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Muere André Glucksmann, el filósofo que enterró el 68
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uno de los grandes pensadores franceses

Muere André Glucksmann, el filósofo que enterró el 68

Fuer un militante activo del mayo francés al tiempo que iniciaba una demoledora revisión crítica del proyecto marxista que le llevaría hasta posiciones liberales próximas a Sarkozy

Foto: Andre Glucksmann (REUTERS/Charles Platiau)
Andre Glucksmann (REUTERS/Charles Platiau)

Se batió el cobre en las barricadas parisinas en las jornadas de mayo de 1968 en las filas de los 'prochinos', la difusa galaxia de militantes maoístas desafectos del comunismo soviético. Ese mismo año André Glucksmann (Boulogne-Billancourt, 1937) publicaba su primer libro, 'Le Discours de la Guerre', en el que arrancaba una línea de pensamiento afín a una izquierda antitotalitaria que no temía equiparar marxismo y nazismo, como hizo en su obra clave, 'La cocinera y el devorador de hombres'. Fue uno de los llamados 'nuevos filósofos' que acapararon la atención de Francia en los 80 junto a Bernard-Henri Lévy o Alain Finkielkraut y, en los últimos años, apoyó la guerra de Iraq y pidió el voto en 2007 para Nicolas Sarkozy. Esta madrugada, y según ha anunciado su familia en las redes sociales, ha fallecido en París a los 78 años.

Aquellos nuevos filósofos gustaban y se dejaban gustar por los medios pero no reultaban simpáticos. Glucksmann y compañía fueron duramente criticados por su vedettización pero, sobre todo, por mostrar un firme anticomunismo de izquierdas en una Francia donde la hegemonía del comunismo en la cultura nunca había sido disputada. Glucksmann denunció el totalitarismo de la Unión Soviética, ensalzó valores ancestrales del liberalismo como el respeto a los derechos humanos y acabó por enterrar las ideas de mayo del 68 que en su día defendió con fervor: "Sí, soy un converso", confesó.

Atento a la filosofía política pero también a las formas de la vida religiosa, Glucksmann se revolvió en los últimos tiempos contra el terrorismo islamista y señaló las "complacencias" de la izquierda frente a esta nueva forma de "totalitarismo". En su último libro de éxito publlicado, 'Los dos caminos de la filosofía' (Tusquets, 2010), resumía las dos posibles vías del pensamiento en la actualidad, a la manera libre y antidogmática de Sócrates, o a la nihilista y ansiosa de Heidegger.

En una entrevista a Der Spiegel en 2012, en plena crisis económica, Glucksmann se mostraba escéptico y temeroso respecto al futuro de Europa: "Europa sigue siendo un parque de atracciones de las ideas. Pero el pensamiento está tan fragmentado, tan lastrado por los escrúpulos hacia sí mismo que huye del auténtico momento de la verdad. En ese sentido, se parece a la política como dos gotas de agua".

Se batió el cobre en las barricadas parisinas en las jornadas de mayo de 1968 en las filas de los 'prochinos', la difusa galaxia de militantes maoístas desafectos del comunismo soviético. Ese mismo año André Glucksmann (Boulogne-Billancourt, 1937) publicaba su primer libro, 'Le Discours de la Guerre', en el que arrancaba una línea de pensamiento afín a una izquierda antitotalitaria que no temía equiparar marxismo y nazismo, como hizo en su obra clave, 'La cocinera y el devorador de hombres'. Fue uno de los llamados 'nuevos filósofos' que acapararon la atención de Francia en los 80 junto a Bernard-Henri Lévy o Alain Finkielkraut y, en los últimos años, apoyó la guerra de Iraq y pidió el voto en 2007 para Nicolas Sarkozy. Esta madrugada, y según ha anunciado su familia en las redes sociales, ha fallecido en París a los 78 años.

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