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¿Agobiado porque el algoritmo no para de decirte cómo debes educar o cuidar a tu hijo?
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MODELOS DE CRIANZA

¿Agobiado porque el algoritmo no para de decirte cómo debes educar o cuidar a tu hijo?

Al igual que existe una sobrecarga informativa sobre los asuntos políticos, también en los referentes a la educación y el cuidado de los pequeños. ¿Cómo lidiar con ese alud de contenidos?

Foto: Foto: iStock.
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Tu móvil lo sabe todo sobre ti. También sobre cómo debes educar a tu hijo. En plena era de los algoritmos, si has sido padre o madre hace poco, o si todavía no ha nacido la criatura, es posible que sientas un hartazgo cada vez que entras en Internet a consultar cualquier cosa, ya que de forma automática se desplegarán anuncios, artículos y demás contenidos sobre productos para tu bebé o consejos sobre cuál es la mejor forma de educación para cuando vaya siendo más independiente y valiéndose por sí mismo.

No en vano, la tarea de educar a un hijo no es nada fácil, sobre todo cuando es la primera vez que te enfrentas a ello. Por esto mismo, cualquier consejo es bienvenido. Sin embargo, llega un punto en el que hay una sobrecarga de información tal que es imposible seguir al dedillo todo lo que recibes. Si ya estás harto de los típicos consejos que te lanzan tus familiares y amigos en la esfera offline, has de sumarle los del influencer de turno o del articulista experto. Las ventajas de la sociedad de la información, si son demasiadas, se convierten en inconvenientes, como sucede también con el exceso de información de la vida pública, que a veces es perjudicial para la salud mental y la democracia.

No es lo mismo educar autoritariamente que con autoridad, que consiste en ofrecer apoyo y cariño al niño, pero al mismo tiempo establecer límites

"Hay tantos consejos, desde expertos hasta influencers, que creo que la labor de ser padre se ha vuelto mucho más confusa", admite Tovah P. Klein, directora del Centro para el Desarrollo de Niños Pequeños del Barnard College, en un reciente artículo sobre el tema publicado en Mashable. "Desafortunadamente, a menudo tanta información no es útil".

Los modelos de crianza más comunes

Sin embargo, la apertura a la información y al conocimiento de la sociedad en esta materia también ha traído cosas buenas, como es la experimentación con distintos modelos de crianza alejados del tradicional autoritario, que era el que imperaba de forma mayoritaria, basado en una actitud inflexible y exigente por parte de los padres para cuando el hijo se portaba mal. No es lo mismo educar autoritariamente que con autoridad. Este último consiste en ofrecer apoyo y cariño al niño, pero al mismo tiempo establecer límites. En vez del castigo, se regula el comportamiento del pequeño con reglas, diálogo y razonamiento. Sin duda, da muy buenos resultados, ya que los niños acaban ganando autonomía al comprender las razones de lo que deben y no deben hacer.

Hay que ser un poco indulgentes y dejar de sentirse culpables si aparece la sensación de no dar la talla en comparación a otros padres o madres

Otro modelo de crianza es el de los padres permisivos, el cual ha venido despuntando de manera exponencial en las redes como positivo. En este no se establecen límites demasiado firmes, no hay un control estricto de lo que hacen los hijos y tampoco una exigencia férrea de lo que deben y no deben hacer sobre determinadas situaciones. Ello deriva, según la American Psychology Association (APA), en niños rebeldes, dominantes o agresivos, con baja autoestima. En último término, quedaría el modelo de crianza pasivo, el cual como su propio nombre indica, está basado en un modelo de paternidad o maternidad ausente, y es tan negativo como el permisivo.

De entre estos cuatro se ha hablado mucho de uno nuevo, parecido al de educar con autoridad, llamado "suave" o "respetuoso", y también conocido por las siglas A. M. A. R. (atención, mentalización, automentalización y regulación). Estos son los cuatro principios que rigen un modelo de crianza en el que el adulto ejerce de acompañante, siendo esta la mayor diferencia con el modelo de "con autoridad". Precisamente porque esa figura de autoridad se relaja y evoluciona hacia un "menos mandar y más escuchar". Evidentemente, está pensado para cuando los niños ya son más mayores y han ganado en autonomía, ya que tiene mucho que ver con el hecho de que ahora los pequeños están muchísimo más informados (y por ende, saben o conocen muchas más cosas que sus padres a su edad) debido al temprano uso que hacen de internet.

Claves del modelo A. M. A. R.

El primer punto de A. M. A. R. se refiere a la atención, es decir, a la habilidad de atender y conectarse emocionalmente con el hijo. Luego, la mentalización, que se basa en saber comprender y empatizar, sin criticar ni inferir, sino reflexionar lo que trata de expresar con una actitud negativa. Más tarde, llegaría la automentalización, la cual se refiere a entender el papel como padre, es decir, relacionar las conductas del pequeño con la de su figura de autoridad (por ejemplo, aceptando que ellos conocen más sobre cierto tema, el cual el padre ni siquiera tiene ni idea debido a que no se mueve en los mismos círculos cibernéticos). Y, por último, la regulación, que trata de brindar una experiencia de cuidado y seguridad para que el niño sepa manejar sus emociones de manera adecuada.

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Al final, para evitar más agobios sobre cómo educar y cómo no a tus hijos, bastaría con entender bien estos modelos y actuar en consecuencia. Obviamente, hay muchas técnicas pormenorizadas que se desprenden de ellos. En cualquier caso, la educación de los hijos es algo que solo puede verse a través de la práctica, pues cada familia y cada pequeño es un mundo.

Por tanto, hay que ser un poco indulgentes y dejar de sentirse culpables si aparece la sensación de no dar la talla en comparación a otros padres o madres. De todos modos, más vale pedir consejo a esa figura de autoridad que te educó a ti y consideras como buena (véase tu padre o madre, abuelo o abuela o cualquier persona que jugó un papel esencial en tu propia educación) que tomarse tan en serio la larga lista de normas y recomendaciones que día tras día se difunden en páginas web y redes sociales.

Tu móvil lo sabe todo sobre ti. También sobre cómo debes educar a tu hijo. En plena era de los algoritmos, si has sido padre o madre hace poco, o si todavía no ha nacido la criatura, es posible que sientas un hartazgo cada vez que entras en Internet a consultar cualquier cosa, ya que de forma automática se desplegarán anuncios, artículos y demás contenidos sobre productos para tu bebé o consejos sobre cuál es la mejor forma de educación para cuando vaya siendo más independiente y valiéndose por sí mismo.

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