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¿Está relacionada la posición que adoptamos al dormir con tener pesadillas?
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¿Está relacionada la posición que adoptamos al dormir con tener pesadillas?

Si tienes tendencia a dormir boca abajo o boca arriba y crees que eso se relaciona con tus sueños, este estudio te sacará de dudas.

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Alrededor de un tercio de nuestra vida nos la pasamos dormidos. Eso da para muchas horas de vigilia perdidas, pero muchas horas de ensoñaciones ganadas. Y, de entre todas ellas, las más bonitas suelen quedarse en el recuerdo: tal vez un amanecer en una playa con alguien a quien echas de menos, volar por los aires o un romance que termina en sueño erótico. Pero también recordamos las peores pesadillas que hemos tenido y, aunque no influyan en nuestra salud tanto como el hecho de no dormir nada, acaban pasando factura a nuestra tranquilidad y bienestar general.

Hay factores bastante concretos que influyen de manera muy directa a la hora de tener pesadillas, como por ejemplo, el consumo de alcohol. La ansiedad y el estrés también se asocian con un mayor riesgo de tener sueños terroríficos y, en definitiva, cualquier preocupación latente que pueda estar pasando factura a tu bienestar mental y emocional. Ahora bien, es posible que alguna vez te hayas preguntado si literalmente la forma en la que dormimos influye de manera directa en la calidad de nuestros sueños.

Lo cierto es que un estudio de 2004 publicado en la revista Sleep and Hypnosis resolvió que las personas que dormían sobre su lado derecho tenían más probabilidades de sufrir pesadillas que las que lo hacían sobre su izquierdo. La muestra, no obstante, fue pequeña: en total 63 personas (41 que durmieron del lado derecho y 22 que dormían del izquierdo). Después de hacerles un seguimiento a través de encuestas sobre "la frecuencia de sus sueños, de sus pesadillas y de las emociones tanto negativas o positivas que tenían durante sus sueños", concluyeron que el 40% de los que dormían sobre el lado izquierdo tenían pesadillas en comparación con el 14% que lo hacían del derecho.

"Dormir del lado izquierdo puede producir más pesadillas debido a que esta posición ejerce más estrés o presión sobre el corazón"

Ahora bien, ¿hay una explicación biológica o fisiológica sobre este hecho o es fruto de la mera casualidad? Theresa Chuang, especialista en la calidad y salud del sueño, sostiene, en un reciente artículo publicado en la revista Best Life, que "dormir del lado izquierdo puede estar asociado con tener más pesadillas que del derecho debido a que esta posición ejerce más estrés o presión sobre el corazón". En este sentido, siempre que haya un mínimo de estrés, "la calidad del sueño es peor y seguramente eso se traduzca en pesadillas".

¿Y en otras posiciones?

¿Qué sucede con otras posiciones? Por ejemplo, dormir boca arriba tampoco te libra de encontrarte a tus peores terrores en sueños. Y, por otro lado, hará más posible que ronques y con ello molestes a la persona con la que duermes al lado. Hay, según Rafael Pelayo, profesor en el Centro de Medicina del Sueño de Stanford, una relación entre dormir boca arriba y la calidad de la respiración, la cual es mucho peor si duermes mirando al techo. "Tu lengua tiende a deslizarse hacia atrás y con ello tu respiración se hace más difícil", asegura.

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Por otro lado, al cerebro le cuesta más salir de su fase de sueño REM porque dirige su atención a la falta del flujo de aire del organismo, lo que hace que tu cuerpo se agite y acabes despertándote en búsqueda de aire. También es más probable que sufras una parálisis del sueño si duermes boca arriba, de ahí la clásica sensación de opresión en el pecho.

¿Qué sucede boca abajo? Hay investigaciones que reflejan que adoptar esta posición te hace más proclive a un mal sueño. En 2012 se publicó uno en concreto en el que un grupo de investigadores de la Universidad Hong Shue Yan en Hong Kong analizaron la posición de 670 personas adultas, descubriendo que dormir boca abajo desencadenaba "sueños eróticos y persecutorios, de asfixia o estar encerrado o aislado". Evidentemente, estas sensaciones entran dentro de la lógica, pues nuestro cuerpo respira peor al estar presionando los pulmones contra la caja torácica.

Alrededor de un tercio de nuestra vida nos la pasamos dormidos. Eso da para muchas horas de vigilia perdidas, pero muchas horas de ensoñaciones ganadas. Y, de entre todas ellas, las más bonitas suelen quedarse en el recuerdo: tal vez un amanecer en una playa con alguien a quien echas de menos, volar por los aires o un romance que termina en sueño erótico. Pero también recordamos las peores pesadillas que hemos tenido y, aunque no influyan en nuestra salud tanto como el hecho de no dormir nada, acaban pasando factura a nuestra tranquilidad y bienestar general.

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