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"¿Cuál es tu nivel de excitación?": el último secreto de la memoria, solo para suscriptores
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"¿Cuál es tu nivel de excitación?": el último secreto de la memoria, solo para suscriptores

El próximo 5 de mayo, la investigadora y psicóloga Julia Shaw pone a la venta su último trabajo, 'La ilusión de la memoria' (Temas de Hoy) donde analiza los secretos de la mente

Foto: Imagen: EC Diseño.
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Los recuerdos son nuestras posesiones más preciadas. Confiamos en ellos para cada día de nuestras vidas, nos hacen quienes somos. Pero la realidad es que están lejos de ser un registro preciso del pasado: todos hemos vivido pequeños lapsos de memoria, hemos olvidado qué queríamos al entrar a una habitación o hemos sido incapaces de recordar el nombre de alguien a quien ya hemos visto decenas de veces. Nada de esto nos asusta, pero, ¿y si supiéramos que la mente es tan maleable como para permitir la manipulación e incluso la creación de recuerdos falsos?

En este ensayo, la psicóloga e investigadora Julia Shaw demuestra la variedad de formas en las que nuestras mentes pueden ser engañadas: cómo podemos acabar creyendo que los recuerdos de otras personas son los nuestros y cómo no estamos tan lejos de llegar a confesar un crimen que no hemos cometido. La ilusión de la memoria nos enseña a desconfiar de la mente humana a la vez que nos revela que solo asumiendo su inestabilidad podremos comprender sus virtudes. Un libro apasionante, cuyo Adelanto Editorial en exclusiva para suscriptores puedes leer en El Confidencial, y que sale a la venta el 5 de mayo en el sello 'Temas de Hoy'.

Excitación

¿Estás excitado? En una escala del uno al diez, ¿cuál es tu nivel de excitación? ¿Qué crees que aumenta tu excitación? Esto puede sonar como el inicio de un casting para una película pornográfica de bajo presupuesto, pero también suena al típico estudio sobre cuestiones memorísticas. Tan típico que, si tecleas 'memoria' (memory) y 'excitación' (arousal) en Google Scholar, una versión de Google centrada solo en fuentes académicas, aparecen unas 250.000 coincidencias.

Antes de que te emociones en exceso, sin embargo, quiero que dejes de pensar en esas cosas. Cuando un investigador dice que alguien que participa de un experimento está excitado, significa que su ritmo cardíaco, su sudoración, la dilatación de sus pupilas o algún otro indicador psicológico ha aumentado relativamente. Y resulta que nuestro nivel de excitación desempeña un papel fundamental en nuestra capacidad para codificar, almacenar o recuperar recuerdos.

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En uno de los muchos estudios similares de los años noventa, Larry Cahill y James McGaugh, de la Universidad de California, deseaban examinar la cuestión de hasta qué punto la excitación influye en la memoria. En uno de sus estudios, publicado en 1995, dividieron a los participantes del experimento en dos grupos: les proporcionaban o una historia neutral o una historia emotiva. Los participantes de cada uno de los grupos veían la misma serie de imágenes, pero acompañadas por diferentes narraciones grabadas en dos cintas. Ambas historias hablaban de una madre que llevaba a su hijo pequeño a ver a su padre al trabajo: la versión neutral de la narración explicaba que el padre era mecánico de coches, mientras que la versión emotiva describía al padre como un cirujano que cuidaba de personas que habían sufrido accidentes de coche.

Dos semanas después, se les preguntó por sus recuerdos relativos a la historia que habían visto y escuchado. Los investigadores descubrieron que los que habían escuchado la versión emotiva podían recordar una media de unos 18 detalles de la historia, en tanto que los de la versión neutra podían recordar solo unos 13. En experimentos posteriores, basados en un método ligeramente modificado, se constató que los participantes de las versiones emotivas respondían mejor.

Nuestro nivel de excitación desempeña un papel fundamental en nuestra capacidad para codificar, almacenar o recuperar recuerdos

Dichos resultados parecen dejar muy claro que un incremento de la excitación está vinculado a un aumento de la capacidad memorística. Tiene sentido si pensamos en nuestros recuerdos más vívidos, que tienden a estar relacionados con sucesos emotivos. Resulta tentador, por tanto, dar un salto para concluir que una mayor excitación es lo adecuado para una mejor retención memorística. Pero pensemos un poco más en ello con detenimiento. Si tuviese que preguntar a mis alumnos universitarios en un examen si están de acuerdo con esta conclusión, no estoy segura de que respondieran afirmativamente: estar sobreexcitado o sentir pánico puede bloquearnos haciendo que olvidemos información que, de otro modo, podríamos recuperar con bastante facilidad. El famoso: "¡Ah! ¡Pero eso lo sabía!" A posteriori, tras haber olvidado algo durante un examen, nos resulta a todos muy familiar. De un modo parecido, actuar bajo un estado de infraexcitación, como estar somnoliento o letárgico, tampoco te ayudará a llegar muy lejos en un examen.

Así pues, necesitamos un conocimiento más matizado de la relación entre la memoria y la excitación. La teoría Yerkes-Dodson sobre la actuación puede ayudarnos con esto. Formulada en 1908 por Robert Yerkes y John Dodson, da a entender que la actuación en cualquier clase de tarea mejora en la medida en que aumenta la excitación hasta llegar a un punto óptimo. Más allá de ese punto, sin embargo, la excitación empeorará la actuación. Lo que viene a decir es que, en los extremos, sin ningún tipo de excitación o con una excitación increíblemente elevada, una persona no puede llevar a cabo en absoluto una tarea concreta. En un gráfico, esto puede representarse como una U invertida —la eficacia de la actuación crece al principio en paralelo al incremento de la excitación, después se estabiliza y empieza a descender a medida que la excitación se convierte en perjudicial—, de ahí que esa teoría se conozca también como la 'hipótesis de la U invertida'.

En una demostración de la hipótesis de la U invertida en relación con la memoria, Thomas Schilling y sus colegas, de la Universidad de Trier, en Alemania, publicaron en 2013 un estudio sobre cómo el cortisol, la hormona del estrés, afecta en el ejercicio de la memoria. El cortisol está relacionado con el flujo sanguíneo cuando un estrés agudo o excitado activa el eje HHA, el córtex hipotalámico-hipofisario-adrenal. La hormona cruza el cerebro y contribuye a la regulación de nuestra respuesta al estrés, ayudando a determinar cuán fuerte y cuán prolongado será.

El cortisol está vinculada con el flujo sanguíneo. La hormona cruza el cerebro y contribuye a la regulación de nuestra respuesta al estrés

El equipo de Schilling pidió a los participantes que se fijasen en los retratos de dieciocho rostros masculinos acompañados de una breve descripción de cada una de esas personas, del tipo "le gusta emborracharse en las fiestas y después se pone agresivo". Cuando los investigadores se aseguraron de que los participantes habían entendido la asociación entre los rostros y las descripciones, los enviaron a sus casas. Una semana más tarde, los trajeron de vuelta al laboratorio. En esa ocasión, les inyectaron cinco niveles diferentes de cortisol, desde cero hasta veinticuatro miligramos. Después, comprobaron su capacidad de asociación entre los rostros y las descripciones. El resultado confirmó la hipótesis de la U invertida, con una recuperación memorística que se incrementaba a un nivel moderado de cortisol, después se estabilizaba y empezaba a decrecer una vez traspasado el nivel óptimo.

Así pues, la hipótesis de la U invertida parece ser un buen modelo general para entender la relación de la memoria con la excitación. Sin embargo, quizá no sea una solución que valga para todos los casos. Al resumir la esencia de esa teoría, en un artículo publicado por la American Psychological Association, los científicos de la memoria Mara Mather y Matthew Sutherland, de la Universidad de Southern California, afirmaron que la hipótesis de la U invertida no contaba la historia al completo. Argumentaban que "los resultados que tenemos aquí indican que la excitación emocional logra que cosas perceptualmente destacadas brillen incluso un poco más y logra que cualquier información prioritaria lo sea un poco más. Al mismo tiempo, la excitación reduce el procesamiento de la información de escasa prioridad. Ese incremento de la capacidad de seleccionar bajo el efecto de la excitación es probable que se adapte a las diferentes situaciones y pueda explicar por qué, en ciertas ocasiones, los estímulos que aumentan la excitación afectan negativamente al recuerdo de estímulos cercanos y, en otras ocasiones, los mejore".

Los recuerdos son nuestras posesiones más preciadas. Confiamos en ellos para cada día de nuestras vidas, nos hacen quienes somos. Pero la realidad es que están lejos de ser un registro preciso del pasado: todos hemos vivido pequeños lapsos de memoria, hemos olvidado qué queríamos al entrar a una habitación o hemos sido incapaces de recordar el nombre de alguien a quien ya hemos visto decenas de veces. Nada de esto nos asusta, pero, ¿y si supiéramos que la mente es tan maleable como para permitir la manipulación e incluso la creación de recuerdos falsos?

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