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Cómo actuar en caso de que tu hijo un día te diga: "Estoy gordo"
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PROBLEMAS CON LA IMAGEN CORPORAL

Cómo actuar en caso de que tu hijo un día te diga: "Estoy gordo"

Si te has visto en esta tesitura, seguro que no sabes muy bien qué hacer o qué decir. Aquí van una serie de consejos para saber proceder e intentar eliminar prejuicios e inseguridades en tu niño o niña

Foto: Foto: iStock.
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Sin duda alguna, uno de los conflictos más comunes en el mundo de la infancia y la adolescencia es la obsesión con la imagen corporal. Vivimos en una sociedad con unos estándares de belleza muy altos que penaliza la obesidad. A pesar de que grandes marcas de moda han lanzado campañas que intentan romper con la gordofobia imperante, en la esfera privada y social este problema sigue apareciendo de forma subliminal o directa, lo que sin duda está detrás de las altas tasas de problemas psicológicos relacionados con la alimentación y la imagen corporal, que afectan con más crudeza si cabe a los niños y adolescentes, más si son del sexo femenino.

Los datos hablan por sí solos y son de lo más desesperanzadores. El 34% de las niñas comienzan a restringir su alimentación a los cinco años para no engordar, según un estudio de 2015 publicado en la revista International Journal of Eating Disorders. Hasta el 60% de las niñas de 6 a 12 años están preocupadas por no engordar demasiado. Esto quiere decir que la consciencia de una imagen corporal no normativa comienza a muy pronta edad, lo que denota lo muy afincados que están los prejuicios con el peso o la belleza en nuestra sociedad.

"El niño necesita sentir que el hogar es su lugar seguro en el mundo y que sus padres no lo juzgan"

"Con tan solo 3 años, los niños y niñas ya empiezan a expresar e interiorizar ciertos estereotipos sobre el tamaño corporal", asegura Jennifer Harriger, profesora de psicología de la Universidad Pepperdine en Malibú (California), en un artículo recientemente publicado en la revista Parents. Como es lógico, hay una presión directa para no estar "gordo", ya que más allá de los estándares de belleza, la obesidad es un factor de riesgo clave de cara a desarrollar problemas de salud importantes, como diabetes o enfermedades cardiovasculares. Por ello, al margen de la presión social, es normal que los padres se preocupen si ven que su hijo o hija empieza a desarrollar una temprana obesidad.

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Sin embargo, esto no quiere decir que haya que atajarlo del modo en que lo harían los adultos, es decir, sometiéndose a dieta. Al fin y al cabo, una nutrición completa y equilibrada es fundamental para su crecimiento, por lo que obligar o presionar a tu hijo o hija a que haga dieta durante la infancia es "el primer factor de riesgo para desarrollar un trastorno de alimentación en el futuro", asegura Anna Lutz, dietista pediátrica en Carolina del Norte. Entonces, ¿cómo proceder? ¿Qué hacer si un buen día tu hijo llega a casa y dice la manida frase de "estoy gordo"?

Un espacio seguro

En primer lugar, y como es lógico, tienes que ofrecer un mensaje empático y libre de juicios. Y esto solo se consigue reconociendo su malestar y preocupación. Con una buena muestra de cariño ya vale: una caricia, un abrazo, un beso. "El niño necesita sentir que el hogar es su lugar seguro en el mundo y que sus padres no lo juzgan", asegura Sheira Kahn, psicoterapeuta especializada en trastornos de la alimentación y la imagen corporal, en la revista Momfidence. Y, justo después, pregúntale a qué se debe ese pensamiento. Puede que provenga de un comentario despectivo que le han hecho en el colegio o alguna actitud que ha visto reproducida en otra persona y por la que se sienta identificado.

"Creo que es importante dejar que vean mi cuerpo desnudo con todas sus estrías, grasa y arrugas". Así naturalizarán las imperfecciones físicas

Para que no sienta su imagen corporal como negativa, lo mejor es predicar con el ejemplo, en este caso negativo. Muéstrale tus imperfecciones corporales de manera indirecta o subliminal, que el niño o niña compruebe que tú tampoco eres perfecto. "Nuestros hijos a veces suelen entrar o salir de nuestra habitación mientras nos vestimos o duchamos por las mañanas", asegura Callie Glorioso-Mays, una madre alemana que participa en el reportaje de Parents. "Creo que es importante dejar que vean mi cuerpo desnudo con todas sus estrías, concentraciones de grasa y arrugas". De esta forma, naturalizarán las imperfecciones físicas al ver que su máxima figura de autoridad también tiene y no por ello es mejor o peor persona.

Lo importante es la salud

Del mismo modo, preocúpate por sus hábitos más allá de la alimentación. La obesidad no solo es fruto de comer demasiados dulces o grasas saturadas, también de la calidad de sueño o del nivel de actividad física. Instaura en él unos horarios de sueño más o menos fijos y anímale a que haga algún tipo de deporte o que, como mínimo, salga a la calle a jugar en vez de estar tanto tiempo sentado frente a la televisión, el ordenador o el móvil. Importante: sin vincular el esfuerzo por tu parte para que adquiera estos hábitos a su posible sobrepeso. En otras palabras, no estás enseñándole a llevar una vida saludable por su imagen corporal, sino por su propio bienestar físico y mental.

Cuidado con los elogios

Otro factor importante a tener en cuenta que apunta Harriger es el de la autoobjetivación, la cual ocurre sobre todo en las niñas al tener una presión mayor sobre su imagen corporal. Esto significa que empiezan a conceder más importancia a su aspecto que a su bienestar físico, ya que conforme van creciendo la sociedad irá alabando su ropa y sus peinados. "Es tan útil evitar los elogios a los niños por su delgadez o belleza, como también evitar que se avergüencen de su obesidad", asegura la experta. En otras palabras, no elogies demasiado su aspecto físico y pide por favor al resto de tu entorno que tampoco lo haga si desde hace un tiempo ves que está preocupado a ese respecto.´

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Por último, cabe recordar al niño que su valía como persona no estriba en su aspecto físico, sino en su interior y en todo los retos que consigue. Valora delante de él sus aciertos y puntos fuertes, aquello que hizo bien o su manera de ser cuando tenga un acto de bondad o amabilidad con otras personas. Esto hará que se sienta valorado por su máxima figura de autoridad, más allá de todo prejuicio, interiorizando que a pesar de las críticas manifiestas o indirectas a su sobrepeso de los demás, su valor como persona es otro.

Sin duda alguna, uno de los conflictos más comunes en el mundo de la infancia y la adolescencia es la obsesión con la imagen corporal. Vivimos en una sociedad con unos estándares de belleza muy altos que penaliza la obesidad. A pesar de que grandes marcas de moda han lanzado campañas que intentan romper con la gordofobia imperante, en la esfera privada y social este problema sigue apareciendo de forma subliminal o directa, lo que sin duda está detrás de las altas tasas de problemas psicológicos relacionados con la alimentación y la imagen corporal, que afectan con más crudeza si cabe a los niños y adolescentes, más si son del sexo femenino.

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