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Gais en la Antigua Grecia: ¿cómo han tardado tanto en aprobar el matrimonio homosexual?
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DE PLATÓN A SAFO

Gais en la Antigua Grecia: ¿cómo han tardado tanto en aprobar el matrimonio homosexual?

Hace apenas unas semanas, el país heleno aprobaba la ley que permite casarse a dos personas del mismo género. Pero la historia de la homosexualidad en este país se remonta a muchos siglos de historia

Foto: Una cerámica griega en la que muestra a dos hombres desnudos yaciendo en una cama. (iStock)
Una cerámica griega en la que muestra a dos hombres desnudos yaciendo en una cama. (iStock)

El 15 de febrero de este mismo año, justo un día después de San Valentín, el Parlamento griego aprobó definitivamente el proyecto de ley que permite a dos personas del mismo sexo casarse y tener hijos. El gobierno, presidido por el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, del partido de derecha Nueva Democracia, consiguió los votos necesarios para convertir a Grecia en el país número 37 en legalizar el matrimonio homosexual y el 17 de la Unión Europea, pese a la oposición frontal de la Iglesia ortodoxa, muy influyente cultural y socialmente en el país mediterráneo.

Mitsotakis puso en valor la reivindicación de las asociaciones LGTBIQ, alegando se trataba de "un punto de inflexión para los derechos humanos en la Grecia de hoy en día: un país progresista y democrático, apasionadamente apegado a los valores europeos". La unión civil entre personas del mismo sexo ya fue aprobada por el gobierno de Syriza en 2015, pero ahora es la primera vez que los gays y lesbianas podrán pasar por el juzgado para gozar de los mismos derechos, libertades y beneficios que el Estado otorga a las familias heterosexuales.

Sin duda, este es un paso histórico para la sociedad helena en la normalización y visibilización social de las parejas del mismo sexo. Pero, atendiendo a la cultura general que se desprende de su vasta historia, muchos se habrán sorprendido de lo tarde que ha llegado esta legalización. A fin de cuentas, nuestro país es un referente mundial en lo que a derechos para la comunidad LGTBIQ se refiere. Al aprobarse aquí una ley similar en 2008, puede sorprendernos que el matrimonio entre personas del mismo sexo no esté normalizado en muchos más países de nuestra órbita; y, sobre todo, que llegue tan tarde a Grecia, una nación cuya historia está íntimamente ligada a la cultura homosexual.

En palabras de Plutarco, "un batallón que se mantiene unido por la amistad entre amantes es indisoluble e irrompible"

Resulta curioso pensar que uno de los partidos de extrema derecha que se opusieron a la aprobación de la ley, la formación Espartanos (heredera de los neonazis de Amanecer Dorado), lleve el nombre de este escuadrón militar que ha aparecido en tantas películas de Hollywood, cuando los líderes militares de distintos grupos armados promovían la homosexualidad entre sus soldados para que fueran más bravos en la lucha y tuvieran un mayor espíritu de unión. Nos referimos sobre todo al Batallón Sagrado de Tebas, sobre el que hablan diversos reportajes históricos de la Antigua Grecia.

No hay arma más eficaz que el amor

Durante las guerras entre Tebas y Esperta por el control del Egeo, durante el siglo IV a. C., los tebanos desarrollaron una fuerza militar dirigida por el comandante estratega Górgidas para expulsar a los espartanos de la acrópolis de Cadmea. Este, al llamar a los ciudadanos varones a las filas, les exigió como requisito que los hombres mantuvieran relaciones sentimentales entre ellos, bajo la suposición de que así lucharían mejor y sería más difícil derribarles. O, como mínimo, las tentativas de deserción serían más improbables. En palabras de Plutarco, rescatadas de un artículo de la revista National Geographic, "un batallón que se mantiene unido por la amistad entre amantes es indisoluble e irrompible", ya que "los amantes, avergonzados de no ser dignos, y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para alivio de unos y otros".

Foto: Bowie durante un concierto en 1973. (Getty/Express/Steve Wood)

A la hora de hacer la guerra, no había más garantía de triunfo que el amor. Qué bella paradoja. Podíamos hacer un juego invirtiendo los términos del clásico dicho romano de "si vis pacem para bellum" ("si quieres paz, prepárate para la guerra"), que en la Antigua Grecia sería: "si vis bellum para pacem" ("si quieres guerra, prepárate para la paz"). Lo cierto es que no se puede extrapolar ni comparar este comportamiento homosexual con el de hoy en día. No solo porque en aquellos tiempos estuviera de telón de fondo la cuestión bélica, sino porque la misma noción de matrimonio en la Antigua Grecia era muy diferente; casi nunca era por amor, sino más bien un acuerdo entre familias. Esta concepción perduró hasta la época medieval, dándonos la impresión de que la unión civil entre dos personas de mismo o distinto sexo por amor, compromiso y conexión emocional es una cuestión moderna. Como también lo era la propia identidad sexual, la cual es una noción de nuestra época. La sexualidad entonces se concebía según roles y acciones concretos, no de "orientación". Es decir, las prácticas sexuales no definían la identidad sexual de una persona como lo hace en estos contextos modernos.

El Batallón Sagrado de Tebas ganó popularidad cuando llegó el general Pelopidas, que actualizó la fórmula de su predecesor exigiendo que las parejas de soldados las compusieran un hombre joven y un hombre adulto. Esta se convirtió en otra de las formas más comunes en las que se daban esas prácticas homosexuales, que entroncarían un poco en lo que hoy conocemos como pederastia. No en vano, las narraciones épicas de Homero también incluyen grandes héroes como Aquiles, que mantenían una relación de más que amistad con sus aprendices jóvenes, en este caso Patroclo.

"Los griegos consideraban las relaciones homosexuales compatibles con el matrimonio"

Las relaciones homosexuales estaban muy bien vistas en la sociedad ateniense; incluso, se les concedía un mayor grado de sublimación que las heterosexuales que se daban en el contexto del matrimonio. Lo podemos ver también en uno de los textos más poderosos de toda la historia. Nos referimos a El banquete de Platón, el cual trata de manera singular un tema tan profundo como el amor (y es tan relevante para la historia de la filosofía y de la humanidad que de ahí se desprende el concepto de "amor platónico").

Foto: 'Bacanal ante una estatua de Pan' de Nicolas Poussin, una pintura del siglo XVII que muestra el carácter mítico que adquirió esta fiesta a lo largo de la historia.

"Los griegos consideraban las relaciones homosexuales compatibles con el matrimonio", asevera Marcos Martínez Hernández en su introducción a la obra platónica para la editorial Gredos, recopilada por Pijama Surf. "Ello se debía, en parte, a la separación de los sexos, ya que para un ateniense del siglo VI a. C. en adelante, mantener relaciones amorosas con una chica era muy difícil y a veces peligroso. Por otro lado, toda relación entre una persona adulta y un joven adolescente tenía una dimensión educacional que no existía en las relaciones de hombre-mujer. El joven veía en el adulto un modelo a imitar y este carácter pedagógico es, precisamente, una de las notas más específicas de la pederastia griega que no se encuentra en otras comunidades". Era esta dimensión formativa la que hacía tan especial ese vínculo, llegando a asociar el amor homosexual con la belleza suprema, como medio de trascender a lo divino.

La belleza lésbica de Safo

Como última referencia de esta historia del amor homosexual en la Antigua Grecia, no podríamos obviar los bellos versos ni la historia de la poeta Safo, de Lesbos, de la que precisamente provienen los términos "lesbiana" o "lésbico". Hemos hablado de guerreros masculinos que se aman, de Homero, y de mentores y aprendices cuya relación no solo se limitaba al estudio de aritmética o filosofía. Pero la belleza que inspiran los versos de amor homosexual de esta poeta que nació mucho antes de los protagonistas anteriormente mencionados (alrededor del 612 a. C.) podrían transmitir en tan solo unas pocas palabras esa sublime trascendencia que tan bien supo describir Platón en términos más elevados.

Una gran parte de la obra de Safo se perdió, y se calcula que solo pervive el 10% del total de su obra

"Me parece semejante a los dioses / ese hombre que está ante ti / sentado y escucha la preciosa voz / de cerca / y la risa adorable que hace temblar / mi corazón en el pecho, / en cuanto te veo, se me va / el habla, / se me rompe la lengua, / me hormiguea un fuego impalpable, / mis ojos no ven, no oigo / claro, / transpiro de frío, un temblor / se adueña de mí, descolorida / como pasto seco, me / muero, / pero a todo hay que atreverse cuando nada se tiene".

No en vano, Platón la llamó "la décima musa", y es que acabó convirtiéndose en una celebridad al ser de las pocas figuras femeninas que aparecen representadas en cerámica. Nacida en el seno de una familia aristócrata, fue una de las pocas mujeres que pudieron acceder a una educación formal, ya que en aquella época el rol de la mujer estaba confinado al hogar, y su estatus de ciudadanas estribaba en ser madres y esposas. Al habitar en Lesbos, una isla al otro lado del Egeo, había un ambiente más relajado que en otras ciudades-estado griegas. De hecho, las mujeres de estas islas eran conocidas como "lesbianas", y es que a pesar de que estaban obligadas a casarse, no se veía con malos ojos que mantuvieran relaciones sexuales entre ellas, como comentan desde un reportaje a la poeta en la revista Sopitas.

Foto: Escultura de Diógenes en Versalles (Fuente: Wikimedia)

Lamentablemente, una gran parte de la obra de Safo se perdió, y se calcula que solo pervive el 10% del total de su obra. Cuando murió, alguien tuvo a bien recopilar todos sus poemas y guardarlos en la Biblioteca de Alejandría. Conforme fueron pasando los siglos, su obra quedó en el olvido, posiblemente tan solo recordada a través del boca a boca de los más próximos a su obra, quienes se afanaban en recopilar y realizar copias de sus escritos. Cuando el cristianismo se oficializó en el Imperio Romano, su nombre fue considerado como sinónimo de libertinaje, y hubo líderes religiosos que ordenaron quemar los poemas que habían sido transcritos de generación en generación. Sin embargo, y por fortuna, tanto su nombre como algunos de sus poemas sobrevivieron a esta censura de siglos. Y gracias a ello, podemos disfrutar hoy en día de su singular belleza, alegrándonos de que, después de tanto tiempo, vivimos en una parte del mundo en la que ser homosexual no está penalizado ni perseguido (al menos) por las instituciones públicas, aunque obviamente todavía quede mucho por hacer.

El 15 de febrero de este mismo año, justo un día después de San Valentín, el Parlamento griego aprobó definitivamente el proyecto de ley que permite a dos personas del mismo sexo casarse y tener hijos. El gobierno, presidido por el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, del partido de derecha Nueva Democracia, consiguió los votos necesarios para convertir a Grecia en el país número 37 en legalizar el matrimonio homosexual y el 17 de la Unión Europea, pese a la oposición frontal de la Iglesia ortodoxa, muy influyente cultural y socialmente en el país mediterráneo.

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