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Por qué deberías preguntar por el sueldo en una entrevista de trabajo para un empleo
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LA BRECHA DE DEMANDA

Por qué deberías preguntar por el sueldo en una entrevista de trabajo para un empleo

Informarse sobre los salarios del puesto al que aspiramos ayuda a derribar la brecha de género en los salarios que existe actualmente en muchos países del mundo

Foto: La brecha de demanda afecta tanto a mujeres como a minorías (iStock)
La brecha de demanda afecta tanto a mujeres como a minorías (iStock)

Jess Jones tenía 31 años cuando abandonó su carrera como profesora para dedicarse a la tecnología como ingeniera de software. No tenía claro qué salarios podría esperar en su nuevo empleo, así que hizo una completa investigación entre profesionales que encontró en LinkedIn y la calculadora de salarios que encontró en una plataforma que recluta a trabajadores especializados.

Aquella investigación le llevó a una conclusión: debía preguntar por el sueldo en sus entrevistas de trabajo y exigir una cantidad muy alta. Como ella misma explica a la BBC, "pedir una cifra que me diera ganas de vomitar". Gracias a ese trabajo previo, Jess consiguió que no le afectara la brecha salarial presente en muchos países del mundo por cuestión de género y logró el mismo sueldo que un hombre.

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Lo que no todos los empleados saben es que esa brecha salarial comienza desde el mismo momento en el que se accede al nuevo trabajo. Es la conocida como "brecha de demanda" y consiste en la diferencia en las expectativas salariales que experimentan no solo las mujeres, sino también grupos étnicos minoritarios, al enfrentarse a una negociación.

Las mujeres esperan ganar menos

Un estudio publicado en Argentina reveló que las mujeres piden, de media, un sueldo un 6% menor a los hombres por el mismo trabajo. Además, esa diferencia es aún mayor en los empleos dominados históricamente por los hombres. Lo mismo sucede en Estados Unidos: las médicas residentes esperaban recibir un salario que era casi un 10 por ciento menor al sueldo soñado por sus compañeros masculinos.

Las mujeres no blancas son el grupo más afectado por la "brecha de demanda"

Y esa diferencia al comienzo de una carrera profesional es lo que marcará la brecha de género a lo largo de toda la vida, como explica la profesora de la Universidad Estatal de California, Zhaleh Semnani-Azad: "Con el tiempo aumentan porque el porcentaje del aumento generalmente se basa en el salario base, por lo que se acumula a lo largo de los años. Entonces aquí es donde las mujeres acaban perdiendo a largo plazo".

Semnani-Azad añade que las mujeres tienen expectativas de salario más bajas respecto a los hombres, algo que sucede igualmente entre las minorías respecto a los trabajadores blancos. Por eso, las mujeres aceptan en un alto porcentaje la primera oferta de sueldo que reciben, mientras que los hombres, al tener expectativas más altas, no se conforman y esperan ofertas mayores.

placeholder Las mujeres tienen expectativas salariales más bajas que los hombres
Las mujeres tienen expectativas salariales más bajas que los hombres

Las mujeres tienen miedo a parecer agresivas, mientras a los hombres no les preocupa parecer violentos, según la profesora Semnani-Azad: "Si son demasiado enérgicas o masculinas, hay una percepción negativa de que no colaboran, no cooperan... Pero si son demasiado amables y colaboran o son comunitarias, entonces se les percibe como débiles o, quizás, no tan competentes".

Cómo reducir la brecha de demanda

Tener la mayor información posible sobre los sueldos de un sector es fundamental a la hora de negociar un salario en las rondas finales de una entrevista de trabajo. Pero, incluso haciendo una investigación previa que acorte la horquilla en la que se mueven los salarios, puede producirse esa brecha de demanda entre hombres y mujeres.

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Un ejemplo es lo sucedido en Hired, una empresa norteamericana que se dedica a reclutar profesionales, sobre todo del sector tecnológico. Detectaron que había una brecha de demanda de género del 3,3% y decidieron sustituir la opción que dan a sus usuarios de poner el sueldo deseado por un dato objetivo del salario medio para ese puesto, según los datos que tenían de otros trabajadores.

La maniobra fue un éxito y acabó de un plumazo con esa brecha salarial. Sin embargo, una investigación de Nina Roussille, economista de la London School of Economics, reveló que sigue habiendo una brecha de demanda por raza, incluso sabiendo los sueldos medios del puesto al que se aspira. Y lo demostró con los hispanos que habían encontrado trabajo a través de la misma reclutadora, Hired, y que tenían unos salarios un 2,5% inferiores al de trabajadores blancos con su mismo empleo.

La brecha de demanda no solo afecta a las mujeres, sino también a las minorías

Una buena noticia, según Nina Roussille, es que varios estados de Estados Unidos han prohibido "las preguntas sobre el historial salarial de los empleadores. Y hay pruebas de que esto ha ayudado a reducir tanto la brecha salarial de género como la brecha salarial de las minorías".

Por eso, una buena forma de luchar contra esa brecha desde la posición del trabajador es establecer redes profesionales que ayuden a formarse unas expectativas reales de los sueldos del sector para cobrar lo mismo que los hombres. Y, aunque en muchos casos el salario es un tema tabú, poner en común esa información puede ayudar a otras personas a ganar un sueldo justo.

Jess Jones tenía 31 años cuando abandonó su carrera como profesora para dedicarse a la tecnología como ingeniera de software. No tenía claro qué salarios podría esperar en su nuevo empleo, así que hizo una completa investigación entre profesionales que encontró en LinkedIn y la calculadora de salarios que encontró en una plataforma que recluta a trabajadores especializados.

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