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¿Cómo controlar lo que piensas mientras duermes? Así se fabrica un sueño lúcido
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¿Cómo controlar lo que piensas mientras duermes? Así se fabrica un sueño lúcido

¿Te gustaría dictar al inconsciente y mantenerlo a raya para las pesadillas? Repasamos algunas de las técnicas más eficaces para conseguir ser el sujeto creador de lo soñado

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

De media, pasamos unos 25 años de nuestras vidas dormidos. Eso quiere decir que un tercio de nuestra total y efímera existencia nos la pasamos en los mundos de Morfeo. El sueño, al fin y al cabo, se antoja como una vida paralela a la real, a la que vivimos y experimentamos bajo nuestra piel cuando estamos despiertos. De ahí que controlar las imágenes que vemos y las vivencias que experimentamos al soñar haya sido una de las grandes ambiciones de la humanidad desde hace siglos.

"Sueños lúcidos" es el término que designa ese giro de guion por el que el sujeto deja de ser un mero espectador de su inconsciente para pasar a ser el alma creativa de lo soñado. Una pretensión que, de algún modo, el ser humano pretende alcanzar por la vía tecnológica a partir del avance de las herramientas de realidad virtual y aumentada. ¿Con qué soñarías en caso de poder elegir? Teniendo en cuenta la cantidad de horas que nos pasamos dormidos, podríamos tener una vida alternativa a la de la vigilia, marcando así una línea de fuga de lo real al mundo onírico, el eterno sueño de los surrealistas.

Aquellos sueños lúcidos que se tienen por puro azar tienden a durar más que aquellos que se fuerzan

En realidad, todos los sueños lúcidos se parecen. Al menos, la mayoría de la gente cuando los tiene siempre vuelan o hacen el amor. Fantasía de pájaro o fantasía sexual. Pero también muchos aquejados por pesadillas recurrentes se congratularían al poder controlar con aquello que les provoca terror para que así no lo haga en la vigilia (muchas fobias aparecen en los sueños, por no hablar de los traumas). Por ello, se han inventado infinidad de técnicas para intentar controlar el contenido y forma de las ensoñaciones, ya que eso sin duda otorgaría un gran poder a la persona a todos los niveles: hacer que el inconsciente tenga cierta parte de consciencia sin duda nos ahorraría muchos problemas.

Foto: 'La pesadilla', de Henry Fuseli. (1781)

Los sueños lúcidos aparecen, con mayor frecuencia, durante la infancia. Se ha especulado con que pudiera ser un mecanismo adaptativo del cerebro para hacer frente a las pesadillas, pero también coincide con que es la época en la que se dan un mayor número de conexiones neuronales. Una de las particularidades más curiosas de los sueños lúcidos es que aquellos que se tienen por puro azar tienden a durar más que aquellos que consiguen forzarse, como explica Tadas Stumbrys, profesor de psicología en la Universidad de Vilna, en Lituania, quien ha estudiado de cerca estos fenómenos, en un reciente artículo de la BBC donde se examinan las últimas tácticas para conseguir tenerlos.

"Cuando soñamos, aceptamos todo lo que ocurre de forma bastante acrítica"

Precisamente, no se ha encontrado todavía una técnica cien por cien fiable y sin margen de error que ayude a las personas a soñar creativamente. Pero sí que hay unas cuantas certezas. Por ejemplo, que aquellos que no suelen recordar lo que sueñan tienen menos probabilidades de gozar de este don. Y esto sí que puede remediarse: tan solo basta con mantener un diario de sueños o grabar notas de voz nada más despertarte para que así no se te olviden.

Uno de los trucos más típicos para conseguir tener un mayor número de sueños lúcidos es preguntarse a uno mismo si está soñando cuando está despierto. Aunque parezca una pregunta obvia (con muchísimo regusto filosófico), hay que hacérsela muy en serio para que el cerebro la repita cuando estamos en el mundo onírico. "Cuando soñamos, aceptamos lo que ocurre de forma bastante acrítica", asegura Stumbrys, quien parece parafrasear la mítica canción de Tom Waits: "eres un inocente cuando sueñas".

La "inducción mnemotécnica de sueños lúcidos"

La técnica más fiable de todas las que se han ideado es aquella que trata de despertarse cuando ya has dormido entre cuatro y seis horas para forzarse a tener un sueño lúcido. "La idea es hacerlo cuando te quedan una o dos horas de sueño, ya que la mayoría de los sueños lúcidos ocurren hacia el final de la noche", explica Denholm Aspy, profesora de psicología en la Universidad de Adelaida en Australia al mismo diario británico. "La mayoría de las personas tienen la mitad de sus sueños en las dos últimas horas antes de despertarse".

El 18% de los participantes admitieron haberlo conseguido tras poner en práctica la MILD

Esta táctica, llamada "inducción mnemotécnica de sueños lúcidos" (conocida por las siglas MILD), apunta a ser la más eficaz, según Aspy. Consiste exactamente en despertarse tras unas cinco horas de sueño y empezar a pensar en algo con lo que quieras soñar y repetir la frase mentalmente "la próxima vez que sueñe, recordaré que estoy soñando" y conciliar el sueño con ella en la cabeza. Un estudio publicado el año pasado confirmó que esta es la mejor forma de conseguirlo tras revisar otras tantas fórmulas y realizar experimentos. El 18% de los participantes admitieron haberlo conseguido tras poner en práctica la MILD, un porcentaje que a pesar de ser bajo resulta ser bastante al hablar de algo tan mágico como la tarea de controlar los sueños, materia del inconsciente.

Otro de los métodos, llamado "reactivación dirigida de la lucidez", fue ideado por la neurofisióloga Michelle Carr, de la Universidad de Rochester, en Nueva York. Ella y su equipo reunieron a un conjunto de sujetos para exponerles a una serie de señales sonoras y visuales antes de que se echaran una siesta de 90 minutos, durante la cual se reprodujeron estas mismas señales durante la fase REM. Al final del experimento, la mitad de los participantes tuvieron sueños lúcidos, y lo más significativo: tres de cada cinco disfrutaron como enanos al conseguir tener uno por primera vez. Sin embargo, este método no es eficaz sin supervisión experta.

Lo mágico, los sueños y las máquinas

Probablemente haya técnicas mucho más eficaces por descubrir, pero lo cierto es que es posible que cuando la irrupción de la alta tecnología impacte en nuestras vidas (y con ella el uso cotidiano de la realidad virtual), todos estos estudios se hayan quedado cortos o sean descartados. ¿Seguirán hablando de sueños lúcidos los seres humanos del futuro cuando por fin puedan escoger los ingredientes de su propio mundo virtual? El tecnooptimismo nos llevaría a desdeñar lo mágico que hay de nuestro cerebro, forzándonos a buscar alternativas entre cables y algoritmos conectados a la materia gris o con unas simples gafas de realidad aumentada. Pero a pesar de todo, una máquina creada por el hombre nunca llegará a suplantar el alma creativa de un ser humano, cargada de contradicciones y misterio.

De media, pasamos unos 25 años de nuestras vidas dormidos. Eso quiere decir que un tercio de nuestra total y efímera existencia nos la pasamos en los mundos de Morfeo. El sueño, al fin y al cabo, se antoja como una vida paralela a la real, a la que vivimos y experimentamos bajo nuestra piel cuando estamos despiertos. De ahí que controlar las imágenes que vemos y las vivencias que experimentamos al soñar haya sido una de las grandes ambiciones de la humanidad desde hace siglos.

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