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"La España de los 90 era gotelé y bloques de ladrillo rojo aterradores"
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"La España de los 90 era gotelé y bloques de ladrillo rojo aterradores"

El director de [REC] estrena 'Verónica' este viernes, una película basada en el 'Expediente Vallecas' uno de los sucesos paranormales más famosos de los 90

Foto: Paco Plaza en la alfombra roja del Festival de San Sebastián en 2014
Paco Plaza en la alfombra roja del Festival de San Sebastián en 2014

"La España de principios de los noventa era el gotelé blanco" y "los bloques de ladrillo rojo aterradores; en todas las ciudades de España había esos edificios de ladrillo rojo". El director Paco Plaza pinta el retrato de una España fea y apagada, como un preadolescente granujiento y malhumorado que piensa que el todo el mundo es injusto con él y que suspira por el día en el que dé un portazo y se marche de casa para convertirse en médico, astronauta o 'cowboy'. Antes de las Olimpiadas de Barcelona, de la Expo de Sevilla, de La Roja, del "España va bien" y del 'Aserejé'. Una época de aperturismo y de reivindicación del progreso de un país que buscaba el reconocimiento internacional para quitarse los complejos. Y, según Plaza, también una época de "ebullición paranormal en Madrid".

Este viernes se estrena 'Verónica', la última película de Plaza y, precisamente, inspirada en tres casos de fenómenos sobrenaturales ocurridos a principios de la década de los 90: "el 'Expediente Vallecas', el 'caso Embajadores' y un tercero del que ahora no recuerdo el nombre", se disculpa. El primero de ellos fue el que puso en marcha el proyecto, un encargo Apaches, la productora de cabecera de J. A. Bayona: en noviembre de 1992, la Policía Nacional redactaba un parte inquietante tras acudir al domicilio vallecano de la familia de Estefanía Gutiérrez Lázaro, una joven que había fallecido meses antes —por causas desconocidas, según el parte médico— después de jugar a la ouija con sus amigas. Los agentes se encontraron con muebles que abrían sus puertas "de forma súbita y antinatural", estruendos en zonas de la casa que estaban vacías y la aparición repentina de "una mancha de color marrón consistente identificada como babas", entre otras situaciones de "misterio y rareza", como quedó descrito en el informe.

placeholder Sandra Escaceda es la protagonista de 'Verónica'. (Sony)
Sandra Escaceda es la protagonista de 'Verónica'. (Sony)

"En el año 91 yo tenía la misma edad que tiene Verónica en la peli", cuenta Plaza. "Y también escuchaba a Héroes del Silencio, iba a un colegio de curas y pasaba todos los días frente a unos bloques de ladrillo rojo aterradores, jugaba a la ouija con mis amigos…". Porque 'Verónica', en cierta manera, es la película más personal del director valenciano, una reflexión sobre "el paso de la infancia a la adolescencia" y "sobre todo el miedo que vives cuando eres adolescente". "Ese abismo a lo desconocido que supone crecer y la resistencia me interesaba mucho", reconoce. Además, el viaje de ocho semanas de vuelta a la España de su infancia le ha servido también para resarcirse de aquellos pequeños traumas materiales infantiles: ese reloj-despertador con forma de gallina que siempre ansió tener y —hasta ahora— no tuvo o aquel juego de mesa, El imperio cobra, que nunca le regalaron y que gracias al rodaje, ahora se ha quedado. Justicia mitómana con retroactividad y alevosía.

'Verónica' está centrada en la España del pre-92, el momento en el que se convirtió —o creemos que se convirtió— en un país moderno

'Verónica' "está centrada en la España del pre-92, que es el momento en el que España se convirtió —o creemos que se convirtió— en un país moderno. Hacemos olimpiadas, la Expo, no se qué… Esa ebullición festiva… que a la vez trata del paso de la infancia a la adolescencia de Verónica" —¿y de nuestro país?— "y al mismo tiempo de la frontera entre la realidad y la fantasía". Partiendo del 'Expediente Vallecas', poco a poco Plaza y el guionista Fernando Navarro fueron alejándose del caso real, añadiendo detalles de otros sucesos de la crónica paranormal patria.

placeholder Un fotograma de la película. (Sony)
Un fotograma de la película. (Sony)

"Hay que dejar claso que está inspirado, que no es un documental", incide el cineasta. "Estábamos tomándonos tantas libertades con la historia real que no queríamos que se interpretase como una reconstrucción fidedigna de los hechos. Incorpora elementos de varios casos reales de la misma manera que 'El exorcista' está basado en un caso real de un niño poseído en no me acuerdo qué ciudad de Estados Unidos [el caso de 'Roland Doe' en Cottage City, Maryland y St. Lois Missouri] o 'El exorcismo de Emily Rose', basado en el exorcismo tan famoso que hubo en Alemania [en Würzburg, más concretamente], pero no son una reconstrucción".

Hay que dejar claso que está inspirado, que no es un documental

Llama la atención que Plaza, un director que ha encontrado su nicho en el cine de género, que ha construido una carrera sólida alrededor de posesiones demoníacas, holocaustos zombis —bueno, zombis no, infectados— y leyendas de licantropía, se declare bastante escéptico respecto a los fenómenos paranormales. "Yo creo que todo lo que consideramos inexplicable es que no lo estamos mirando desde el ángulo correcto. No es que no crea en lo sobrenatural, sí creo, pero creo firmemente que hay cosas que no tienen explicación… que sepamos. Nada tiene explicación hasta que la tiene".

Como un documental de leopardos

'Verónica', aunque resulte extraño, está más cerca del cine costumbrista que de los monstruos de la Hammer. Con un reparto de actores infantiles sin experiencia —capitaneados, eso sí, por un mito como Ana Torrent— y un rodaje con mucha improvisación, a Plaza le interesaba "la idea de que la película tuviera un aroma por momentos casi documental". "Para mí fue como si fuéramos a rodar un documental con leopardos. Condicioné todo el planteamiento a los niños. Era muy importante intentar que se olvidaran del equipo, así que rodamos con teleobjetivos desde muy lejos. Robándoles planos: cuando comen, comen de verdad, a la hora de comer. Mientras, les iba pidiendo que se contasen cosas y cuando hablan entre ellos, están hablando de verdad. He buscado, ante todo, una aproximación muy naturalista tanto en la interpretación de las nenas como la forma de retratarla".

placeholder 'Las nenas' protagonistas de 'Verónica'. (Sony)
'Las nenas' protagonistas de 'Verónica'. (Sony)

'Las nenas' son Sandra Escacena, Bruna González y Claudia Placer, que junto a Iván Chavero y Ana Torrent conforman la familia protagonista. Para encontrarlos fue necesario un casting de alrededor de 800 niños. "Nos dimos seis meses para encontrar a Verónica", prosigue. "Yo quería alguien que no hubiese hecho nada. El factor actor con experiencia a los 17 es un oxímoron, porque la experiencia que puede haber tenido un niño a esa edad es más de haber cogido vicios de la tele o de la publicidad, que le quitan toda la naturalidad. Yo quería atrapar a una persona de verdad. Verónica apareció el primer día a las 11 de la noche. La directora de casting se le olvidó dar a grabar de lo nerviosa que se puso, porque intuyó que iba a ser ella. Era Sandra. Le hicimos otra prueba y yo a todo el mundo que venía a mi casa le ponía el vídeo. Todos me decían que Sandra tenía algo mágico".

10 años después de [REC]

En 2007, hace una década, Paco Plaza y Jaume Balagueró provocaron una convulsión en el cine español con una película de apenas un millón y medio de euros de presupuesto. [REC], que había nacido como un pequeño pasatiempo sin pretensiones, acabó recaudando más de 27 millones de euros en todo el mundo, iniciando una de las tetralogías españolas más exitosas y llamando la atención de la industria estadounidense, que estrenó su propio remake, 'Quarantaine', apenas un año después. "Para nosotros fue una sorpresa total y un orgullo tremendo. El otro día tenía una amiga en Groenlandia, rodando un documental sobre esquimales, y una chica esquimal le dijo que su película favorita era [REC]. Te cuentan esto y lo flipas, claro. Para nosotros fue una peli que era un divertimento; pensábamos que no se iba a estrenar, ni nada. Estábamos esperando que saliera una peli para mí y otra para Jaume [Balagueró] y no salía nada y nos dijimos: 'Oye, ¿y por qué no hacemos esto?'".

Sí es verdad que antes se hacía más cine de terror que ahora, pero nunca ha habido mucho

Se habló entonces de un 'boom' del cine de terror nacional, que además había logrado hacerse un hueco en las carteleras internacionales. Pero, para Plaza, ese 'boom' fue más un espejismo que una realidad. "Tanto Bayona con 'El orfanato' como [REC] ayudaron a crear esa sensación, y sí es verdad que se hacía más cine de terror que ahora, pero nunca ha habido mucho".

En aproximadamente tres semanas tendrá lugar el estreno internacional de 'Verónica' en el Festival de Toronto, donde también proyectarán 'El autor' de Manuel Martín Cuenca, 'Loving Pablo' de Fernando León de Aranoa y 'El secreto de Marrowbone' de Sergio G. Sánchez. Una extraordinaria —en todos los sentidos— presencia del cine español, sobre todo al tener en cuenta la habitual exigua presencia de producciones españolas en las secciones oficiales de los festivales internacionales de clase A. "En el caso de Cannes está orientado a un cine que aquí no se favorece", razona el cineasta. "De alguna manera Cannes, por ejemplo, simboliza el riesgo, la expansión de las fronteras del cine, experimental en un sentido autoral, un cine que en España no se favorece, por la coyuntura. Aquí está limitado a muy pequeñas películas, que luego son las que mejor resultado dan, en mi opinión subjetiva. A mí, de este año, las pelis que más me han gustado han sido 'Verano 1993' y 'Júlia ist' y son pelis súper pequeñas, en las que nadie arriesga nada".

placeholder Otra imagen de 'Verónica'. (Sony)
Otra imagen de 'Verónica'. (Sony)

Pero antes del estreno de Toronto, Plaza se enfrenta a la cartelera española, el momento más decisivo para su película. "Tengo muchísimos nervios. Hoy ha sido el primer día que duermo mal y ya hasta que se estrene dormiré mal. Porque es una responsabilidad. Quieres que la peli guste, que el público vaya a verla y la disfrute, y te sientes muy vulnerable en un momento de exposición brutal. La película no está completa hasta que se encuentra con el público y es un momento crucial en el que tu intervención es mínima. Hasta ahora en todos los momentos importantes tú eras el que tenía el control de los elementos —controlas el guión, controlas el 'casting', controlas el rodaje— y el estreno es… como mandar a un hijo a estudiar fuera y ver qué pasa. Ojalá que le vaya bien, piensas, que le traten bien y que le quieran".

"La España de principios de los noventa era el gotelé blanco" y "los bloques de ladrillo rojo aterradores; en todas las ciudades de España había esos edificios de ladrillo rojo". El director Paco Plaza pinta el retrato de una España fea y apagada, como un preadolescente granujiento y malhumorado que piensa que el todo el mundo es injusto con él y que suspira por el día en el que dé un portazo y se marche de casa para convertirse en médico, astronauta o 'cowboy'. Antes de las Olimpiadas de Barcelona, de la Expo de Sevilla, de La Roja, del "España va bien" y del 'Aserejé'. Una época de aperturismo y de reivindicación del progreso de un país que buscaba el reconocimiento internacional para quitarse los complejos. Y, según Plaza, también una época de "ebullición paranormal en Madrid".

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