, o se trataba de cualquier tipo de enemigo.

"Una pregunta para futuras investigaciones que surgen de este estudio es si esta práctica específica comenzó realmente a principios del siglo III a. C. o al final del siglo IV a. C.", asegura el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia. Los análisis científicos confirman la fiereza de los galos: decapitar a los enemigos para embalsamar sus cabezas y conservarlos como trofeos se convirtió en una práctica habitual de uno de los pueblos más beligerantes de la historia.

"Las cabezas de los enemigos de mayor reputación solían embalsamarse en aceite de cedro para luego exhibirse a extraños. No se dignarían a devolverlos ni siquiera por un rescate de igual peso en oro": así hablaba el historiador romano Strabo en su 'Geografía' allá por el año 7 a. C, para señalar la fiereza de los galos, uno de los grandes enemigos de Roma. Pero, ¿era verdad esa salvaje leyenda? Ahora, un grupo de científicos ha echado luz al respecto.

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