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Samaín o cómo Galicia combatió (y venció) al Halloween yanqui con su propia tradición
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Samaín o cómo Galicia combatió (y venció) al Halloween yanqui con su propia tradición

La recuperación de esta tradición la han liderado los profesores y asociaciones, a las que se han sumado incluso reconocidas empresas gallegas, para ganar "orgullo sobre lo propio"

Foto: El Samaín se celebra en Galicia mucho más que Halloween. (EFE)
El Samaín se celebra en Galicia mucho más que Halloween. (EFE)

Un viernes cualquiera de octubre, y en las paredes de granito de los locales de un pueblo cualquiera de Galicia no hay ni un solo cartel que anuncie una fiesta de Halloween. Hay calabazas, meigas y hogueras, pero las letras de esa fiesta traída desde Estados Unidos no aparecen por ningún lado. Hace una década, los bares y discotecas estaban plagados de papelería anunciando concursos de difraces para la noche de Halloween; en los últimos años, esas letras se han cambiado por la palabra Samaín (o Samhain). No es una fiesta nueva, aunque sí se encuentra en pleno momento de recuperación.

placeholder Carteles de fiestas de Samaín en Sarreaus y Esgos (Ourense)
Carteles de fiestas de Samaín en Sarreaus y Esgos (Ourense)

El Samaín es una fiesta que se venía celebrando en Irlanda antes incluso de que el cristianismo adoptara el día 1 de noviembre como festividad para homenajear a todos los santos. Era una tradición en la que se honraba a los antepasados de las familias y se utilizaban máscaras y disfraces de espíritus dañinos para repelerlos. Una tradición "lúdica, festiva y propia" que los Gobiernos locales no han dejado pasar: en 2016, la concellería de Culturas coruñesa presentó 'O noso Samaín' ('Nuestro Samaín'), un libro coeditado por el Ayuntamiento y al editorial Galaxia para dar a conocer entre los más pequeños algo que es más próximo a Galicia que el Halloween. "Nuestro Samaín, no Halloween": esta es la premisa de la autora, Loretta Birott, de nacionalidad venezolana y residente en A Coruña, para explicar en un libro ilustrado una tradición que, hasta hace unos años, era residual.

El mérito de recuperar esta historia fue del municipio coruñés de Cedeira que, con menos de 7.000 habitantes, dio el pistoletazo de salida a un 'rexurdimento' de la tradición celta. El primer estudio documentado del Samaín viene de la mano de Rafael López Loureiro, autor de 'Samaín: a festa das caliveras' ('La fiesta de las calaveras', de la editorial Ir Indo): junto a una asociación cultural llamada Chirlateira organizó las primeras fiestas, de las que ahora se encarga la Asociación Amigos do Samaín. En este municipio llevan casi tres décadas celebrando el Samaín, pero no ha sido hasta los últimos años cuando ha comenzado a extenderse por el resto de la comunidad autónoma.

Y durante el último lustro, no ha parado de crecer. Alba Villanueva, colaboradora de Barafunda Animación, una empresa gallega que se dedica a actividades de animación sociocultural, explica a este periódico cómo si bien "desde el principio la compañía dedicó parte de su esfuerzo a la recuperación de las tradiciones culturales de Galicia (...) de un tiempo a esta parte las contrataciones en estas fechas han ido aumentando". "Barafunda trata de adaptarse a todas estas demandas, pero siempre desde un punto de vista propiamente gallego, tratando de no caer en la superficialidad", añade. Pero más allá de la intención de este tipo de organizaciones, es importante valorar si la sociedad se ha adaptado a esta renovada vieja tendencia para desbancar al Halloween americano, y lo cierto es que parece que sí.

"Los niños y niñas hablan de Samaín con total naturalidad, sobre todo en la zona rural, ya que en muchas áreas nunca se dejó de celebrar como tal", relata la animadora, "y se han conservado disfraces como las calaveras, de origen celta y no estadounidense". "Entiendo que para muchos de esos niños y niñas el Samaín ya implica vaciar las calabazas, meterles una vela y dejarlas en los caminos y en las puertas de las casas para alejar los malos espíritus", agrega. Sin embargo, hay una brecha considerable entre las zonas rurales y las urbanas: "Desde nuestra experiencia en Ourense, en las ciudades está más colonizado. Se habla de Samaín pero se tiende a celebrar Halloween". Quizás por esta razón Barafunda opta por fomentar la "recuperación sin fisuras" de esta tradición, "siendo, como ha venido siendo, una recuperación desde abajo".

El importante papel de la Educación

Manuel Castro Lima, fundador y gerente de la empresa, tiene la misma sensación y resalta, además, el papel de la Educación en la recuperación de las tradiciones. "La mayoría de la gente que apoya el Samaín son los profesores (...); es muy importante su trabajo para no perder nuestras raíces. Nos damos cuenta de que los chavales conocen antes Halloween que Samaín, que se celebraba mucho antes", lamenta, comparando esta situación a lo que ocurre con el Papá Noel o el San Nicolás indoeuropeo, en detrimento de la figura propia de Galicia de O Apalpador —un carbonero que vive en la sierra de O Courel y que la noche del 24 de diciembre baja a palpar los vientres de los niños para ver si han comido suficiente a lo largo del año, y a quienes deja castañas y, con suerte, algún juguete—. "Esta es una manera de perder las tradiciones, pero creo que en la diversidad está el enriquecimiento de las personas", añade.

placeholder Desfile de Samaín en Ourense en 2014. (EFE)
Desfile de Samaín en Ourense en 2014. (EFE)

"Empezamos a hacer actividades de Samaín porque desde el principio del proyecto uno de los objetivos iba a ser recuperar nuestra cultura", explica el gerente de Barafunda. Y tanto es así que hace unos años, en 2013, publicaron un libro para niños pequeños —"no había entonces nada publicado para niños sobre Samaín"— titulado 'A casa do rato Renato' ('La casa del ratón Renato'), "que abarca todas estas fiestas, no solo el Samaín, sino el Magosto, o la 'matanza do porco'". Pero con respecto al Samaín, menos arraigado que otras costumbres como los Magostos o la tradicional matanza, ambas típicas del otoño, "es algo que tenemos que recuperar". "Es importante empezar desde pequeños a recuperar nuestra identidad y no como una imposición, sino como un juego, para que empiecen a recordar como lo hacían sus abuelos".

Tradición... y rédito comercial

Al igual de lo que siempre ha ocurrido con fiestas como San Valentín, Navidad o el propio Halloween, Samaín también se ha aprovechado para fomentar el consumo, aunque más que en las grandes compañías multinacionales se ha enfocado en el comercio local. Más de 100 establecimientos de la ciudad gallega de A Coruña participan este año en la edición de 2018 de Samaín A Coruña, iniciativa que lanzó el Ayuntamiento tras la llegada de Xulio Ferreiro (En Marea) a la Alcaldía. "El objetivo es promover el comercio de proximidad, alejando una tradición de fuera y acercándonos a algo que es más de aquí", explican a El Confidencial desde Samaín A Coruña. Y, como bien dicen, no puede participar cualquier local: deben ser comercios no situados en grandes superficies, ni tampoco bancos, supermercados, cadenas comerciales, bares ni restaurantes. En resumen, tiendas y locales de barrio, de toda la vida.

La decoración es obligatoria: "con zona interior o escaparate ambientado con motivos de Samaín", indican, aunque se pueden aprovechar los adornos de otras épocas: poca diferencia hay a nivel decorativo entre la fiesta americana y la celta. "Al final, estas tradiciones tienen una base parecida", añaden. No obstante, no se queda solo aquí. "A nivel académico, se celebran 'obradoiros' (talleres) para niños, donde se les explica qué es el Samaín y cuáles son las tradiciones. Los propios niños confeccionan su disfraz temático, y se les hace una ruta por los comercios, donde les regalan cosas".

Pero no solo a nivel institucional se ha promocionado esta fiesta propia de Galicia. Estrella Galicia, una de las marcas más reconocidas de la comunidad autónoma, ha estado innovando tanto en fabricación —incluso este mes de octubre ha sacado a la venta una cerveza con sabor a calabaza y vainilla— como en promoción, y no ha dudado en sumarse a esta tendencia de recuperar lo histórico de la tierra. 'Aquí, nin truco ni trato: aquí Samaín' es una de sus campañas publicitarias de cara a esta celebración, que ha decidido lanzar para "involucrarse a fondo en la reinvidicación del Samaín como una de las tradiciones más ancestrales del acervo cultural" de Galicia. Sin embargo, aprovechando la promoción de su cerveza especial de calabaza, la empresa se ha lanzado a dar a conocer "leyendas como la Santa Compaña, el rol de los druidas o qué son los 'calacús'", tal y como señalan en un comunicado.

"En las calles gallegas cada vez son más los que ponen en valor lo propio frente a las tradiciones foráneas", explican desde la compañía, y por eso la cervecera ha querido que se conozca más esta fiesta. "Los gallegos han decidido reivindicar con fuerza su Noche de los Muertos, con el objetivo de ganar reconocimiento y orgullo sobre lo propio", comentan. "En unos años quién sabe si todos los españoles empezaremos a celebrar el Samaín en lugar del Halloween".

¿Y... qué son la Santa Compaña o los 'calacús'?

La cervecera gallega la presenta como "una comitiva de difundos dirigida por una persona viva que tan sólo será libre cuando le pase el testigo a otra". Efectivamente, la leyenda dice que quien dirige la comitiva acaba perdiendo la vida poco después, por una u otra razón, y cede el testigo a aquél vivo con el que se cruce. Es una de las tradiciones más extendidas de Galicia, antes incluso del reavivamiento de la tradición del Samaín.

Foto:  La historia de la Santa Compaña se remonta a tiempos inmemoriales.

Otro de los términos que se maneja en estas fiestas y que puede sonar desconocido a quien no lo tiene cerca es el de 'calacú', una palabra que aparece por primera vez en el 'Catálogo de voces y frases gallegas' de frai Martín Samiento, del siglo XVIII. Se trata de una variedad de calabaza más grande de lo habitual que protagoniza la 'Noite dos calacús', una noche en la que las sociedades rurales decían adiós a la época de cosecha. Y su uso en día (o noche) de Samaín es el mismo que el de las calabazas de Halloween: "iluminadas, se colocaban sobre las cercas o en los cruces, para asustar a los caminantes", escribía Xoan Xosé Pérez Labaca. Y así se ha vuelto a hacer.

placeholder Calabaza en Alemania, durante la noche de Halloween. (EFE)
Calabaza en Alemania, durante la noche de Halloween. (EFE)

Un viernes cualquiera de octubre, y en las paredes de granito de los locales de un pueblo cualquiera de Galicia no hay ni un solo cartel que anuncie una fiesta de Halloween. Hay calabazas, meigas y hogueras, pero las letras de esa fiesta traída desde Estados Unidos no aparecen por ningún lado. Hace una década, los bares y discotecas estaban plagados de papelería anunciando concursos de difraces para la noche de Halloween; en los últimos años, esas letras se han cambiado por la palabra Samaín (o Samhain). No es una fiesta nueva, aunque sí se encuentra en pleno momento de recuperación.

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