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¿Vas a viajar en avión este verano? Es más probable que sufras turbulencias al aterrizar
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¿Vas a viajar en avión este verano? Es más probable que sufras turbulencias al aterrizar

En verano es más frecuente que el movimiento del aire varíe en los momentos previos al aterrizaje por los cambios de temperatura

Foto: Fuente: iStock
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El que es conocido como el medio de transporte más seguro ha permitido recortar distancias entre puntos muy alejados del planeta en tiempo récord. En época de vacaciones de verano, será habitual que muchos tengan que coger un avión para llegar a sus destinos y, en algún que otro trayecto, vivirán en primera persona qué son las turbulencias y cómo afectan al movimiento de la aeronave.

Tratadas como antesala de la catástrofe en multitud de largometrajes, para los que sea la primera vez a bordo, el movimiento inestable puede ser motivo de miedo. Mientras, los más experimentados habrán pasado por ellas en más ocasiones, aunque no todos sepan que se debe a una causa de lo más natural: los cambios de presión. Estas alteraciones son más frecuentes en verano, coincidiendo con las temperaturas más altas del día.

Foto: Ilustración: Emma Esser Díaz.

Un avión vuela a través del aire, una masa de gas dinámica con variaciones en la temperatura y la presión. Según las leyes de la física, si una masa de aire se calienta adquiere una corriente ascendente y al contrario si se enfría. Cuando el aire sea caliente pesará menos, es decir, será menos denso y los aviones volarán con más dificultades. Cabe considerar que, en este proceso también intervienen agentes externos como el sol, las nubes y las tormentas, la altitud o el propio paisaje y su orografía.

Tipos de turbulencias

Siguiendo estas condiciones, existen varios tipos de turbulencias que pueden sufrirse a lo largo de un vuelo. Cerca de la superficie, el desafío serán las térmicas, generadas a partir de las corrientes ascendentes y cálidas por el efecto del sol en el terreno. También se producirán corrientes de viento en las montañas o en los momentos de aterrizaje, a pocos metros de la pista, lugares en los que es probable que el movimiento del aire varíe sin previo aviso.

Cerca de la superficie, las corrientes cálidas pueden complicar el aterrizaje

A grandes niveles de altitud donde la temperatura no afecta tanto, el avión también puede sufrir turbulencias. La presencia de nubles, con una menor densidad que el aire, favorecerá la aparición de algunos temblores que podrán ser percibidos por los pasajeros. A tal elevación y aún sin nubes, otro de los grandes retos supone enfrentarse a las grandes e imprevisibles corrientes que pueden descontrolar al aeroplano en aire claro.

Como consecuencia, el comportamiento de un avión cambiará conforme al lugar en el que se encuentre según pasan las horas del día, pero también con el transcurso de los meses del año. Aun así, la estructura del aeroplano está más que capacitada para soportar las turbulencias y los pilotos y asistentes conocen el procedimiento a seguir en cada situación. Cada día se producen más de 100.000 vuelos, algunos quizá sufran turbulencias, pero muy pocas llegarán a provocar algún herido.

El que es conocido como el medio de transporte más seguro ha permitido recortar distancias entre puntos muy alejados del planeta en tiempo récord. En época de vacaciones de verano, será habitual que muchos tengan que coger un avión para llegar a sus destinos y, en algún que otro trayecto, vivirán en primera persona qué son las turbulencias y cómo afectan al movimiento de la aeronave.

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