Una colombiana que vive en Francia explica todo lo que no se puede permitir por ser demasiado caro

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No nos damos cuenta de lo caras que pueden ser algunas cosas o algunos servicios hasta que viajamos a otro país con mayor poder adquisitivo que el nuestro. Erika es una mujer colombiana que se mudó a Francia con su marido y sus hijos, y ha vivido de primera mano la diferencia de precios entre Colombia y Francia, cerca de la frontera con Suiza.

Erika acostumbra a compartir vídeos con sus experiencias como colombiana en Francia, desde un punto de vista único y muy humorístico. Como cuenta en uno de los vídeos de su perfil de Instagram, hay “tres cosas que hacía en Colombia, que aquí en Europa no puedo”, porque “son categorizadas como un lujo, fuera del presupuesto familiar”.

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Una de las cosas que más echa de menos de Colombia es “el tema de la belleza”, confiesa. “Cortarte el pelo, mandarte a hacer las uñas, cualquier cosa que tenga que ver con estética te cuesta, y te cuesta bastante”, desvela Erika mientras recoge su salón lleno de los juguetes de sus hijos. Para poner un ejemplo, la joven colombiana comparte varias tarifas.

Más de 100 euros por las uñas

“Porque te pongan las uñas en un salón común y corriente de Ginebra, Suiza, te van a cobrar 100 francos. ¿Y para quitártelas? 35 francos”, enumera con gran sorpresa. 100 francos vendrían a ser más de 100 euros, y 35 francos casi 40 euros. Precios que en España o Colombia equivaldrían a un salón de belleza de lujo.

Lo mismo ocurre cuando mandas a “reparar la ropa”, explica Erika. “Poner un miserable botón son 2,50 euros, y para reparar tu jean favorito el precio va de 7 a 25 euros”, desvela la mujer colombiana. Precios que pueden salirse de muchos presupuestos familiares.

Por último, Erika explica que, “aunque en Colombia yo siempre fui mi propia señora que me ayudaba con las cosas del aseo”, ha consultado más de una vez cuánto le costaría tener una niñera para los niños. Los precios van desde los 25 a los 45 francos suizos la hora, unos 27 a 47 euros al cambio, un precio que muchos padres pagarían gustosos para que cuiden de sus pequeños.

Erika aclara que estos precios no son proporcionales “al nivel de vida” de allí, ya que “realmente es caro hasta para la gente de aquí”. Para finalizar, advierte a sus seguidores que, si quieren mudarse para vivir “el sueño europeo”, van a tener que aprender a “hacerse las uñas, coser la ropa y cuidar a los niños”.