La Compañía Nacional de Teatro Clásico ultima su proyecto de una "Joven Compañía"

El director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), Eduardo Vasco, ultima el proyecto para crear la "Joven Compañía Nacional", "un paso de gigante" para la veterana institución, que este mes celebra su XX aniversario en Argentina, donde ofreció su primera representación en abril de 1986. "Estamos ultimando lo que puede ser la conformación de la Joven Compañía Nacional; para mí sería un paso de gigante porque resultan obvios los resultados de la primera escuela de teatro clásico: una gran parte de los actores de hoy proceden de ella", explica Eduardo Vasco en una entrevista.

El director de la Compañía apuesta por "la posformación y la especialización" de actores, para que "manejen al dedillo un texto de teatro clásico y vivan la experiencia de una compañía. No se puede hacer a Lope de Vega sin actores formados para ello", añade.

Vasco se convirtió hace año y medio en el director más joven de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con el propósito de recuperar el espíritu de su fundador, Adolfo Marsillach. "No tardé mucho en decidirme. Dirigir la CNTC es una especie de regalo que te hace la vida y tienes que aceptar sin demasiadas dudas", afirma. Sobre lo hecho hasta ahora, comenta: "tengo un equipo de gestión de una calidad que me ha permitido dar la vuelta al calcetín en un año y medio".

A su juicio, "la CNTC vivía tiempos complicados porque la actividad estaba bastante reducida y la presencia internacional era casi nula, cuestiones relacionadas con el momento que atravesaba el país y el concepto de teatro público que se manejaba".

Su concepto de teatro público tiene dos vertientes, que explica así: "revitalizar el teatro de nuestros ancestros, pero con una cierta capacidad de investigación y de riesgo. Si al teatro público se le quita eso, se convierte en una opción mercantil más y haríamos 'Don Juan Tenorio' sin parar".

"Es más transgresor una viola de gamba que un proyector de vídeo"

"Nuestro patrimonio es lo suficientemente antiguo como para resultar hasta insoportable si se hace de una manera excesivamente reconstructiva. Por eso, la Compañía necesita ese componente de riesgo", aunque, eso sí, "me parece más transgresor una viola de gamba que un proyector de vídeo", puntualiza.

En esta línea, él mismo ha dirigido Viaje del Parnaso, la primera escenificación de un poema de Cervantes, o Amar después de la muerte, un drama de moriscos de Calderón y la producción que más gente ha llevado al teatro.

No obstante, a partir de ahora dirigirá menos, pues comenzó con mucha actividad y quiso ser el primero en trabajar con los nuevos elencos y en renunciar "a monstruos escenográficos". "Un director invitado no puede hacer lo que quiera con la Compañía", advierte.

En esta nueva etapa, las producciones giran, de media, por 10 ciudades, gracias a los tres elencos de actores, cada uno de ellos con dos títulos. Ahora queda la "consolidación", explorar nuevos títulos y la proyección internacional.

Para celebrar este veinte aniversario, la compañía permanecerá 15 días en Buenos Aires representando en el Complejo San Martín dos montajes, Amar después de la muerte y El Castigo sin venganza. Y es que, la primera representación de la CNTC tuvo lugar en el Teatro Cervantes de Buenos Aires, recuerda Vasco, quien adelanta que en España también habrá "una pequeña celebración", con la edición de un libro y una exposición organizada por el Museo Nacional de Teatro en Almagro.