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Estos son los pros y contras de bañarse diario
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Bacterias buenas vs bacterias malas

Estos son los pros y contras de bañarse diario

Las altas temperaturas en esta época del año llaman a meterse bajo el agua para tratar de sobrellevarlas. Las duchas constantes pueden ser beneficiosas, pero también pueden tener consecuencias negativas

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Quién no piensa en meterse en la ducha estos días de calor. Ducharse proporciona muchos beneficios que parecen aumentar en verano. Las altas temperaturas que alcanzan muchas zonas en esta época del año llaman a meterse bajo el agua constantemente para tratar de sobrellevarlas. Así aliviamos lo que el calor nos produce: desde malos olores por sudor hasta un mal estado de ánimo determinado por la sensación que nos produce la piel grasa y sudada, pero también los dolores y molestias corporales, ya que el agua aumenta el flujo sanguíneo, mejora la concentración y los niveles de estrés y ansiedad, disminuye la fatiga e incluso puede ayudarnos con las dificultades respiratorias. Sin embargo, las duchas diarias tienen también inconvenientes que pueden perjudicar en la misma medida que benefician a nuestro cuerpo. Si estás duchándote varias veces al día, ten cuidado.

Tal vez sea precisamente por esas altas temperaturas, o no, pero en España la hora de la ducha tiene su hueco asegurado y preciado. Según un estudio de la consultora Kantar Worldpane, los españoles nos duchamos con una frecuencia algo inferior a la diaria, unas 6,8 veces por semana, en línea con otros países europeos como Francia o Alemania. ¿Es esto mucho o poco? Depende.

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En general, los dermatólogos no son grandes amigos del aseo constante por muchos motivos. Lo primero es tener en cuenta tu tipo de piel. Las pieles grasas no requieren el mismo tipo de aseo que las que son más secas o sensibles. También tu estilo de vida: no es lo mismo si haces deporte diariamente que si no sueles llevar un ritmo muy acelerado o no sales mucho. No obstante, seas como seas, es importante que sepas qué tiempo pasas en la ducha. ¿Cuánto es demasiado? ¿Qué beneficios y qué inconvenientes presenta?

Si bañarse ayuda a limpiar y exfoliar nuestro cuerpo, lo cual resulta positivo para evitar infecciones o controlar el acné, bañarse en exceso puede provocar irritación y resequedad en la piel que facilitan la posibilidad de que se infecte, ya que los productos que usamos como jabones, geles y otros alteran los aceites naturales que conforman la barrera protectora, protegiéndonos de todo aquello a lo que está expuesta cada día (incluidos gérmenes y bacterias que nos transmiten enfermedades). Entre los beneficios de ducharse podemos destacar los siguientes:

Controlas el exceso de grasa

Los motivos de ese acné que perdura pese a que hace años que pasaste la etapa de la adolescencia y la pubertad pueden ser muchos, desde algo hormonal a la consecuencia de algún medicamento, haciendo especial hincapié en el estrés y otros factores relacionados con la salud mental, pero también puede ser el resultado de no bañarse lo suficiente. Esto último puede darse en personas que suelen irse a dormir sin lavarse el rostro, por ejemplo, o que no lavan bien su espalda (otra de las zonas habituales donde se acumula el acné) durante la ducha.

Cuando la piel está sucia, hay mayor posibilidad de que los poros queden obstruidos, lo que da lugar a los famosos puntos negros, así que es importante tener una rutina de higiene diaria para evitarlo, especialmente en aquellas partes del cuerpo con tendencia a acumular grasa.

Evitas irritaciones por la acumulación de suciedad

La suciedad y la acumulación de piel muerta también traen consigo la irritación e inflamación cuando las células muertas se acumulan en la piel. Sin una limpieza regular, puedes experimentar rojeces y comezón que una buena ducha te ayudará a evitar.

Reduces la cantidad de gérmenes

La pandemia nos ha recordado lo expuesto que estamos a bacterias, gérmenes y virus que se adhieren a nosotros causándonos dolencias y enfermedades de todo tipo. Ahora sabemos con algo más de precisión el nivel de exposición de nuestro cuerpo a todo tipo de gérmenes y bacterias dentro y fuera de casa. Y sí, no bañarte hace que se acumulen sobre tu piel.

Si no te bañas regularmente y no usas un exfoliante cada cierto tiempo, dificultarás el trabajo de las bacterias buenas que combaten a las malas

Pero no todas las bacterias son malignas. De hecho, en la existencia de buenas y malas reside la respuesta a esta cuestión: Si no te bañas regularmente y no usas un exfoliante cada cierto tiempo, dificultarás el trabajo de las bacterias buenas que combaten a las malas. Si las malas son mayoría, acaban por expandirse sobre las buenas. He aquí la aparición de hongos e infecciones. Además, con todos esos gérmenes que no se eliminan, tienes más probabilidades de enfermarte.

Pero la limpieza tiene un límite. Sobrepasarlo puede provocar un efecto contrario al que se busca. Algunos de estos inconvenientes con los siguientes:

Alteras tu pH

Lo encontrarás en muchos botes de gel y jabón. Lo conoces, pero quizás no sepas cuán importante son estas siglas para tu salud. La piel es un ecosistema de miles de bacterias, virus y hongos. Como ya se ha dicho, no todos malignos o peligrosos, de hecho, vivimos gracias a los grupos buenos de estas especies que además son mayoría. La capa de lípidos tiene un pH situado en aproximadamente el 5,5, que es el que impide que los gérmenes vayan a sus anchas por nuestra piel tratando de debilitar los organismos que pueblan nuestro cuerpo.

Por tanto, no alterar este nivel de acidez es importante porque al hacerlo se les está facilitando el camino a los últimos. Las duchas en exceso altera la distribución natural de bacterias buenas en la piel y abren paso a los gérmenes.

Todo esto deriva a los mismos problemas visibles que puede provocar la situación contraria, el exceso de grasa, como son la sequedad, descamación, rojez o quemazón, síntomas además de una posible dermatitis atópica.

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Nuestra piel queda desprotegida

Si sucede lo anterior es porque nuestra piel queda desprotegida al eliminarse sus aceites naturales. Las células muertas que tenemos en la piel son, en equilibrio, necesarias. Sin embargo, al lavarnos continuamente las estamos eliminando y con ello la capa protectora que conforman. Es importante utilizar jabones con un pH adecuado y con la menor cantidad de químicos posibles.

En cuanto al número de veces que debes ducharte, dependiendo de tu condición física o hábitos, la experta en dermatología en la Escuela de Medicina de la Universidad del Sur de California Nada Elbuluk, lo mejor es que establezcas una rutina de baño entre la ducha diaria y una cada dos días, pero en cualquier caso depende de tu tipo de piel.

"Esperamos que la gente no huela a nada o que huela a perfume"

En una entrevista para la BBC, el doctor y profesor James Hamblin describe la ducha como “un acontecimiento muy nuevo en la historia de la humanidad: que tengamos que gastar tanto tiempo, dinero y recursos en bañarnos”. Asimismo, Hamblin señala que "durante la mayor parte de nuestra historia, tuvimos olores que fueron parte de cómo nos comunicábamos con otras personas", algo que se ha eliminado de las nociones actuales acerca de “nuestra biología social”: "Esperamos que la gente no huela a nada o que huela a perfume, colonia, gel de baño o de lo contrario significa que huelen mal. Si hay algún olor humano detectable, resulta negativo", apunta.

En un artículo publicado en 2016, este doctor escribió que "el olor de los cuerpos es producto de bacterias que viven en nuestra piel y se alimentan de las secreciones aceitosas del sudor y las glándulas sebáceas que están en la base de nuestros folículos pilosos". Hemos establecido la idea de deshacernos de ellos para una mayor idea de limpieza, pero, "cuando te duchas agresivamente, destruyes los ecosistemas de tu cuerpo, que se repueblan rápidamente por otras especies externas, así que quedan desequilibradas y tienden a favorecer los tipos de microbios que producen olor", explica en dicho texto. Por lo tanto, una relación sana con nuestras bacterias es la base que debemos tener en mente al entrar a la ducha.

Quién no piensa en meterse en la ducha estos días de calor. Ducharse proporciona muchos beneficios que parecen aumentar en verano. Las altas temperaturas que alcanzan muchas zonas en esta época del año llaman a meterse bajo el agua constantemente para tratar de sobrellevarlas. Así aliviamos lo que el calor nos produce: desde malos olores por sudor hasta un mal estado de ánimo determinado por la sensación que nos produce la piel grasa y sudada, pero también los dolores y molestias corporales, ya que el agua aumenta el flujo sanguíneo, mejora la concentración y los niveles de estrés y ansiedad, disminuye la fatiga e incluso puede ayudarnos con las dificultades respiratorias. Sin embargo, las duchas diarias tienen también inconvenientes que pueden perjudicar en la misma medida que benefician a nuestro cuerpo. Si estás duchándote varias veces al día, ten cuidado.

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