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Desmontando el mito de los abuelos gruñones: la ciencia dice lo contrario
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La bondad no tiene edad

Desmontando el mito de los abuelos gruñones: la ciencia dice lo contrario

Para el año 2050, 1 de cada 6 personas en el mundo tendrá más de 65 años, y casi 500 millones tendrán más de 80, según datos de la ONU. Por tanto, paliar la visión estigmatizada de la vejez puede ser garantía de un futuro mejor

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Por lo general, la gente mayor tiene fama de gruñona. Hemos entendido socialmente que, llegados a cierta edad, las personas pierden sentido del humor, se vuelven más serias y cascarrabias, como se suele decir. Pero, ¿y si solo esta idea no es más que eso, un estereotipo arraigado que condiciona y en cierto modo limita nuestras formas de ser? Es hora de que nos adentremos en la imagen preconcebida de la llamada "tercera edad" para cuestionar los estándares que la sostienen.

Esto mismo pensaron hace meses un grupo de investigadores estadounidenses, y decidieron unirse para llevarlo a cabo. Procedentes del Centro de Estudios de Neuroeconomía de la Universidad de Claremont y del Departamento de Psicología de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, en abril de 2022 encontraron que no es lo que parece (o lo que hemos decidido que debe parecer): conforme cumplimos años, nos hacemos más amables.

Foto: Los siete hábitos que conducen a la felicidad en la vejez (Fuente: iStock)

Somos una población generalmente envejecida, así que rectificar y enmendar nuestra visión de la vejez resulta no solo amable con otros, valga la redundancia, sino con nosotros mismos. La ONU estima que para el año 2050 1 de cada 6 personas en el mundo tendrá más de 65 años, y casi 500 millones tendrán más de 80. Por tanto, paliar esta visión estigmatizada es garantía de un futuro mejor.

El poder de la oxitocina

Con esa esperanza, los investigadores nos explican ahora con datos publicados en Frontiers in Behavioral Neuroscience por qué estábamos equivocados. Usando muestras de sangre de 103 participantes, de entre 18 y 99 años, midieron los niveles de oxitocina en cada uno de ellos. De esta forma encontraron tres comportamientos prosociales que se repetían a menudo: habían donado dinero u otro tipo de bienes a organizaciones benéficas durante el último año, y/o habían realizado algún tipo de voluntariado en el ámbito social.

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Lo que descubrieron es que este comportamiento está relacionado en gran medida con un aumento en los niveles de la hormona oxitocina (la sustancia química que nos hace sentir bien) a medida que envejecemos. Previamente, la oxitocina ya se había vinculado con la confianza en otros estudios, incluso con el altruismo y la generosidad.

Un estudio de la Universidad Nacional de Singapur, publicado en 2019 en Journals of Gerontology: Psychological Sciences, ha querido investigar qué hace que las personas tiendan a ser más generosas con la edad. Para probar esto, su director Yu Rongjun quiso indagar en la influencia de las relaciones sociales comprobando la cantidad de dinero que cada participante estaba dispuesto a donar a extraños.

Valores versus intereses

En aquel estudio participaron dos grupos de 39 personas voluntarias (uno con una edad media de 70 años y otro de 23 años), Rongjun, investigador especializado en neurociencia y psicología social, aseguraba que una mayor generosidad entre las personas mayores, tal y como proponían los datos, posiblemente se produce "porque a medida que las personas envejecen, sus valores se alejan de los intereses puramente personales hacia fuentes de significado más duraderas que se encuentran en sus comunidades".

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En el nuevo estudio, los voluntarios también tuvieron la opción de donar, en este caso se trataba de que dieran parte de lo las ganancias que obtuvieron por el estudio a una organización benéfica contra el cáncer infantil, lo que también se utilizó para medir su comportamiento prosocial inmediato. Los resultados indicaron que la química neuronal que ayuda a mantener las relaciones sociales y, en consecuencia, a vivir una vida plena, parece fortalecerse con la edad.

De hecho, les mostraron un video protagonizado por un niño con cáncer, pues según estudios previos, esta exposición a narrativas difíciles induce la liberación de oxitocina en el cerebro. Se tomó sangre antes y después del video para medir el cambio, comprobando que efectivamente se producía. Si bien estos resultados resultan cuanto menos interesantes, los investigadores destacan que se necesitan más estudios para que la brecha en la concepción actual sobre jóvenes y mayores adquiera una deriva sana.

Por lo general, la gente mayor tiene fama de gruñona. Hemos entendido socialmente que, llegados a cierta edad, las personas pierden sentido del humor, se vuelven más serias y cascarrabias, como se suele decir. Pero, ¿y si solo esta idea no es más que eso, un estereotipo arraigado que condiciona y en cierto modo limita nuestras formas de ser? Es hora de que nos adentremos en la imagen preconcebida de la llamada "tercera edad" para cuestionar los estándares que la sostienen.

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