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La sal sirve para mucho más que para cocinar: estos son los mejores usos que puedes darle
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La solución a muchos problemas

La sal sirve para mucho más que para cocinar: estos son los mejores usos que puedes darle

Si bien hoy en día es un bien barato, alguna vez llegó a ser moneda de cambio. No es de extrañar, porque su valor no tiene límites

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Si algo no falta en cualquier hogar es un salero. No es que la sal sea lo más sano, pero recurrir a ella con prudencia la convierten en una gran aliada de la cocina. Y es que, aunque debe quedar muy claro que en exceso puede suponer un riesgo para tu salud, a pocos platos no le viene bien un poquito. La sal vale para todo, y todo es todo.

Considerada durante siglos un bien escaso, la sal o NaCI en su formulación científica, se ha llegado a utilizar no solo para potenciar el sabor de los alimentos, sino también como conservante de estos mismos, y si bien hoy en día es barato, alguna vez llegó a ser moneda de cambio.

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Lo cierto es que su valor sigue ahí, aunque la vida moderna haya ido restándole capas al mismo hasta llevarnos a olvidar que, con un puñado de sal, podemos resolver muchos problemas. Fuera y dentro de la cocina, aquí tienes algunos de los usos más curiosos (y efectivos) que puedes darle a este compuesto natural:

Dentro y fuera de casa

Lo primero que tienes que apuntar es que hace magia con las manchas. De café, de vino, marcas de agua, suciedad acumulada… Bastará con que prepares una disolución de 4 cucharadas de sal por cada cucharada de agua y te pongas al lío. Si se trata de limpiar una cafetera, puedes llenarla con esa mezcla y dejarla reposar unas horas. Si además le añades un poco de hielo, verás cómo sucede la magia.

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Para el caso de manchas sobre tejidos u otros materiales, prueba a espolvorear sal encima, así a ojo hasta tapar la mancha. Pasadas unas horas retira el exceso con una espátula y también arrastrarás la mancha.

También es un aliado estupendo de tu jardín, ya que mata la hiedra venenosa. Para ello, aplica una mezcla de 1 taza de sal en un par de litros o tres de agua con jabón, y rocía con esto las hojas y los tallos.

Sobre la piel

De la misma forma que antes, también espolvoreándola conseguirás que las hormigas no acudan a tu jardín en masa. Y si alguna maceta o cualquier otro objeto ha dejado señales de óxido, no te preocupes porque con una pasta de 6 cucharadas de sal y 2 cucharadas de zumo de limón podrás deshacerte de ellas. Utiliza un paño seco y humedeciéndolo en dicha pasta frota con él las áreas afectadas.

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Por si fuera poco, la sal es estupenda sobre la piel. Por ejemplo, funciona como uno de los exfoliantes más naturales, tanto en el cuerpo como en el rostro. Además, limpia y tonifica. ¿Qué más se puede pedir?

Los tónicos faciales con sal marina, de hecho, están de moda, y puedes hacer los tuyos propios mezclando 1 cucharadita de sal y 1 cucharadita de aceite de oliva en un tazón pequeño. Masajea la mezcla en tu rostro y garganta, teniendo cuidado de evitar el contacto con los ojos. Sigue lavando con tu jabón facial habitual. En caso de que tengas picazón, darse un baño de agua salada puede ser un gran alivio.

Si algo no falta en cualquier hogar es un salero. No es que la sal sea lo más sano, pero recurrir a ella con prudencia la convierten en una gran aliada de la cocina. Y es que, aunque debe quedar muy claro que en exceso puede suponer un riesgo para tu salud, a pocos platos no le viene bien un poquito. La sal vale para todo, y todo es todo.

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