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Otitis del nadador o cómo evitar las infecciones de oído en verano
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Otitis del nadador o cómo evitar las infecciones de oído en verano

Secar los oídos con una toalla, con un secador a baja temperatura o simplemente con los dedos después del baño es fundamental para evitar problemas en el futuro

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Nuestro oído tiene defensas naturales para evitar que se acumule suciedad o se introduzcan elementos externos. Una de esas defensas es el cerumen, que repele el agua y reduce el crecimiento de las bacterias al tener un PH ligeramente ácido. También recoge la suciedad y las células muertas que expulsa el oído. A pesar de estas barreras, que se establecen en el oído externo, las infecciones en verano son frecuentes. En esta época del año, el exceso de sudoración por el calor y la humedad a consecuencia de los baños en el mar o en piscinas crean un ambiente perfecto para la proliferación de gérmenes y, por tanto, de infecciones.

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La infección más común en este tiempo estival es la llamado oído del nadador u otitis externa. Suele ser más común en los niños, pues son los que más tiempo pasan dentro del agua. Según la Asociación de Pediatría Española (APE), entre un 80 y un 90 % de niños ha sufrido algún caso de otitis durante su infancia, aunque los adultos no estamos exentos.

Los síntomas del oído del nadador son leves al principio: comienzan con picor y con un ligero dolor que se manifiesta cuando se aprieta el cartílago que se sitúa delante de la entrada del conducto auditivo. La situación puede empeorar si no se trata a tiempo, llegando a supurar e inflamarse el conducto hasta provocar una ligera sordera. Si se llega a este punto, el tratamiento más efectivo serán los antibióticos recetados por el especialista. Es común que la medicación se suministre directamente en el oído, a través de gotas, para que sea más efectiva. Durante el tratamiento el paciente deberá evitar mojarse el oído, incluso durante las duchas.

Si la infección no remite y se prolonga más de lo normal puede tener complicaciones. “En situaciones extremas, puede afectar a los huesos del cráneo que forman el oído medio e interno y provocar una parálisis facial, pérdida de la audición, vértigo e incluso complicaciones cerebrales graves”, puntualiza el doctor Carlos Saga, desde la Policlínica Gipuzkoa.

Es recomendable para personas propensas a estas infecciones o que sufren algunas patologías como la dermatitis usar tapones hechos a medida

Para evitar estas situaciones, la primera recomendación, y más evidente, es mantener seco y limpio el conducto auditivo externo. El doctor recomienda “secar los oídos con una toalla, con un secador a baja temperatura o simplemente con los dedos después del baño. Nunca introducir nada en el interior, como bastoncillos de algodón, pues podrían lesionar el tímpano además de empujar al interior del conducto restos de piel y cerumen, con el riesgo de infección y la formación de tapones de cera”.

Es recomendable para personas propensas a estas infecciones, o que sufren algunas patologías como la dermatitis, usar tapones hechos a medida, bandas de neopreno o incluso un gorro durante el baño. También es importante no realizar zambullidas violentas, ya que entrar en el agua de manera brusca favorece que el agua se introduzca en nuestro canal auditivo. Además, también deberemos evitar bucear en exceso ya que cuando realizamos algunas inmersiones es común que los oídos se taponen, debido a que la presión que ejerce el agua sobre el tímpano es mayor que la que ejerce el aire, y esto también podría aumentar el riesgo de que el agua se introduzca en nuestros oídos.

Si tras salir de la piscina o el mar notamos que se ha introducido una pequeña cantidad de agua, debemos inclinar un poco la cabeza para facilitar la expulsión del líquido, evitando introducir cualquier objeto externo para ayudarnos a esta tarea. Y en caso de cualquier ligera molestia, acudir al especialista para que evalúe la situación.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con la Policlínica Gipuzkoa. 


Nuestro oído tiene defensas naturales para evitar que se acumule suciedad o se introduzcan elementos externos. Una de esas defensas es el cerumen, que repele el agua y reduce el crecimiento de las bacterias al tener un PH ligeramente ácido. También recoge la suciedad y las células muertas que expulsa el oído. A pesar de estas barreras, que se establecen en el oído externo, las infecciones en verano son frecuentes. En esta época del año, el exceso de sudoración por el calor y la humedad a consecuencia de los baños en el mar o en piscinas crean un ambiente perfecto para la proliferación de gérmenes y, por tanto, de infecciones.

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