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La historia de las brujas de Salem: ¿se quemaron realmente?
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La historia de las brujas de Salem: ¿se quemaron realmente?

Ha pasado a la historia como uno de los juicios más famosos de todos los tiempos, pero todavía algunas personas no conocen la realidad del todo

Foto: Fuente: iStock.
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Ser mujer entre 1692 y 1693 en Salem (Massachusetts) probablemente no fue demasiado fácil. Los juicios y las represalias que vinieron después han pasado a la historia y forman parte del imaginario colectivo y la cultura popular de la sociedad. Las brujas nunca pasarán de moda, pues fue aquel un tiempo tan diferente e incomprensible desde la perspectiva actual, que sigue fascinando.

Los juicios por brujería de Salem, con el objetivo de procesar y castigar delitos de brujería en distintos condados de Massachusetts han pasado a la historia como una muestra de lo que el extremismo religioso puede causar. Más o menos todo el mundo conoce parte o la historia completa: el 29 de febrero de 1692 tres mujeres fueron arrestadas: Tituba (esclava en la casa del Reverendo Samuel Parris), Sarah Good (indigente y embarazada en el momento de su arresto) y Sarah Osburne (terrateniente que se había granjeado el odio de sus vecinos).

Fue el principio, después las acusaciones comenzaron a hacerse masivas, pues algunos vecinos las utilizaron para vengarse o solucionar rencillas personales. A finales de 1693, más de 150 personas fueron detenidas y encarceladas. El fenómeno de la caza de brujas, que recorrió Europa y América entre los siglos XV y XVII, fue terroríficamente frecuente: miles de personas (principalmente mujeres) fueron ejecutadas por sus supuestos actos de magia, elaboración de brebajes y otros delitos relacionados con la brujería (desde conductas sociales a medicina). Los juicios de Salem son, probablemente, los más famosos.

En Inglaterra y sus colonias la brujería se juzgaba en tribunales como cualquier otro crimen capital, y el castigo para estos era la horca

Sin embargo, una creencia bastante frecuente es que estas 'brujas' fueron quemadas. Pero, ¿lo fueron?

En realidad no.

Aunque ese era un castigo frecuente en Europa, Inglaterra y sus colonias americanas fueron una anomalía durante ese período, al menos a la hora de quemar a aquellos acusados de brujería. "La hoguera no fue método de ejecución para las brujas condenadas en Salem o cualquiera de las otras colonias", explica Emerson Baker, profesora de historia en la Universidad Estatal de Salem, en 'Live Science'.

Según explica, en Inglaterra y sus colonias la brujería se juzgaba en tribunales como cualquier otro crimen capital, y el castigo para estos era la horca. Mientras tanto, en Europa, los casos de brujería tendían a ser juzgados por tribunales eclesiásticos, y por tanto se trataban como herejías. ¿El castigo por hereje? Efectivamente: la hoguera, que se consideraba algo así como una forma de purificar el alma.

En los juicios eclesiásticos la hoguera se consideraba algo así como una forma de purificar el alma

Además de los cruentos castigos también se produjeron las cruentas pruebas: la del agua (se descendía a la víctima atada a un pozo y si se hundía resultaba inocente), la de la aguja (si se encontraba una 'marca del Demonio' se pinchaba con un hierro, si la zona sangraba se consideraba buena señal), la de las lágrimas (se creía que las personas que ejercían la brujería no podían llorar) o la del peso (tenía que flotar o volar, pues se afirmaba que los brujos no pesaban más de cinco kilos). Las acusaciones de Salem han llegado hasta nuestros días en parte gracias a la obra 'Las brujas de Salem', de Arthur Miller. Hoy, disfrazarse de bruja para Halloween es una manera de divertirse. Ayer, ser acusado de serlo era una condena.

Ser mujer entre 1692 y 1693 en Salem (Massachusetts) probablemente no fue demasiado fácil. Los juicios y las represalias que vinieron después han pasado a la historia y forman parte del imaginario colectivo y la cultura popular de la sociedad. Las brujas nunca pasarán de moda, pues fue aquel un tiempo tan diferente e incomprensible desde la perspectiva actual, que sigue fascinando.

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