Los espectáculos cómicos dominan el festival Fringe, de Edimburgo

Los espectáculos cómicos dominan también este año el festival alternativo Fringe, de Edimburgo, el mayor de su clase en el mundo, que arrancó el domingo y dura hasta el 25 de agosto. Durante las próximas semanas, la capital escocesa será una fiesta continua y no sólo por lo que se refiere a las funciones en los teatros -grandes o de bolsillo-, sino también por las actuaciones improvisadas en calles y plazas.

Prestidigitadores, magos, payasos, instrumentistas, tragafuegos, cómicos y todo tipo de artistas hechos o en ciernes, en fin, cualquiera que tenga algo que ofrecer al público es bienvenido en esa ciudad, construida en parte sobre un volcán extinto. Es tan extenso el programa del Fringe que parece una guía de teléfonos: para desesperación sin duda de los críticos encargados de hacer las reseñas, hay en cartel más de dos mil espectáculos protagonizados por 18.800 artistas que se representarán en 247 escenarios.

El Fringe es un buen examen para cualquier cómico que quiera hacer carrera y una extraordinaria plataforma de lanzamiento para los mejor dotados. Una compañía prácticamente desconocida puede llenar diariamente una sala gracias a una propaganda de boca a boca, alzarse con un premio y conseguir luego una gira nacional al final del festival. Otros ya no lo necesitan y, sin embargo, acuden al festival.

Tal es el caso, por ejemplo, de la veterana cómica estadounidense Joan Rivers, ganadora de un Emmy y candidata a un premio Tony, que a sus 75 años trae esta temporada a la capital escocesa su nuevo espectáculo. Se trata del titulado Joan Rivers, a work in progress by a life in progress (Una obra en marcha a cargo de una vida en marcha), en la que actúan ella y otros tres artistas y que ya ha presentado con éxito en San Francisco y Los Ángeles.

La acción se desarrolla en el camerino de la actriz, y la propia Rivers niega que su espectáculo se encuadre en el género conocido como stand-up comedy sino que, según ha explicado ella misma, es una obra de teatro con cuatro personajes.

Hal Cruttenden y Owen O'Neill

Otros famosos cómicos que aspiran este año a la seriedad teatral es Hal Cruttenden, que produce e interpreta en Edimburgo Coming up for Air, de George Orwell, u Owen O'Neill, que ha llevado a Edimburgo la polémica Absolution sobre un asesino en serie que decide acabar con varios sacerdotes que abusaron de él en su adolescencia.

Por lo que se refiere a los musicales se anuncian funciones de Little Shop of Horrors y I Love you, You're Perfect, Now Change, así como Return to the Forbidden Planet, de Bob Carlton, y Assassins, de Stephen Sondheim.

Tony Blair y su guerra de IraQ no han sido, por lo que parece, olvidados y así Tony, The Blair Musical vuelve a Edimburgo, y se le suma otro inspirado también en el ex primer ministro británico y titulado Tony of Arabia.

El Fringe coincide en parte con el famoso Festival Internacional de Edimburgo, que comienza el 8 de agosto y dura hasta el 31 del mismo mes, y en el que habrá teatro, ópera, conciertos de música clásica, actuaciones coreográficas y exposiciones de arte. Su nuevo director, Jonathan Mills, ha querido dedicar esta edición a la cultura -o mejor, las culturas- de una Europa en la que se han vuelto a trazar las fronteras en todas las direcciones: fronteras no sólo políticas y geográficas, sino también culturales, sociales y religiosas.

Artistas de Polonia, Hungría, Rumanía, Bosnia y Georgia coincidirán con otros del Líbano, Turquía, Palestina, Israel e Irán, países que afrontan también, según Mills, "retos fronterizos específicos", y podrá escucharse música de las tradiciones cristianas ortodoxas junto a composiciones del mundo islámico.