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Por qué es mucho mejor utilizar gel en la ducha en lugar de jabón
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¿Líquido o sólido?

Por qué es mucho mejor utilizar gel en la ducha en lugar de jabón

Parece que la diferencia entre uno y otro está solo en la forma. Sin embargo, optar por las pastillas o los botes tiene importantes implicaciones para nuestra piel

Foto: El mejor acompañamiento para el baño. (iStock)
El mejor acompañamiento para el baño. (iStock)

Los motivos últimos que nos arrastran a escoger un producto para nuestra higiene diaria pueden ser de lo más variopintos: la costumbre de habernos lavado toda la vida con jabón, el rechazo a los incómodos botes que se deslizan y vuelcan por la bañera, la mayor facilidad a la hora de aplicar el producto que ofrece el gel frente a las pastillas…

Fuera de estas manías, optar entre una u otra alternativa puede suponer la diferencia entre una piel suave frente a otra deshidratada o demasiado grasa. Así que antes de confiar en tu intuición o en el consejo de tu tienda habitual de cosmética, considera lo que los expertos te tienen que decir.

Los ingredientes que poseen las pastillas eliminan buena parte de la grasa de nuestra piel, demasiada cantidad a veces

A la hora de la compra, la preferencia entre pastilla y gel es distinta entre Estados Unidos y Europa. Al otro lado del charco suelen ser más devotos del jabón mientras que en nuestro continente se suele optar por la alternativa más cara. ¿Es, sin embargo, tal la elección la más adecuada para tu piel? Para responder a la pregunta, se hace necesario comprobar cómo es el proceso de fabricación de cada uno de ellos.

¿Un problema de hidratación?

Las pastillas son el resultado de combinar grasas de procedencia vegetal o animal con una sustancia alcalina como el hidróxido de sodio, más popularmente conocido como sosa caústica. Al unirlos, sucede el proceso químico conocido como saponificación por el que el agua se evapora y aparece como resultado el producto que utilizaremos finalmente para nuestra higiene corporal.

Dándole un giro a la cuestión, algunos expertos recomendarían los geles para el invierno y las pastillas para el verano

Otros ingredientes pueden incorporarse a los jabones, como la glicerina o el sorbitol (con propiedades emolientes), así como el triclosán en el caso de los antibacterianos. La dermatóloga neoyorkina Erin Gilbert previene, sin embargo, de las consecuencias que tiene sobre nuestra piel todas estas sustancias que las pastillas contienen: “Ciertas pastillas se fabrican para ofrecer una extraordinaria sensación de limpieza, pero los ingredientes que poseen, como la sosa, eliminan buena parte de la grasa de nuestra piel, demasiada cantidad a veces”, cuenta a 'Business Insider'.

Frente a ello, la experta advierte: “Los geles están técnicamente un poco más avanzados. Su objetivo es hidratar, incluyendo pequeñas cantidades añadidas de aceites, como los de coco o jojoba, que reponen los líquidos y las grasas de la piel. Personalmente prefiero los geles, los jabones de barra tienden a ser demasiado secos”.

A cada cual su producto

La opinión de Gilbert se encuentra, sin embargo, algo más matizada por otros expertos. Según el dermatólogo Craig Kraffert, presidente de la empresa de cosméticos Amarte, las pastillas resultan óptimas a la hora de eliminar la suciedad, los restos de piel o los excedentes de grasa, por lo que son adecuadas para los deportistas o para aquellos que tienen una tendencia natural a sudar demasiado.

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Foto: iStock.

Sin embargo, si tu piel es especialmente delicada, seca o propensa a padecer eccemas, lo mejor sería decantarse por el gel. Dándole un giro más a la cuestión, la alternativa más inteligente, según Kraffert, se basaría en realidad en cambiar entre uno u otro producto dependiendo de la situación en la que se halle nuestra epidermis. La piel tiende a secarse durante el invierno, por lo que es bueno estudiar si convendría emplear el gel para los fríos meses que se avecinan y el jabón para la temporada estival.

Los motivos últimos que nos arrastran a escoger un producto para nuestra higiene diaria pueden ser de lo más variopintos: la costumbre de habernos lavado toda la vida con jabón, el rechazo a los incómodos botes que se deslizan y vuelcan por la bañera, la mayor facilidad a la hora de aplicar el producto que ofrece el gel frente a las pastillas…

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