Solo hay contagios en la hostelería, por R. Arroyo

Estimado director:

Soy un hostelero. Una vez más, nos vuelven a señalar como los culpables de la transmisión del covid-19. A partir de hoy, los políticos vividores me obligan a cerrar mi negocio. Parece ser que el covid-19 solo se contagia en bares, cafeterías o restaurantes.

En los centros comerciales, llenos hasta la bandera con ventilación artificial, espacios cerrados y sin ningún tipo de control de aforo, no se contagia nadie.

En los bingos, casas de apuestas y casinos, donde por cierto se siguen sirviendo todo tipo de bebidas, con ventilación artificial en espacios cerrados y superando el aforo permitido, no se contagia nadie.

En los autobuses o el metro, espacios cerrados, sin ventilación adecuada y donde no se respetan las distancias mínimas, no se contagia nadie.

En las universidades, donde se han realizado los exámenes de forma presencial y además había más de 90 alumnos en cada aula, sin poder respetarse las distancias mínimas y con una ventilación deficiente, no se contagia nadie.

Podría seguir con más ejemplos, pero creo que son suficientes.

Los políticos vividores, con sus decisiones y porque no han hecho absolutamente nada para evitar o prevenir esta situación, nos están arruinando.

¿Dónde está el personal que deberían haber contratado en Sanidad?

¿Dónde están los medios materiales que deberían haber comprado?

¿Dónde están las ayudas para los sectores más afectados?

Les voy a decir dónde está todo ese dinero:

En sus incrementos salariales. En los incrementos de sus dietas. En vivir a cuerpo de rey a costa de los contribuyentes. En las televisiones y prensa escrita, que han comprado. En las subvenciones de partidos políticos y sindicatos. En los salarios de todos los ineptos que tienen como asesores.

Y mientras, los españoles de a pie cada día tenemos más dificultades para poder mantener a nuestras familias y a ellos no les importa lo más mínimo que tengamos que cerrar nuestros negocios y no podamos conseguir generar el sustento de nuestras familias.

Rafael Arroyo Gómez