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¿Soñar nos ayuda a prepararnos para la vida?
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¿Soñar nos ayuda a prepararnos para la vida?

Un estudio reciente de Yale ha planteado la posibilidad de que soñar no solo nos ayuda a prepararnos para el día a día, sino también para nuestro futuro

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Los sueños nos acompañan cada noche, aunque algunos no sean capaces de recordarlos. Las pesadillas pueden horrorizarnos y provocarnos verdadero temor, hasta el punto de despertarnos empapados en sudor y con los huesos entumecidos, y los sueños bellos y alegóricos pueden quedarse en nuestra cabeza para siempre. Y es que, aunque no los recordemos todos, cada noche tenemos cuatro o más episodios de sueños vividos, que ocurren durante la fase REM.

Se han propuesto muchas teorías que intentan explicar por qué soñamos. Crick y Mitchison postularon que la fase REM tiene como propósito eliminar las internacciones inútiles en redes de células en la corteza cerebral, a través de un proceso de aprendizaje inverso. Otras teorías sugieren que los pensamientos, imágenes y recuerdos aleatorios son producidos por la actividad cerebral subyacente durante la fase REM, o que resultan en la consolidación de la memoria. También se ha dicho que pueden predecir eventos futuros o que nos preparan para los peligros del mundo real ensayando estrategias de afrontamiento.

Klemm propuso que soñar es un producto del sueño REM que se activa y ayuda a preparar el cerebro para las actividades del día, al restaurar la conciencia después de un sueño profundo

¿Podría realmente ayudarnos? Según indica un reciente artículo publicado en 'Psychology Today', Klemm propuso que soñar es un producto del sueño REM que se activa y ayuda a preparar el cerebro para las actividades del día, al restaurar la conciencia después de un sueño profundo. Y un estudio reciente realizado en Yale ha querido llegar un paso más, planteando la posibilidad de que soñar no solo nos ayuda a prepararnos para el día, sino para la vida.

Para ello, examinaron los circuitos neuronales para la visión en ratones. Estos circuitos se desarrollan antes de que se produzca la visión y permiten que el ratón vea tan pronto como se abren los ojos. ¿Cómo sucede que el sistema visual se autoorganiza para permitir un procesamiento visual significativo antes de que haya habido exposición a estímulos visuales? Mediante la generación de ondas de propagación que surgen espontáneamente en las retinas de los ojos de los animales y permiten que el sistema visual comience a desarrollarse y funcionar.

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Utilizaron una metodología compleja para estudiar el desarrollo de habilidades visuales en el ratón recién nacido. Descubrieron que la actividad espontánea de la retina estaba estructurada para simular el movimiento hacia adelante en el espacio, lo que prepara al ratón para percibir este movimiento al abrir los ojos y contribuye al desarrollo de la función visual de orden superior. Esto ocurre antes de que se abran los ojos y antes de que el ratón haya experimentado alguna entrada visual. Llegaron a la conclusión, por tanto, de que su actividad temprana similar a un sueño tiene sentido evolutivo porque permite que un ratón anticipe lo que experimentará después de abrir los ojos y esté preparado para responder de inmediato a las amenazas ambientales, lo que podría ser parecido con los humanos, pues algunas habilidades visuales (como detectar el movimiento de un dedo a través del campo visual), están presentes al nacer.

Los seres humanos pueden usar todos los sentidos para procesar información social y física que les permite distinguir entre caras y objetos, recordarlos y reconocerlos y pueden comparar diferentes entradas sensoriales y unirlas para aprender sobre el medio ambiente, lo que, para algunos, son los cimientos de la cognición humana. Están presentes al nacer y no son el resultado del entorno previo al nacimiento, que no coincide con el mundo complejo en el que después tiene que vivir. Como desde su nacimiento tienen que sumirse en un entorno complejo y multidimensional, deben poseer algunos mecanismos que les permitan adaptarse inmediatamente a ese entorno.

Los bebés pasan alrededor de 18 horas dormidos en sus primeros meses de vida. Su sueño se divide en períodos más cortos en lugar de las 16 horas de vigilia

Se sabe que el sueño de los adultos y el de los recién nacidos es diferente: los primeros tienen cuatro etapas claras, mientras que los segundos pasan alrededor de 18 horas dormidos en sus primeros meses de vida. Su sueño se divide en períodos más cortos en lugar de las 16 horas de vigilia y las 8 horas de sueño que asociamos con el sueño de los adultos. Los adultos suelen pasar alrededor del 25% de la noche en sueño REM. Aproximadamente la mitad del tiempo de sueño del bebé se pasa en "sueño tranquilo", que es similar al sueño NREM, y la otra mitad en "sueño activo", que es similar al sueño REM.

Los científicos no han descubierto completamente cómo se desarrolla la capacidad de los bebés para interactuar rápidamente con su entorno y comprenderlo. El estudio que se realizó en ratones reveló una forma en que el sistema visual de un animal se prepara para los desafíos de la vida. Este mecanismo puede o no tener un papel importante en el desarrollo humano, no se sabe aún a ciencia cierta, pero al menos da un poco de luz para futuras líneas de investigación.

Los sueños nos acompañan cada noche, aunque algunos no sean capaces de recordarlos. Las pesadillas pueden horrorizarnos y provocarnos verdadero temor, hasta el punto de despertarnos empapados en sudor y con los huesos entumecidos, y los sueños bellos y alegóricos pueden quedarse en nuestra cabeza para siempre. Y es que, aunque no los recordemos todos, cada noche tenemos cuatro o más episodios de sueños vividos, que ocurren durante la fase REM.

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