Un niño de 6 años se gasta casi 1.000 euros en comida a domicilio usando el móvil de su padre

Las nuevas tecnologías forman parte de nuestra vida y los niños cada vez aprenden más rápido a usarlas. La gran capacidad de aprendizaje que tienen, su curiosidad y el mundo infinito de posibilidades que ofrecen estos aparatos electrónicos los hace irresistibles para ellos. Por eso, no suelen tardar en pedir el móvil “a gritos” y cada vez es más normal que usen los teléfonos de sus padres con toda normalidad. Y esto, a veces, puede jugar una mala pasada.

Esto es lo que le ocurrió a Keith Stonehouse, un ciudadano estadounidense que vive en Chesterfield Township, un municipio de la ciudad de Michigan en el estado de Detroit. Alrededor de las 21:00 horas del pasado sábado empezaron a llegarle a casa varias entregas de comida de Grubhub, una plataforma de comida rápida y envío a domicilio norteamericana. Una tras una fueron los repartidores iban haciendo las entregas, algo que dejó desconcertado a este padre de familia que no pudo evitar preguntar a uno de los conductores: “¿Qué ocurre? ¿Por qué me traéis tanta comida?”.

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EC

Finalmente cayó en la cuenta de que había dejado su teléfono móvil a su hijo Mason, de seis años, que estaba jugando como el dispositivo como si tal cosa. En total, Mason se gastó 1.000 dólares, algo así como 913 euros al cambio. Una broma que no le hizo ninguna gracia a su padre.

"¿Ya llegaron las pizzas de pepperoni?"

En el rato que el niño tuvo el móvil en sus manos pidió de todo lo que le gustó y vio en la carta de Grubhub, desde camarones, ensaladas, shawarma, wraps de pollo en pita, sándwiches, patatas fritas con queso y chile y helados de diferentes sabores. Tan elevado fue el pedido que hasta el propio banco de Keith le envió una alerta de fraude rechazando un pedido de pizzas por valor de 400 dólares (365 euros al cambio actual).

“Mientras iba llegando toda la comida y descubrí lo que que había sucedido, fui a hablar con Mason sobre lo que había hecho. Estaba tratando de explicarle que esto no era bueno y él lo único que hizo fue levantar la mano preguntarme: ‘Papá, ¿ya llegaron las pizzas de pepperoni?’ Tuve que salir de la habitación. No sabía si debía enfadarme o reírme”, confesó el padre.

Mason se gastó casi 1.000 euros en pedidos de comida rápida jugando con el móvil de su padre

Finalmente, y ante la imposibilidad de anular los pedidos, Keith compartió la comida con los vecinos que celebraron así un festín inesperado. Ante tal situación, Grubhub se puso en contacto con la familia Stonehouse y les ofreció como compensación una tarjeta regalo por el mismo importe que había gastado Mason. Por el momento, el niño se ha quedado sin acceso al móvil de su padre.