Toparse con la coherencia siempre es de agradecer. Y si eres un músico español y le cuentas a alguien (un domingo al mediodía con unas cañas de por medio, por ejemplo) que has reunido algo de dinero para cruzar el charco y pagarte la grabación de tu próximo disco en la Meca de la música americana, hay que emanar coherencia a raudales para que no te tomen por un loco o un despistado.
Pues así es Quique González y así llega este martes a nuestro mercado discográfico su octava pieza oficial, 'Daiquiri Blues'. Una obra de trece temas que sirve para consagrar la carrera de este artista madrileño de 36 años y situarla en la senda de los más grandes compositores de nuestro país. Ha viajado para ello a Nashville, capital del country y ciudad fetiche de la música popular americana, y se ha rodeado de colaboradores de la talla de Al Perkins, guitarrista veterano presente, sin ir más lejos, en el 'Exile on Main St.' de los Rolling Stones.
Quique sale satisfecho de la relación con sus colaboradores norteamericanos en este disco, a los que transmitió, por petición de aquellos, en pocas palabras y de forma concisa, el sentir de cada canción antes de grabarla. El resultado es un disco de sonidos atmosféricos, cercanos a Wilco. Las letras siguen la tónica de los trabajos anteriores, una sucesión de fotos en movimiento con mujeres legales (y otras no tanto), orgullo de barrio y momentos épicos por su cotidianidad. Nostalgia bien comprendida y un emotivo sentimiento de euforia contenida completan el poemario del mundo que susurra, siempre con los ojos cerrados, Quique González.
El primer single no es nuevo para ninguno de sus seguidores más acérrimos. La gran mayoría, por cierto. La luna debajo del brazo ha sido interpretada en la última gira del madrileño, que resultó un éxito. El cierre de la misma, con tres conciertos en el teatro Joy Eslava de Madrid en los últimos días de 2008, le encumbraron a la cima de la crítica y el público más sibarita. Este corte no sorprende a nadie que conozca su música y puede, a la vez, enganchar a todo aquel que se acerque a descubrir las realidades que se desprenden de su tono templado. "Ahora es fácil decirme que no lo sabías, pero tú me seguías el juego". Frases sencillas, verdades relativas de los tiempos que nos han tocado vivir.
Toparse con la coherencia siempre es de agradecer. Y si eres un músico español y le cuentas a alguien (un domingo al mediodía con unas cañas de por medio, por ejemplo) que has reunido algo de dinero para cruzar el charco y pagarte la grabación de tu próximo disco en la Meca de la música americana, hay que emanar coherencia a raudales para que no te tomen por un loco o un despistado.