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'Converso', cuando pasarte al catolicismo te hace sentir un 'friki'
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'Converso', cuando pasarte al catolicismo te hace sentir un 'friki'

El documental de David Arratibel muestra como toda su familia se convirtió, ya de adulta, al catolicismo. Un caso insólito en una sociedad cada vez más agnóstica

Foto: Arratibel y su familia en un fotograma de 'Converso'
Arratibel y su familia en un fotograma de 'Converso'

Desde que Podemos anda a la greña con la Iglesia católica y RTVE por un quíteme usted las misas de la parrilla de la televisión pública, muchas han sido las voces que se han decidido a proclamar con orgullo un "yo sí voy a misa", desde Montoro hasta Junqueras, pasando por El Juli, Bertín Osborne o la abiertamente pía Tamara Falcó. Como todo en esta vida es acción-reacción, nada y menos tardaron las redes sociales en hacer de la expresión de fervor religioso una chanza llenando Twitter de 'memes' y chascarrillos. Cuando Raúl del Toro, que jamás se había interesado por eso de la religión, se compró su primera Biblia y su primer catecismo hace seis o siete años, tuvo también la sensación de ser un proscrito: "Iba por la calle escondiéndome y pensando: ¡qué friki soy!". Quizás friki no, pero extraño, su caso, lo es un rato: un hombre adulto conviertiéndose repentinamente al catolicismo. Y tras él su mujer. Y su suegra. Y su cuñada. Todos en cadena. ¿Nos habremos vuelto tan posmodernos que ahora la subversión se encuentre en una hostia consagrada?

Foto: La creación de Adán según Miguel Ángel

David Arratibel quedó entonces como el último vestigio de agnosticismo en su familia. En su casa nunca habían sido de ir a misa, ni de rezar, ni de leer la Biblia. Pero en cuestión de unos años, todos en su casa salvo él se entregaron devotamente a los brazos de la fe católica. De su pasmo y su inicial incomprensión nace 'Converso' un documental con el que ha intentado comprender ese proceso de transformación religiosa y existencial de su familia. El filme, que se presentó en la Sección Oficial de Largometraje documental del Festival de Málaga, llega hoy a los cines.

"Si practicas meditación trascendental o eres creyente de una filosofía oriental, todo suena súper exótico, súper guay y súper interesante. Si eres católico te cuestionan de base y, ahora mismo, es complicado serlo y decirlo en público" y que alguien se convierta "resulta extraño", plantea este documentalista navarro que empezó haciendo una película sobre la reconstrucción de un órgano histórico y acabó haciendo terapia de grupo para "cerrar conversaciones pendientes" con una familia que había experimentado una profunda transmutación. "Mi relación personal con la religión siempre ha sido una no-relación. Nunca hemos sido religiosos en mi casa, y aunque mi madre diga que de joven lo fue, yo ni recuerdo ni he encontrado una mínima evidencia". Pero de un día para otro, en 2008 ó 2009, en la casa -de sus hermanas, de su cuñado, de su madre- empezaron a aparecer los primeros rosarios y crucifijos. "Yo necesitaba entender lo que estaba ocurriendo", confiesa Arratibel, "porque siempre he tenido muy poca sensibilidad trascendental, nunca he pensado demasiado en la muerte y con la iglesia he tenido una relación de cuestionamiento y de rechazo".

"Si eres católico te cuestionan de base y, ahora mismo, es complicado serlo y decirlo en público"

'Converso', en el origen, ni se llamaba 'Converso' ni iba a tratar de lo que acabó tratando ni le interesaba demasiado a Arratibel. "Mi cuñado, Raúl [actual organista de la iglesia de El Salvador de Pamplona], me propuso hacer una película sobre un órgano que había encontrado en una iglesia anglicana al sur de Londres y que se lo había regalado el párroco", cuenta. "Lo habían desmontado y lo habían trasladado en piezas desde Londres hasta Pamplona, y la película comienza con esa invitación para hablar sobre órganos de iglesia y sobre lo que siente un organista al tocar algo con tanta potencia y tanto significado trascendental o litúrgico". Pero a mitad de entrevista, la cabeza de Arratibel hizo 'click'. Como en una epifanía, "de repente me di cuenta de que la película iba a ser otra y que iba a tener más que ver con lo que les había pasado a ellos, con su encuentro con Dios".

placeholder La familia de David Arratibel en 'Converso'
La familia de David Arratibel en 'Converso'

"Quise documentar cómo es ese proceso de fe en el que alguien pasa del 'Dios no existe' a en tres segundos tener la certeza de que Dios existe. Tiene que ser una reacción mental...", se sorprende. "Yo no podía entender de manera racional cómo se puede llegar a esa certeza". Todos hablan de "el proceso", pero cada uno de ellos llegó de manera muy diferente. El primero, Raúl, "nunca había sido ateo porque el ateísmo parecía una cosa insostenible desde la razón", pero sí había pasado una temporada en la que su "vida espiritual se enfrió totalmente", "quizás por el agnosticismo imperante" en la sociedad o "la falta de riqueza espiritual del ambiente" que lo rodeaba.

Foto: David Rieff. (EFE)

Primero fue un libro de Benedicto XVI -que acababa de ser nombrado Papa- comprado en un momento de aburrimiento en un viaje de trabajo. Luego vinieron los catecismos, las biblias, los libros de teología y por último llegó la revelación. Hasta entonces, Raúl entraba en la iglesia exclusivamente para tocar el órgano, pero jamás se sentaba en los bancos de los feligreses. "Un día plomizo fui en Pamplona a una misa". y pasó que "los mismos textos que había escuchado miles y miles de veces, que me sabía de memoria y que incluso me aburrían... pues me eché a llorar", cuenta en el documental.

Conversión en cadena

"En el caso de mi hermana María fue diferente", explica Arratibel. Todo cambió cuando conoció a Raúl, su entonces profesor de conservatorio. "Raúl tenía un grupo con el que quedaban a hablar de filosofía, de teología, hablaban del Universo y hacían grupos de debate, a los que yo estuve también a punto de ir alguna vez", se ríe. "Al principio ella decía '¡Mira estos frikis!', pero luego le pidió a Raúl que la llevase a una de esas cenas. Y de las seis personas que iban a esos encuentros se han acabado por convertir cinco".

"La sociedad tendría que tender a la religiosidad. Antes había como una especie de utopía social, pero ahora todas las utopías se nos han caído"

Por su parte, Pilar, la madre de Arratibel había participado de joven en asociaciones cristianas de base, pero fue cuando fue testigo "del proceso de su hija" cuando decidió convertirse al catolicismo con devoción. Y tras ella Paula, su hija pequeña, que entonces no creía pero quería creer. Su madre cuenta que "un día entró por la puerta y dijo:'Es que he comprendido que Dios existe'". Y ya sólo queda el director, que aunque sigue sin ser creyente, ha querido utilizar el documental como un intento de "conseguir la armonía" con su familia "sin que sea la iglesia quien interprete el afecto que nos une".

Por ejemplo, "cuando mi hermana me dijo: 'Esta película en realidad ya ha valido mucho porque de una puta vez hemos podido hablar tú y yo, porque esto me ha pasado hace seis años y tú no querías hablarlo porque te daba mal rollo'. Entonces pensé que cómo había podido ser tan miserable de que esto le hubiese pasado a mi hermana y que yo no hubiese querido hablar de ello. Y la primera vez que me siento con ella es con una cámara delante".

placeholder Arratibel con parte de su familia
Arratibel con parte de su familia

Y aunque no comparte la fe de su familia, Arratibel admira su decisión. "Me parece valiente su reflexión, porque a los humanos contemporáneos no nos da por quedar a debatir sobre la otra vida o el universo. No estamos acostumbrados a la reflexión profunda y a la valentía para acercarnos a la verdad. Mi hermana buscaba la verdad, fuera cual fuera. Y la buscaba con convicción, un caso raro en una actualidad en la que es más cómodo quedar a tomar unos gintonics. La sociedad tendría que tender a la religiosidad. Antes había como una especie de utopía social, pero ahora que todas las utopías se nos han caído, a lo que la sociedad nos está empujando es a buscar el significado de las cosas en algo más grande, algo que le dé sentido a una vida cuando es complicado vérselo", explica.

Una Iglesia más cuestionable

Eso sí, para él el tema de la jerarquía eclesiástica es más controvertido. "Con respecto a la homosexualidad y la transexualidad, lo que molesta es que alguien cuestione tu modelo de vida, y es un aspecto que me parece muy cuestionable por parte de la Iglesia y no me parece bien", prosigue, "pero por otro lado también se cuestiona a los creyentes en su propio ser. Eso sí, no lo justifico y me parece que es intolerable. Yo el otro día lo hablaba con un cura amigo de mi hermana y le decía que no entiendo cómo pueden plantear con el tema de la homosexualidad que sea el entorno social el que lo fomenta, cuando esto ha ocurrido en todos los tiempos de la historia".

"Ahora parece que todo lo que tenga que ver con la Iglesia se tiene que alinear con la derecha más neoliberal"

"La religión católica ha cometido tantos errores como institución, siempre vinculada a los regímenes y al poder, aunque también ha habido cosas maravillosas como la teología de la liberación o los cristianos de base", reconoce. "Yo trabajo con la plataforma antidesahucios desde hace años y hay gente de los movimientos cristianos de base, gente súper comprometida y que lo hace desde el amor al prójimo y a Dios. Y ahora parece que todo lo que tenga que ver con la Iglesia se tiene que alinear con la derecha más neoliberal. Y puede ser porque encontró una alianza cuando la izquierda la atacaba y la República la cuestionaba, cuando la Iglesia lo lógico es que estuviese mucho más cerca de la izquierda porque es menos lo que las separa a nivel conceptual".

Desde que Podemos anda a la greña con la Iglesia católica y RTVE por un quíteme usted las misas de la parrilla de la televisión pública, muchas han sido las voces que se han decidido a proclamar con orgullo un "yo sí voy a misa", desde Montoro hasta Junqueras, pasando por El Juli, Bertín Osborne o la abiertamente pía Tamara Falcó. Como todo en esta vida es acción-reacción, nada y menos tardaron las redes sociales en hacer de la expresión de fervor religioso una chanza llenando Twitter de 'memes' y chascarrillos. Cuando Raúl del Toro, que jamás se había interesado por eso de la religión, se compró su primera Biblia y su primer catecismo hace seis o siete años, tuvo también la sensación de ser un proscrito: "Iba por la calle escondiéndome y pensando: ¡qué friki soy!". Quizás friki no, pero extraño, su caso, lo es un rato: un hombre adulto conviertiéndose repentinamente al catolicismo. Y tras él su mujer. Y su suegra. Y su cuñada. Todos en cadena. ¿Nos habremos vuelto tan posmodernos que ahora la subversión se encuentre en una hostia consagrada?

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