¿De verdad nuestros antepasados de las cavernas empuñaron garrotes de madera?

Para que un artilugio de madera sobreviva más de 1.000 años, el artículo debe haberse asentado en un lugar extremadamente seco, haberse carbonizado o haberse empapado de agua en lugares como un pantano. Pero, visto lo visto, parece que tenemos claro que nuestros primeros antepasados los usaban siempre: ¿qué pasa con ese garrote de madera que a menudo esgrime la gente de las cavernas representadas en la cultura pop, desde los Picapiedra a la figura de juguete de Lego Caveman? ¿Era este verdaderamente parte del arsenal de nuestros antepasados o es solo un mito popular?

Para investigarlo, el arqueólogo Václav Hrnčíř ha buscado en una infinidad de informes cualquier mención hacia dichos artilugios. Aunque claro, sin esperar grandes hallazgos, porque sabe bien que la madera se descompone rápidamente en la mayoría de los ambientes. Sin ellos, el relato no podría construirse o, de hacerlos, sería un relato falseado.

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C. Macías

Siempre hablamos de la Edad de Piedra, pero no existe una Edad de la Madera. Y, sin embargo, los estudiosos reconocen que esta última sería más precisa. Sí, resulta que la gente de la "Edad de Piedra" probablemente elaboró la mayoría de sus artilugios con madera y otros materiales orgánicos. Encontrarlos ahora se vuelve difícil y pareciera que abundaban más los de piedra, pero los arqueólogos han encontrado los suficientes como para pensar que, otras cosas igual no, pero el garrote de Pedro Picapiedra tiene lógica.

Desde el Mesolítico hasta la Edad de Bronce

En los informes arqueológicos a los que accedió Hrnčíř, el garrote más antiguo encontrado era un trozo de madera corto y pesado hallado en un área inundada de Kalambo Falls, en Zambia. Este experto explica que se cree que tiene al menos 300.000 años de antigüedad, y pudo haber armado a un antepasado humano anterior al Homo sapiens.

La evidencia aumenta para períodos posteriores. Así, no son pocos los restos de madera que quedaban intactos en lo que fueron asentamientos de páramos, lagos y riberas en Europa entre los años 6500 a. C. y 1000 a. C., es decir, desde el Mesolítico hasta la Edad de Bronce. "Parece que algunos de los garrotes de este lapso sirvieron como armas según sus representaciones en el arte rupestre y las distintas heridas en la cabeza de esqueletos. En un experimento, los investigadores golpearon cráneos sintéticos con una réplica de garrote, lo que demostró que, de hecho, un garrote podría haber infligido lesiones antiguas encontradas", explica Hrnčíř en un artículo para Smithsonian.

Además, se han encontrado dos garrotes de 3000 años de antigüedad en un campo de batalla de la Edad de Bronce en el norte de Alemania. Uno con forma de bate de béisbol y el otro con forma de mazo, estos garrotes eran casi con seguridad armas de guerra, teniendo en cuenta que surgieron en un lugar de batalla. Para otros hallazgos, sin embargo, conocer la función es más difícil. Entre las opciones, pelear, cazar, martillar, machacar comida, jugar e incluso realizar rituales son las más barajadas. No obstante, en el caso de pelear o cazar, las dudas no son pocas: los garrotes encontrados hasta ahora no tienen una gran longitud, fundamental para enfrentarse a bestias.

¿Cazar? ¿Pelear? ¿Jugar?

Resulta que numerosos científicos han sido testigos de chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes arrojando ramas o golpeando a otros animales con palos. Dado que nuestros parientes vivos más cercanos golpean a las criaturas con madera, es probable que nuestros antepasados también lo hicieran.

Los cazadores eligieron garrotes para especies de presa particulares o como armas secundarias para matar animales que ya estaban capturados o heridos

Pero saber que las personas del pasado podían usar garrotes así no explica, señala Hrnčíř, por qué lo hicieron. "Después de todo, los recolectores antiguos también manejaban armas de largo alcance, como lanzas o arcos y flechas, que ofrecen ventajas obvias. Al cazar con garrotes, es difícil acercarse lo suficiente al juego antes de que las criaturas se escapen. Y esos encuentros cercanos tienen muchos riesgos. Una patada bien dirigida o un golpe de bocina podría ser fatal".

Lo sabían, claro que lo sabían. Los cazadores eligieron garrotes para especies de presa particulares o como armas secundarias para matar animales que ya estaban capturados o heridos. Por ejemplo, los San, en el sur de África, han usado durante siglos sus garrotes de madera de cabeza redonda, que miden de 50 a 100 centímetros de largo, para cazar puercoespines, osos hormigueros y otros animales pequeños.

De la misma forma, los Nivkhs de la Siberia Oriental golpeaban focas y leones marinos con garrotes, y mataban ratas, nutrias y pájaros en muda con palos. Los informes etnográficos dicen también que los aborígenes australianos siempre usaron garrotes, palos arrojadizos y boomerangs contra animales como los canguros. Con garrotes, muchos indígenas de la Costa Noroeste de América del Norte golpean castores, osos, venados y mamíferos marinos, mientras que los de América del Sur hacen lo propio con armadillos y pecaríes.

Además, muchas guerras tradicionales no consistían simplemente en derrotar al enemigo, recuerda Hrnčíř. "Eran una oportunidad para demostrar valentía y heroísmo. Un guerrero valiente no era el que disparaba cobardemente desde la distancia, sino el que vencía al enemigo en el combate cuerpo a cuerpo".