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¿Combatir la 'infoxicación'? Los expertos abogan por dotar de herramientas a los ciudadanos
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ENCUENTRO EL CONFIDENCIAL - Philip Morris

¿Combatir la 'infoxicación'? Los expertos abogan por dotar de herramientas a los ciudadanos

Representantes de la Administración pública y la empresa privada analizaron cuáles son las claves para que la población tenga criterio propio a la hora de acceder a la información

Foto: Encuentro 'Comunicación transparente, ciencia y desinformación'.
Encuentro 'Comunicación transparente, ciencia y desinformación'.

Fue a principios de siglo, en paralelo a la generalización del uso de internet, cuando se acuñó el neologismo infoxicación, que hace mención a la saturación informativa que nace con la publicación masiva y sin control que permiten los medios de comunicación digitales. En apenas dos décadas, estos nuevos canales han multiplicado la cantidad de mensajes que recibe el público y el quid de la cuestión parece estar en que, en numerosas ocasiones, este flujo informativo tiene como origen a personas y grupos que no son profesionales de la comunicación y que publican a través de redes sociales, blogs, foros o espacios similares. Recientemente, a esta dinámica se suma el concepto de posverdad, término que se refiere a como la información se contamina con carga emocional para ponerla al servicio de objetivos e intereses concretos.

Ante una situación tan compleja cabe preguntarse qué herramientas son útiles para que la población pueda diferenciar la información veraz de la que no lo es. Incluso surge la cuestión de cómo están afrontándolo desde el ámbito institucional y el sector privado. Para responder a estas preguntas, El Confidencial organizó junto con Philip Morris una mesa redonda que tuvo por título Comunicación transparente, ciencia y desinformación, en la que participaron María Rubiños, ex directora general de Transparencia, Gobierno Abierto y Atención al Ciudadano de la Comunidad de Madrid, y Juan Páramo, director de Comunicación de Philip Morris en España.

La primera en abordar la cuestión fue María Rubiños, quien aseguró que “el punto de vista de la Administración pública debe ser similar al del entorno corporativo porque la problemática es la misma: una gran parte de los ciudadanos y consumidores están desorientados debido a la enorme cantidad de información que circula en la actualidad y, para poder discriminar lo válido de lo que no lo es, necesitan algún tipo de guía”. La experta añadió que “además sería interesante que se pudieran capacitar y dotar de criterio para que fueran ellos mismos los que pudieran identificar la información veraz, pero esto resulta más complicado”. Al margen de esta necesidad de alfabetización informacional, se preguntó “si realmente interesa a todo el mundo que la población sea más crítica”.

Bajo la perspectiva de la empresa, Juan Páramo precisó que “cuanto mejor informado esté el consumidor, tendremos una sociedad más preparada para el progreso. Solo investigando y documentándose podrán ser más críticos con los mensajes que reciben y hacer frente a la información interesada y la infoxicación”. Y puso un ejemplo propio: “En Philip Morris, nos encontramos en un proceso de transición para dejar definitivamente el cigarrillo y apostar por soluciones que reduzcan el impacto en la salud de los consumidores. No obstante, encontramos mucha dificultad a la hora de transmitir este mensaje debido a la desconfianza y desinformación”, destacó.

placeholder Juan Páramo, director de Comunicación de Philip Morris.
Juan Páramo, director de Comunicación de Philip Morris.

Como antídoto, el responsable de comunicación de Philip Morris propuso “ser transparentes y consistentes en el tiempo”. “Constantemente —continuó—, ponemos a disposición de todo el mundo estudios científicos que demuestran que nuestros nuevos productos sin humo emiten menos sustancias dañinas que los cigarrillos, pero muchos usuarios siguen sin creernos porque, en ocasiones, el debate se plantea desde los intereses creados y la ideología”.

Por su parte, María Rubiños afirmó que “debemos dotar a las instituciones públicas de organismos que faciliten el acceso a la ciencia para el grueso de la población porque si se traslada complejidad, se genera desconfianza”, subrayó. En este sentido admitió que “en ocasiones, las relaciones con el sector público se establecen desde el recelo”. “Por ejemplo —relató—, actualmente todos los ciudadanos pueden disfrutar de lo que se conoce como derecho de acceso a la información pública, pero realmente solo es utilizado por algunas organizaciones concretas”, detalló.

Y los medios, ¿qué posición deben tomar?

El papel de los medios y de los profesionales de la comunicación también tuvo un espacio destacado durante la tertulia. Así, Juan Páramo explicó que “si bien antes se hablaba del cuarto poder, ahora podría existir un quinto constituido por el entorno digital. Este nos obliga a ser más honestos y transparentes a las empresas. Por lo tanto, es bueno que existan blogs, foros y redes sociales que aporten información veraz desde todos los puntos de vista”, señaló. Sin embargo, el experto igualmente defendió el rol de los medios de comunicación de corte más tradicional, ya que “creemos firmemente en su capacidad para contar historias, siempre desde el filtro del análisis y la interpretación profesional”, apuntó.

Respecto a las propias compañías, expuso que “vivimos en la era del propósito y esto nos obliga a cumplir con una función social que vaya más allá de ganar dinero para los accionistas. Tenemos que escuchar lo que nos pide tanto el consumidor como la sociedad en su conjunto, es nuestra responsabilidad”.

placeholder María Rubiños, ex directora general de Transparencia de la Comunidad de Madrid.
María Rubiños, ex directora general de Transparencia de la Comunidad de Madrid.

María Rubiños también puso de relieve uno de los potenciales de la prensa: “Los medios de comunicación profesional hacen mucho más accesible la información que la Administración pública. A la hora de trasladar los datos, logran un equilibrio muy correcto para ofrecer información a una audiencia muy diversa, pero también llegan a aquellos usuarios que quieren detalle”. En su opinión, “se deberían poner en marcha proyectos pilotos basados en un ecosistema formado por la Administración pública, la sociedad civil y los medios de comunicación con el objetivo de mejorar la gestión de la información y escalar aquellos que sean viables”, propuso.

Para concluir, los dos participantes en la tertulia coincidieron en señalar que “el desarrollo y la generalización en el uso la Inteligencia Artificial complicará aún más las cosas en lo que a desinformación e infoxicación se refiere”. Pese a que ambos reconocieron que el impacto de esta tecnología será determinante, no quisieron ampliar un análisis que dejaron para futuras mesas de debate.

Fue a principios de siglo, en paralelo a la generalización del uso de internet, cuando se acuñó el neologismo infoxicación, que hace mención a la saturación informativa que nace con la publicación masiva y sin control que permiten los medios de comunicación digitales. En apenas dos décadas, estos nuevos canales han multiplicado la cantidad de mensajes que recibe el público y el quid de la cuestión parece estar en que, en numerosas ocasiones, este flujo informativo tiene como origen a personas y grupos que no son profesionales de la comunicación y que publican a través de redes sociales, blogs, foros o espacios similares. Recientemente, a esta dinámica se suma el concepto de posverdad, término que se refiere a como la información se contamina con carga emocional para ponerla al servicio de objetivos e intereses concretos.

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