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Una breve (pero interesante) historia de la peseta
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seña de identidad nacional

Una breve (pero interesante) historia de la peseta

En el mes de junio del año 2001, se daría por terminada la fabricación de esta moneda, quedando fuera de circulación tras 135 años de avatares, guerras o derrotas

Foto: Fuente: iStock.
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El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlas ignorantes.

Maximilien Robespierre.

La Peseta, como la paella, la tortilla española, el gazpacho y otras innumerables delicias gastronómicas que han hecho de nuestro país un templo de la gastronomía mundial, son una seña de identidad nacional.

Hacia 1874, coincidiendo con la última de las desgraciadas guerras carlistas, el Banco de España recibió la exclusiva de la concesión para emitir billetes. Era tal el volumen de papel moneda que se emitía en paralelo al enorme crecimiento industrial del país en ese momento, que se triplican los turnos de producción y no por ello, se da abasto. Desde el primer instante, la emisión se mantuvo en un crecimiento estable en simbiosis con la economía del país. Los talleres del Banco de España de acuerdo con empresas alemanas y británicas, se habían encargado de regular u ocasionalmente fabricar el papel moneda en periodos donde no se podía satisfacer la demanda con la propia producción.

Hacia 1874, coincidiendo con la última de las desgraciadas guerras carlistas, el Banco de España recibió la exclusiva de la concesión para emitir billetes

Mientras el metrónomo de la historia avanzaba con ciertos lastres contra las adversidades (guerras internas, falta de obra civil, etc.), España iba integrando de a poco los efectos de la Revolución Industrial inglesa, principalmente en el norte (provincias vascongadas y Cataluña en menor medida), mientras que la efervescente revolución agrícola acontecida en el mismo país, no acababa de prender en el agro hispano. Se comenzaba a vislumbrar claramente dos mundos, el de la alpargata y el de la corbata.

El recorrido histórico de esta emblemática moneda, nace con un decreto del Gobierno provisional que se formó en España tras el derrocamiento de la descocada Isabel II y su exilio en Francia, en el que se establecía a la peseta como única unidad del sistema monetario patrio.

En el mes de junio del año 2001, se daría por terminada la fabricación de la peseta, quedando fuera de circulación tras 135 años de avatares, vicisitudes de toda índole, guerras civiles, crecimiento industrial, derrotas en Cuba y Rif, golpes de estado, dictaduras y finalmente, el advenimiento de la democracia e integración en el esperanzador proyecto supranacional europeo.

El recorrido histórico de esta emblemática moneda, nace con un decreto del Gobierno provisional que se formó en España tras el derrocamiento de la descocada Isabel II y su exilio en Francia

Unas veces velada y otras a la vista, está reflejada toda una secuencia histórica en la que monarcas, prohombres de la patria, artistas y científicos, confundidos con personajes tan dispares como figuras de la II República Española o uniformados muy marciales, dan vida a la peseta en su devenir. Desde los Reyes Católicos, Quevedo, Velázquez, Galdós, Colón, Cervantes, Pizarro, Hernán Cortés, el Cardenal Cisneros, Albéniz, Carlos III o Don Quijote, la pequeña alfombra mágica que era la peseta, nos llevaba ya fuera a los sueños que nos movían hacia el futuro, ya fuera hacia la dura vivencia de la realidad.

Nominalmente, la peseta tiene curiosamente una raíz catalana, ya que en la lengua catalana la palabra peça en la expresión coloquial del diminutivo pesseta o piececilla, se aplicó a la unidad monetaria por excelencia dada su popularidad entre la gente de a pie. La polarización de la rubia, para referirse a la moneda de latón o la de duro para la moneda de cinco pesetas o “pelas” entre la gente joven, dieron una inmensa vitalidad a estos metales de por sí inánimes, enriqueciendo el lenguaje cotidiano de generaciones.

Éramos un país efervescente y vital en el que el crecimiento anual podía rondar incluso en ocasiones el 5%

Desde la primera emisión en papel moneda en que se expresó su valor en pesetas tal que un día 1 de julio del año del Señor de 1874, un billete de veinticinco pesetas, hasta que vio la luz el mayor billete emitido jamás en España antes de nuestro ingreso en el euro, el de 10.000 pesetas, éramos un país efervescente y vital en el que el crecimiento anual podía rondar incluso en ocasiones el 5%. Planes de desarrollo, inversiones mastodónticas en obra civil, construcciones en el perímetro mediterráneo al margen de la ley, la invasión del turismo de masas, el despertar del sector servicios y un prometedor futuro como país en la comunidad internacional, configuraban un sueño muy anhelado que pretendía pasar página a las alpargatas, los Celtas cortos y el famoso lingotazo Sol y Sombra y mirar hacia otros horizontes.

Entonces apareció el euro redentor con sus ventajas y desengaños, espejismos y encarecimiento del coste de la vida, y nuestra pequeña peseta se fue desvaneciendo en la trama de la historia, no sin dejarnos antes un sabor nostálgico.

El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlas ignorantes.

Banco de España Isabel II