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Epidemias de suicidios a lo largo de la historia: cuando la gente copió morir
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Epidemias de suicidios a lo largo de la historia: cuando la gente copió morir

Pasó con Werther o con Kurt Cobain, hay personas que parecen imitar el peor crimen de todos: arrebatarse la vida a uno mismo. Intentamos desentrañar mejor qué piensan

Foto: El suicidio de Werther, de un autor desconocido.
El suicidio de Werther, de un autor desconocido.

Cada año se suicidan en el mundo cerca de 700.000 personas y es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. Antes, aquellos que atentaban contra su propia existencia no tenían el derecho a ser enterrados en Camposanto porque habían cometido el mayor pecado que un ser humano puede perpetrar. A día de hoy, aunque la comprensión de las enfermedades mentales ha avanzado, todavía sigue siendo un tabú.

A lo largo de la historia, sin embargo, se han producido 'epidemias' de suicidios especialmente llamativas, como si el acto de quitarse la vida a uno mismo pudiera contagiarse como una enfermedad infecciosa. Probablemente una de las historias más famosas es la del suicidio por amor que produjo la obra 'Las penas del joven Werther' (1774) de Goethe. El protagonista termina quitándose la vida al ser rechazado por su amada Lotte, que está prometida a Albert, otro hombre. Cuando se publicó, se convirtió en una obra muy popular entre los jóvenes de la época, que en varios casos llegaron a imitar la conducta del protagonista y terminaron suicidándose por amor: se lo conoce como el efecto Werther.

Cuando se publicó 'Las penas del joven Werther' las autoridades de Italia, Alemania y Dinamarca prohibieron la novela para evitar el 'efecto contagio': varios jóvenes se suicidaron por amor tras leerla

De hecho, las autoridades de Italia, Alemania y Dinamarca llegaron a prohibir la novela para evitar este efecto contagio que provocaba. Aunque es probablemente el caso más antiguo de pandemia de suicidio que se conoce, no es el único ni mucho menos. El sociólogo David Phillips instauró el término en 1974, y años antes estudió que el número de suicidios se incrementaba en Estados Unidos cada vez que el 'New York Times' publicaba en portada alguna noticia relacionada con una muerte de este estilo. Se percató, además, de que cuando el sujeto que se había suicidado era famoso, ese efecto 'copycat' era más frecuente.

En realidad, que un famoso muera suele producir este efecto con bastante frecuencia, aunque resulte increíble. Cuando Rodolfo Valentino falleció de peritonitis a la edad de 31 años hubo avisos de decenas de intentos de suicidios por parte de sus fans. Marilyn Monroe falleció en 1962 y la pandemia de suicidios que siguió a su muerte se hizo histórica. Algo parecido sucedió tras la muerte de Kurt Cobain en los 90, y con el fallecimiento de la cantante japonesa Yukiko Okada a finales de los 60 se suicidaron cerca de 30 jóvenes (especialmente mujeres), por lo que bautizaron a esa 'epidemia' como 'efecto Yukko'.

El poeta Misao Fujimura talló su último poema de despedida en un árbol junto a una cascada antes de tirarse por un precipicio

De cualquier manera, en Japón el problema de los suicidios tiene un largo recorrido: docenas de escritores japoneses han decidido terminar con su vida a lo largo de la historia. Yukio Mishima se hizo el sepukku (en español lo comocemos como hara-kiri) y Misao Fujimura talló un poema en un árbol junto a una cascada antes de tirarse por un precipicio. En el país hay un alto índice de jóvenes que deciden suicidarse en el bosque de Aokigahara, bajo el monte Fuji.

"La calidad de algunos estudios es pobre, pero sí parece haber cierta asociación entre el suicidio de una persona famosa y el aumento (de suicidios) posterior en la población" indica el psiquiatra Marc Planella. "Parece una relación compleja, en la que se mezclan muchas variables: desde la más fundamental de todas (el estado de salud mental de aquellos que se suicidan) a otras en relación con su situación personal, el famoso que se suicida, el tipo de información que se ha transmitido en los medios o redes..."

¿Secularización? ¿Cultura? ¿Ingresos? ¿Temperaturas?

Hemos mencionado anteriormente que en esos casos de suicidios por imitación suele haber mayoría de mujeres y jóvenes, no queda muy claro el por qué, sin embargo. "Entraríamos en el terreno de la especulación", apunta el psiquiatra. "De hecho, la tasa de suicidios consumados en el total de la población es más alta en hombres que en mujeres. Lo que sí es más alto en mujeres jóvenes es el número de intentos de suicidios (que no terminan en suicidios consumados). Podríamos pensar que si hay algún tipo de mayor vínculo emocional en este grupo de la población con las celebridades, pero no está demostrado por lo que me parece arriesgado sacar alguna conclusión al respecto".

La tasa de suicidios consumados en el total de la población es más alta en hombres que en mujeres. Lo que sí es más alto en mujeres jóvenes es el número de intentos de suicidios

¿Secularización? ¿Cultura? ¿Ingresos? ¿Temperaturas? "El suicidio está marcado por muchos factores, pero hay una cosa que sí sabemos: en la mayoría (el 80% según los estudios) interviene algún tipo de problema de salud mental (depresión, adicciones, ansiedad, esquizofrenia...). A partir de aquí, si una persona está en una situación muy límite, diferentes eventos pueden actuar como gota que colma el vaso (rupturas, malas situaciones económicas, paro...)" indica el psiquiatra. "La cultura también puede tener su papel en todo ello: la visión de ciertos temas en las culturas orientales pueden ser muy distintas que en occidente. Aparte de esto, algunas estadísticas hablan de que las personas religiosas cometen menos suicidios que las no religiosas".

"Los ingresos económicos pueden ser un factor protector o de riesgo de empeorar una patología mental en función de cómo le vaya a cada uno. Me explico: no todas las personas que tienen dificultades para llegar a final de mes o todas las personas que se arruinan acaban suicidándose. Se suelen suicidar, por ejemplo, las personas con dificultades económicas o que se arruinan que padecen una depresión (porque ya la tenían o porque los problemas económicos la hayan desencadenado). Es fundamental distinguir entre tener problemas y pasarlo mal y tener problemas y tener depresión. Los primeros lo están pasando mal y los segundos, además, padecen una enfermedad".

Muchas enfermedades mentales tienen lo que llamamos un patrón estacional: tienen más riesgo de empeorar en ciertas épocas de año

Con respecto a las temperaturas también hay muchos estudios al respecto, sin embargo no se ponen de acuerdo. "Sí hay una situación muy conocida y demostrada y es que muchas enfermedades mentales tienen lo que llamamos un patrón estacional: tienen más riesgo de empeorar en ciertas épocas de año (fundamentalmente en otoño y primavera) y se cree que tiene que ver con la influencia de las horas de luz sobre ciertos transmisores cerebrales. Eso podría explicar, en parte, ciertas variaciones por estaciones o latitudes".

Desgraciadamente y a día de hoy, hablar del suicidio no está normalizado. Como apunta el psiquiatra: "Poco a poco (demasiado poco a poco) la salud mental va siendo cada vez más entendida, pero estamos muy lejos de una situación mínimamente deseable. E incluyo en ello a gran cantidad de gente: empezando por los propios sanitarios (que fuera de los formados en salud mental, desconocen mucho de este mundo), responsables políticos y acabando por la población general, a la que no le llega un mínimo de información en condiciones ni se le da una atención adecuada en este campo", concluye.

Cada año se suicidan en el mundo cerca de 700.000 personas y es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. Antes, aquellos que atentaban contra su propia existencia no tenían el derecho a ser enterrados en Camposanto porque habían cometido el mayor pecado que un ser humano puede perpetrar. A día de hoy, aunque la comprensión de las enfermedades mentales ha avanzado, todavía sigue siendo un tabú.

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