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'Bots' con discapacidad: "Me decían que era de mala educación preguntar las cosas varias veces"
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'Bots' con discapacidad: "Me decían que era de mala educación preguntar las cosas varias veces"

La visibilización de las personas con discapacidad sigue siendo una de nuestras principales tareas pendientes. Por una vez, la IA ayuda a solucionar (al menos en parte) este grandísimo problema

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Las cartas sobre la mesa: hay muchas personas con discapacidad en el mundo, también en España, y no nos damos cuenta. La gran mayor parte de ellos pasan desapercibidos, sobre todo si su situación no es claramente visible. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 15% de la población mundial tiene una discapacidad. En nuestro país, como exponen los más recientes informes del INE, hasta 2 millones de españoles padecen una de estas condiciones que pueden limitar, en gran medida, su calidad de vida, tanto personal como, sobre todo, laboral.

El jueves pasado se aprobó en el congreso de los diputados un cambio constitucional que llega tarde, pero que, incluso así, es bienvenido: la desaparición de la palabra 'disminuido' de nuestra constitución, y su sustitución por el término 'persona con discapacidad'. Esto elimina las peyorativas e injustas asociaciones de una palabra tan malsonante como disminuido, sustituyéndola por la realidad. Además, en esta misma reforma constitucional, se da amparo a multitud de iniciativas en pro de este grupo de población.

"He tenido que apuntar y volver a aprender el nombre de mis seres queridos"

Pero no todo es color de oro. Mientras que el verano pasado, como reveló la Encuesta de Población Activa (EPA), se alcanzó el 71,5% de población activa (valga la redundancia) entre la población general, tan solo el 34,6% de las personas que tienen una o varias discapacidades entran en este grupo, y no por voluntad propia. Por muchos esfuerzos que se hagan desde organizaciones e instituciones, lo cierto es que su entrada en el mercado laboral personas es complicada, a pesar de los beneficios fiscales que puede suponer su contratación.

Por si esto fuera poco, si no solo prestamos atención a la tasa de empleo de las personas con discapacidad, sino también a su remuneración económica, la brecha se amplía más todavía, situándose la media en los 21.544€, un 17,2% menos que la de la población general. Si hablamos de precariedad, es esencial dejar claro que los que lo tienen más difícil, también son los que menos cobran por su trabajo, lo que hace la situación insostenible.

La inteligencia artificial, ¿al rescate?

Mucho se especula, ya desde hace algún tiempo, sobre que la IA va a robarnos los trabajos, tanto el de aquellos que manufacturan tornillos como el que realizan contables de grandes multinacionales. Es cierto que la incertidumbre está presente, pero, al menos de momento, también se puede utilizar para fines positivos: no todo tiene que ser una 'skynet'.

En el terreno de las personas con discapacidad, una nueva iniciativa de NTT Data, llamada 'Imperfect Bots' destaca entre el resto por ser más relevante en el tiempo que las demás y por poner encima de la mesa un problema que nos afecta como sociedad de forma mucho más profunda de lo que podemos imaginar: la visibilización de las personas con discapacidad.

placeholder Marta, una de las participantes. (Imperfect Bots).
Marta, una de las participantes. (Imperfect Bots).

El concepto que da origen a esta idea es hacer de los 'bots', esas interfaces con las que 'hablamos' en sitios webs, que nos ayudan a obtener información acerca de nuestros pedidos o a 'entender' (como si eso fuera posible) cómo funciona nuestra cuenta bancaria personas 'reales', basadas en individuos con discapacidad que formen parte de la plantilla de dicha compañía. La empresa creadora del proyecto ha sido la primera en dar el salto hacia delante basando la personalidad de sus bots en Carlos, Marta, Diego y Yolanda, todos personas con discapacidad, para otorgarle a sus ayudantes virtuales una personalidad real, al mismo tiempo que se visibiliza este problema tan arraigado en nuestra sociedad.

De las entrevistas que sirvieron para estudiar con detalle la personalidad de los 4 participantes se extraen relatos de superación, pero también algunos más que desgarradores. De entre ellos, destacan dos, el de Marta y el de Diego. Marta es una diseñadora de UX (interfaces de usuario) que padece una hipoacusia bilateral profunda: "Eso lo que significa es que no oigo nada por ninguno de los dos oídos". En su experiencia destaca un momento en el que le relata al entrevistador fragmentos de su infancia: "Me decían que era de mala educación preguntar las cosas varias veces".

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Por otro lado, Diego nos pone más los pies en la tierra. Hace unos años le empezaron a faltar palabras. Tras varios pasos por el médico y multitud de pruebas, le dijeron que padecía una enfermedad neurodegenerativa que afecta directamente a su memoria, a lo que iba a decir, a recordar lo que acababa de decir e, incluso, a recordar los nombres de sus seres queridos: "he tenido que volverlos a aprender". Pero, incluso así, Diego desarrolla su actividad profesional, poniéndole más esfuerzo que el resto: "yo grabo todas las reuniones, no para compartirlas, sino para mí mismo".

Hacen falta iniciativas que, como esta, den visibilidad a un grupo vulnerable, a la vez que más que válido, de nuestra sociedad, a quienes, mirando en retrospectiva, tratábamos (y seguimos haciéndolo) de forma injusta.

Las cartas sobre la mesa: hay muchas personas con discapacidad en el mundo, también en España, y no nos damos cuenta. La gran mayor parte de ellos pasan desapercibidos, sobre todo si su situación no es claramente visible. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 15% de la población mundial tiene una discapacidad. En nuestro país, como exponen los más recientes informes del INE, hasta 2 millones de españoles padecen una de estas condiciones que pueden limitar, en gran medida, su calidad de vida, tanto personal como, sobre todo, laboral.

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