La ampliación del Prado abre sus puertas con una exposición sobre el siglo XIX

Mañana se inaugura la ampliación del Museo del Prado con una exposición muy especial que quiere otorgar visibilidad al arte español muy olvidado en todas las grandes exposiciones: el del siglo XIX. Así lo hizo constar Miguel Zugaza, director de la institución, en la presentación de la muestra, en la que resaltó la voluntad de mostrar “un Prado oculto durante muchos años, y que adelanta un siglo de arte hasta el futuro”.

José Luis Díez, uno de los comisarios junto a Javier Barón y Jefe del área de conservación de pintura del siglo XIX, destacó que “La apuesta del museo de un paso de gigante respecto a lo que han hecho otros países, pues en España estaba pendiente incorporar el arte del siglo XIX y lo pone en la línea de la museística mundial”. Añadió que esta laguna en las grandes exposiciones se debía a que el arte de este siglo “se veía como representante de unas políticas de las que se querían huir, por eso ahora era el momento de recuperarla”.

“Ha sido una depuración exquisita de 1000 cuadros que se han quedado en los 89 que se pueden contemplar en la muestra”, dijo Díez, especificando que “estas colecciones jamás se han visto tan bien como aquí, ya que cuando se encontraban en el Casón de Buen Retiro muchos eran vistos en meros pasillos”.

De Goya a Sorolla

La muestra ocupa las salas A, B y C de la planta baja y primera con un recorrido que abarca desde Francisco de Goya, con tres pinturas de diferentes décadas: La marquesa de Santa Cruz (1805), La duquesa de Abrantes (1816) y Juan Bautista de Muguiro (1827); hasta las luminosas pinturas de Sorolla, con cuyo famoso cuadro Chicos en la playa, que despide al visitante de la muestra.

A través de su recorrido muestra las diferentes etapas artísticas acaecidas durante este siglo, como el neoclásico, con las obras de Vicente López y José de Madrazo; o el romanticismo representado en las figuras de Leonardo Alenza, Gerardo Pérez Villamil, Eugenio Lucas y Antonio María Esquivel. Después se detiene en grandes nombres como Federico de Madrazo en una sección bajo el título de Purismo académico, que junto a este artista practicaron con genialidad otros como Eduardo Rosales.

Mención especial requiere el apartado dedicado a La pintura de historia, donde se pueden contemplar los lienzos más grandes en un espacio iluminado en su zona central por luz natural que recae con especial ligereza sobre uno de los cuadros estrella de la muestra: Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga (1887-1888), de Antonio Gisbert.

Un tono más intimista

En la última sala la muestra adquiere un tono más intimista, abriéndose con El paisaje realista, en el que el gran protagonista son las naturalezas imponentes de Carlos de Haes; siguiendo con Fortuny y su círculo, en el que se muestra el virtuosismo del autor de Viejo desnudo al sol (1871); y continuando con Del realismo al fin del siglo en el que destacan los trabajos de Francisco Domingo Marqués o Ignacio Pinazo. El capítulo final lo ocupan los temas a pie de mar y los retratos de Sorolla, así como los paisajes de Beruete.