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¿Qué queda del miedo al contacto social que hubo en pandemia? Así es la vida con hafefobia
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ECOS DE LA "DISTANCIA SOCIAL"

¿Qué queda del miedo al contacto social que hubo en pandemia? Así es la vida con hafefobia

Hubo un gran repunte de casos y conforme ha pasado el tiempo muchos ya se han recuperado. Una experta psicóloga analiza las causas y cómo tratar esta ansiedad

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"¿Cuánta ansiedad sientes cuando piensas en que alguien te toca?". Esta es la pregunta que encabeza uno de los muchos cuestionarios disponibles en la red para saber si tu rechazo al contacto físico puede llegar a ser preocupante o simplemente estás en una época rara de tu vida. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo social en el que lo raro es no tocarse. Lo comprobamos hace un tiempo, cuando ese concepto llamado "distancia social" cambió nuestra forma de relacionarnos. Ahora, que se ha asentado el polvo de aquellos años en los que todos rehuimos del contacto físico, cabe preguntarse si ha permanecido este miedo en ciertas personas, han aumentado los casos o, al contrario, ciertas personas predispuestas a sufrir esta fobia han conseguido superarlo y ganar en calidad de vida.

"Durante la pandemia hubo un gran repunte de casos de hafefobia, algo que se ha ido corrigiendo en los últimos años", explica Consuelo Cuenca, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León (COPCYL) a este diario. "Ahora ha habido un pequeño brote debido a los picos de infecciones respiratorias, pero muchos de los pacientes que demandaban una consulta para tratar este trastorno de ansiedad en 2020 ya han conseguido reponerse de ella. Sí que hay gente que todavía siente mucho rechazo al contacto físico, incluso en su propia casa, llevando mascarilla en caso de convivir con miembros de su propia familia. Pero, como toda fobia, si se trata el paciente tiene muchas posibilidades de dejarla atrás".

"La forma de manifestarse es con taquicardias, hiperventilación o sudoración intensa, tal vez acompañado todo ello de sensaciones de mareo"

Como bien dice la experta, se trata de un trastorno de ansiedad, no de un miedo irracional a algo concreto. Al igual que sucede con otras fobias, quien padece hafefobia anticipa una supuesta situación negativa relacionada con el contacto físico, lo que sin duda puede alterar de manera significativa su rutina y calidad de vida. "Una paciente, por ejemplo, tenía pánico a montarse en un autobús, lo que limitaba mucho su transporte incluso para ir al trabajo", explica la psicóloga. "Sus síntomas son cognitivos, ya que aparecen pensamientos irracionales ante el estímulo fóbico, interfiriendo en la concentración. Al ser un miedo irracional, no pueden explicar por qué se sienten así. La forma de manifestarse es con taquicardias, hiperventilación o sudoración intensa, tal vez acompañado todo ello de sensaciones de mareo".

Diferente a la fobia social

Algo curioso de la hafefobia es que no es lo mismo que la fobia social, que vendría a ser la ansiedad de encontrarse en un espacio lleno de gente. Este rechazo al contacto físico no está reñido con estar rodeado de una multitud, sino que también se manifiesta en la intimidad, incluso con personas de confianza en un núcleo familiar. En ocasiones, también se puede originar a raíz de un trauma pasado, como sucede con otro tipo de fobias. Pero por lo general tiene un poso irracional, ya que quien la padece no puede encontrar una explicación certera sobre lo que siente.

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A pesar de parecer difícil de eliminar o de vivir con ella (ya que apela a algo tan simple y cotidiano como un mero apretón de manos), "la intervención psicológica especializada en fobias funciona, es muy eficaz y reduce su impacto, ayudando al paciente a superar la hafefobia en un largo plazo", admite Cuenca. "Solemos utilizar técnicas de exposición a la fobia, siempre forma progresiva y poco a poco, ofreciendo estrategias de afrontamiento adecuadas". Pero sobre todo "eliminar esas conductas inseguras y de evitación".

Se trata de una fobia que por su naturaleza afecta muchísimo, por ejemplo, en el desarrollo social y emocional de alguien. Entonces, ¿cómo puede enamorarse, tener muestras de cariño o incluso mantener relaciones sexuales satisfactorias, una persona con hafefobia? "Sí que hay una expresión emocional, solo que es verbalizada y no hay abrazos o besos", explica Cuenca.

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"Normalmente no nos acercamos a ciertas personas a menos de 50 centímetros, es decir, la distancia con alguien con quien no tenemos confianza siempre está ahí, pero en las personas con hafefobia ello les genera un tremendo problema", recalca la psicóloga. "Pueden relacionarse con otros, pero no pueden mantener contacto físico o acercarse mucho a otras personas, ni siquiera para saludar con el codo, como hacíamos cuando la distancia social era impuesta. Lo bueno es que cuando empieza a tratarse la persona empieza a caer en la cuenta de que puede hacer cualquier cosa sin miedo a que nada le pase, si está funcionando la terapia, claro".

Por ello, si crees que tienes un problema con el mínimo contacto físico con otra persona, aunque sea muy cercana a ti, no dudes en acudir a un profesional especializado en el tratamiento de fobias, ya que tiene fácil solución mediante los procesos descritos por Cuenca. Lo más difícil es asumir y aceptar que existe el problema. "Dependiendo de la situación de la persona, se adoptará un tratamiento en fobias concreto para que modifique sus pensamientos y conductas, lo que está claro es que tiene que poner de su parte y trabajarlo con ejercicios progresivos de exposición a la fobia".

"¿Cuánta ansiedad sientes cuando piensas en que alguien te toca?". Esta es la pregunta que encabeza uno de los muchos cuestionarios disponibles en la red para saber si tu rechazo al contacto físico puede llegar a ser preocupante o simplemente estás en una época rara de tu vida. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo social en el que lo raro es no tocarse. Lo comprobamos hace un tiempo, cuando ese concepto llamado "distancia social" cambió nuestra forma de relacionarnos. Ahora, que se ha asentado el polvo de aquellos años en los que todos rehuimos del contacto físico, cabe preguntarse si ha permanecido este miedo en ciertas personas, han aumentado los casos o, al contrario, ciertas personas predispuestas a sufrir esta fobia han conseguido superarlo y ganar en calidad de vida.

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