Encuentra 9 millones de pesetas en botes de Nesquik y no puede cambiarlos a euros

Todo el mundo sueña con que algún día le toque la lotería. Y mientras fantasea con esa posibilidad se imagina cancelando la hipoteca de su casa, comprando un coche mejor o disfrutando de un viaje por el mundo. Por soñar, que es gratis, que no quede.

Pues a Toño Piñeiro, le ha tocado la lotería… y no. Pero comencemos por el principio. Piñeiro, residente en Valencia pero oriundo de Sober (Lugo), siempre ha querido jubilarse en su tierra natal. Por esa razón, compró una casa en A Pousada, una aldea abandonada, y, al rehabilitarla, se llevó la sorpresa de su vida al encontrar, en diferentes estancias de la casa, nueve millones de las antiguas pesetas (lo que al cambio viene siendo unos 54.000 euros), según informa el diario El Progreso.

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El Confidencial

Toño, que trabaja en el sector de la construcción, compró la casa hace siete años. La propiedad perteneció a un hombre llamado Manuel do Xentes, que trabajaba en la fábrica de cerámica y ladrillos de la parroquia de Canabal y era también tratante de ganado. Según informan los vecinos, el hombre estuvo casado pero no tuvo descendencia y murió sin herederos directos. Y, por lo que se ve, no se fiaba de los bancos ya que guardó todo su dinero en botes de Nesquik que Piñeiro ha ido encontrando poco a poco.

"Estaban planchados"

“Supongo que los guardaba en estos recipientes para evitar la humedad. Es cierto que los últimos estaban algo estropeados, pero los otros no, estaban planchados, era increíble”, afirmó Toño. Lo bueno, por una parte, es que Toño tuvo tiempo de cambiar a euros el dinero que encontró en los cuatro primeros botes que, además, le sirvieron para renovar el tejado de la casa.

El problema es que, desde el año pasado, el Banco de España ya no facilita el cambio de pesetas por euros, por lo que lo que en un principio se convirtió en alegría y alborozo ha terminado por transformarse en desilusión y cierta rabia. “No me voy a echar a llorar”, reconoció resignado.

“No me voy a echar a llorar”, reconoció resignado Piñeiro ante la negativa del Banco de España

Sin embargo, el descubrimiento que hizo este verano, de unos cuatro millones de pesetas (en billetes de 5.000 pesetas del año 1979), ya no podrá cambiarlo. “Cada vez que vengo acabo encontrando dinero. Igual en Navidad, cuando volvamos de Valencia para seguir con la obra, aparecen más”, dijo Piñeiro sin descartar esta posibilidad.