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¿Cómo detectar a un jefe tóxico y poder lidiar con él sin que pase factura a tu salud mental?
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¿Cómo detectar a un jefe tóxico y poder lidiar con él sin que pase factura a tu salud mental?

Hay una serie de comportamientos y actitudes bastante reconocibles de un mal liderazgo, pero otras más subliminales que hacen igual de daño. ¿Cómo distinguirlas a tiempo y salir ileso?

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En el balance que solemos hacer de nuestra vida laboral actual, si hay una variable que sobresale frente a las demás, esa es la de estar dentro de un grupo de trabajo en el que prime el compañerismo y el saber estar. Esto, que debería ser un requisito mínimo para cualquier empresa, pocas veces se cumple, pues los índices de burnout laboral no paran de ascender y esta es una de las causas más comunes. Las razones pueden ser de lo más variadas, pero normalmente si existe un mal ambiente en la rutina es porque hay un jefe que lo empaña todo de negatividad o permite ciertas conductas nada positivas entre compañeros.

En este sentido, habría que reparar en los modelos de liderazgo tóxicos que no dejan de repercutir en la salud mental de los empleados. Si alguna vez has tenido algún jefe engreído, que no dudaba en castigar a la primera de cambio a sus empleados, si directamente te increpaba de mil maneras (algunas nada buenas) ante cualquier tipo de situación, sabes a la perfección cómo distinguir este modelo de liderazgo. Pero para los que no tengan mucha experiencia en el mercado laboral puede ser difícil detectar este tipo de comportamiento tan dañino. Incluso, llegan a decir que más vale tener un mal jefe en la vida para poder luego valorar los buenos.

"El éxito de un líder se mide por las personas a las que dirige, por lo que cuando un proyecto triunfa debe agradecérselo a su equipo"

Una de las señales de alerta más inmediatas es cuando no deja de atribuirse los méritos por el buen funcionamiento de la empresa y, al contrario, responsabilizar a sus empleados cuando las cosas van mal. "El éxito de un líder se mide por las personas a las que dirige, por lo que cuando un proyecto triunfa debe agradecérselo a su equipo y dejarse de dar una palmadita en la espalda", asegura Kathleen Davis, periodista de Fast & Company, quien ha escrito un artículo analizando los rasgos de personalidad de este tipo de personas. "Y si las cosas van mal, deberá asumir las culpas, no señalar con el dedo, ya que el éxito del equipo depende de su modelo de liderazgo".

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El otro comportamiento más obvio de que estamos ante un jefe tóxico es, obviamente, las faltas de respeto, recurrentes o esporádicas, que lanza a la gente de su entorno o alrededor. "Los jefes tóxicos dejan que sus emociones se apoderen de ellos y utilizan el miedo al castigo para motivar", asegura Davis. En cambio, para un buen líder cualquier error es una oportunidad para que su equipo crezca.

La "productividad tóxica"

Estas dos son las actitudes más palmarias de que el modelo de liderazgo del responsable es bastante deficiente y tóxico. Pero, a decir verdad, no todos los malos jefes se comportan tan mal; hay comportamientos negativos intermedios que pueden acabar pasando factura a la salud mental de los empleados y que se dan por supuestos en ciertas culturas empresariales. Está, por ejemplo, lo que la experta denomina obsesión por "la productividad tóxica", en la cual se elogia que el trabajador haga horas extra con tal de sacar el trabajo adelante. No, pasar más horas trabajando no garantiza que el trabajo esté bien hecho ni mucho menos justifica el sacrificio del empleado. Si exiges mucho a tu equipo, sus miembros pronto caerán presas del estrés, la ansiedad y el agotamiento.

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Otro de los rasgos tóxicos subliminales que señala Davis es el hecho de que el jefe espere que sus empleados sean leales a toda costa. Por ejemplo, si les llama a deshoras para comentarle una cosa relativa al trabajo o directamente para encargarles una tarea. Estar dispuesto a trabajar en la empresa y comprometerte en alcanzar una serie de objetivos no está reñido con estar todos los días disponible a cualquier hora. Y, sobre todo y no menos importante, otro de los rasgos a señalar propios de un liderazgo tóxico es el hecho de no preocuparse por las demandas ni los problemas de los empleados, evitarlos o simplemente delegando en otros la capacidad para resolverlos. "Los lugares de trabajo sanos con un buen líder abordan los problemas de los empleados con compasión y empatía, dándoles el espacio para expresar emociones negativas", admite la experta.

¿Qué hacer si ya te encuentras en un ambiente laboral tóxico y te sientes más que identificado con todas estas descripciones? Lo primero, renovar el currículum de la mejor forma que se te ocurra para intentar salir de allí lo antes posible, ya que lo más probable es que las cosas no cambien aunque sigan mal y esa situación genere malos resultados. Y, a corto plazo, desconectar en la medida de lo posible de tu actividad laboral, compartiendo momentos especiales con tus seres queridos. Todo ello mientras buscas e investigas otra empresa a la que postularte como candidato.

En el balance que solemos hacer de nuestra vida laboral actual, si hay una variable que sobresale frente a las demás, esa es la de estar dentro de un grupo de trabajo en el que prime el compañerismo y el saber estar. Esto, que debería ser un requisito mínimo para cualquier empresa, pocas veces se cumple, pues los índices de burnout laboral no paran de ascender y esta es una de las causas más comunes. Las razones pueden ser de lo más variadas, pero normalmente si existe un mal ambiente en la rutina es porque hay un jefe que lo empaña todo de negatividad o permite ciertas conductas nada positivas entre compañeros.

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