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El punto de inflexión en el que asumes que te haces mayor (de verdad)
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MOMENTO DE VITAL IMPORTANCIA

El punto de inflexión en el que asumes que te haces mayor (de verdad)

Cumplir 50 es un momento crucial en la vida de cualquier persona, ya que supone el asimilar el propio envejecimiento. Sin embargo, puede ser un fase maravillosa en la vida.

Foto: El punto de inflexión en el que asumes (de verdad) que te haces mayor (iStock)
El punto de inflexión en el que asumes (de verdad) que te haces mayor (iStock)

Cumplir años nos enfrenta al paso del tiempo y a ser conscientes de que cada día somos un poco más viejos. Algo que se hace más evidente cuando toca iniciar una década nueva. Es entonces cuando uno se plantea ciertas reflexiones existenciales. Son las conocidas crisis de la edad, ya sea a los 30, los 40 o los 50.

A los 30 años la gente comienza a darse cuenta de que ya no son tan jóvenes porque los niños empiezan a llamarlos “señor” o “señora”. A los 40 años, cuando apetece más quedarse en casa que salir de copas, se empieza a ser consciente de que algo está cambiando y que se debe al proceso de maduración.

Foto: Fuente: iStock

Sin embargo, es a partir de los 50 años cuando uno es plenamente conocedor de que se está envejeciendo y no hay vuelta atrás. Obviamente, cada persona es diferente y asume y afronta el paso de los años de manera distinta, pero la ciencia corrobora que cuando se alcanzan la década de los 50 supone un punto de inflexión en el proceso de envejecimiento.

A los 50, ya se han vivido dos tercios de la vida

Según un estudio realizado por el sociólogo David Karp, muchos de los participantes de su investigación sienten de forma más profunda el paso del tiempo al cumplir los 50 años. Si se tiene en cuenta que la esperanza de vida está situada en los 81 años de media, eso significa que llegados a esa edad ya se han vivido dos tercios de la vida, algo que provoca una sensación de vértigo, estupor y miedo.

Cumplir 50 años supone asumir un cambio en la dirección del tiempo. Ya no juega a nuestro favor

El momento simbólico de cumplir los 50, el famoso medio siglo, supone la entrada en la última mitad de la vida y no porque nos sintamos mayores, sino porque se produce un cambio en la dirección del tiempo… ya no corre a nuestro favor. Un momento vital que a unos les sume en una espiral de pensamientos negativos pero que, por el contrario, puede ser el momento perfecto para replantearse ciertas decisiones en la vida para estar más pleno y feliz.

Sin duda alguna, uno de los recordatorios del proceso de envejecimiento son los cambios físicos que empiezan a aparecer a los 40 años, pero que se agudizan a partir de los 50, llegando a convertirse las molestias en patologías severas, sobre todo si se lleva una vida basada en el sedentarismo. Por lo general, no se trata de discapacidades físicas, sino del impacto psicológico que supone asimilar la aparición de las goteras y los problemas de salud serios.

placeholder Cumplir los 50, un punto de inflexión vital (Unsplash/Kendall Scott)
Cumplir los 50, un punto de inflexión vital (Unsplash/Kendall Scott)

Asimismo, otra alarma del paso del tiempo viene dada por la muerte de familiares o amigos de la misma edad ya que la percibimos como algo no inminente, pero si que se aproxima lentamente. Ya no se trata de una posibilidad remota, sino que puede convertirse en una realidad y comenzamos a asumir nuestra propia muerte.

Reajuste vital

Todo esto también conlleva cambios a la hora de afrontar el resto de la vida. Es como un reajuste vital en el que se hace balance, se reflexiona y se deja de pensar en el pasado para darle protagonismo a lo que está por venir. El querer aprovechar hasta el último aliento para llevar a cabo tus proyectos más personales y hacer las cosas que te gustan, con las personas con las que estás bien. Todo se relativiza y se toman las cosas menos en serio o menos a pecho que cuando se es mucho más joven.

Foto: Foto: iStock. Opinión
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Ese punto de inflexión del que hablábamos con anterioridad motiva a la gente a tomar decisiones vitales dando un cambio radical a sus vidas. Es el momento del “ahora o nunca”, de hacer lo que uno quiere y no lo que se espera de nosotros. Es el momento del pragmatismo y el hedonismo, de ser realista y pensar en uno mismo para perseguir esos sueños que quedaron aparcados en el camino.

Además, a medida que nos hacemos mayores respondemos menos a los estímulos negativos para fijarnos en lo positivo de las cosas. Uno se enfada menos, es más asertivo e, incluso, mejora el sentido del humor, que sirve como herramienta para evitar momentos tensos o conflictivos. En definitiva, nos preocupamos menos de lo intrascendente para preocuparnos por lo que realmente importa.

Es el momento del “ahora o nunca”, de hacer lo que uno quiere y no lo que se espera de nosotros

Por todo ello, llegar a los 50 no significa que uno está acabado o que comienza una etapa gris y oscura. Todo lo contrario. Es el momento perfecto para disfrutar de todo con mayor plenitud, y libertad y menos culpabilidad. Algo que da la experiencia y la sabiduría de tener cierta edad. Es la llegada al equilibrio y la serenidad ¡Bienvenido a los 50!

Cumplir años nos enfrenta al paso del tiempo y a ser conscientes de que cada día somos un poco más viejos. Algo que se hace más evidente cuando toca iniciar una década nueva. Es entonces cuando uno se plantea ciertas reflexiones existenciales. Son las conocidas crisis de la edad, ya sea a los 30, los 40 o los 50.

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