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Por qué el culto al exceso de trabajo se ha vuelto algo glamuroso
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'arbeit macht frei'

Por qué el culto al exceso de trabajo se ha vuelto algo glamuroso

En los años 80 surgió el término 'yuppie' para hablar de forma peyorativa esas personas que no paraban de trabajar. Hoy parece algo atractivo

Foto: 'American Psycho'.
'American Psycho'.

Allá por los años 80 surgió un nuevo término que, aunque hoy se encuentra en desuso, parecía describir a la perfección un comportamiento típico de un mundo cada vez más capitalista: el yuppie. Los yuppies eran según la descripción, y de manera un poco peyorativa, del profesional joven, exitoso, arrogante e “inmerecidamente rico”, al que la escasez de tiempo y el estrés afectaban a sus relaciones personales. El estereotipo del joven ejecutivo estadounidense. Un 'workaholic', podríamos decir.

Era un término peyorativo, pero hoy en día quizá no lo es tanto. Explica la croata Dubravka Ugrešić en su ensayo 'La edad de la piel', cómo las personas que son exitosas insisten continuamente en cuánto han trabajado para conseguir cosechar sus logros. Insisten, como si fuera un mantra, en que si son ricos es porque han 'echado más horas' que el resto para conseguirlo. Una frase engañosa, sin duda, que viene a decir en otras palabras que el que no es rico u exitoso es porque no se ha esforzado lo suficiente. Jack Ma, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg pueden ser genios, nadie lo discute, pero sin duda también se pasan el día trabajando de sol a sol.

Los exitosos insisten en cuánto han trabajado para conseguir sus logros: vienen a decir en otras palabras que el que no es rico es porque no se ha esforzado lo suficiente

Pero el exceso de trabajo no es un fenómeno exclusivo de Silicon Valley o Wall Street. La gente trabaja muchas horas en todo el mundo, por muchas razones diferentes. Podríamos pensar que con la llegada de la pandemia hemos reducido la marcha y hemos aprovechado para darnos cuenta de la importancia de la conciliación, gracias en parte al teletrabajo, sin embargo, en muchos casos, esto es una falacia. Nuevos estudios muestran que los trabajadores realizan un promedio de 9,2 horas de horas extra no remuneradas por semana, frente a las 7,3 horas de hace tan solo un año, según informa un reciente artículo en 'BBC'. Hay excepciones, por supuesto, pero es la métrica general.

El problema es que actualmente sabemos lo perjudicial que es para la salud, y aún así, seguimos trabajando más de la cuenta. No hace falta hablar solo de los yuppies, en Japón existe el término 'karoshi' o muerte por exceso de trabajo, que surgió en los años 70 y que señala a las personas que fallecen, literalmente, por complicaciones derivadas de pasar demasiadas horas frente a su escritorio. Generalmente están relacionadas con accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. En 2006, un ingeniero de Toyota, de 45 años falleció debido a esta causa. Había hecho un promedio de 80 horas extras en los dos meses anteriores. Podría atribuirse al rápido crecimiento industrial y económico de Japón tras la Segunda Guerra Mundial, pero lo cierto es que en la actualidad es un problema extrapolable a otras partes del mundo.

En Japón existe el término 'karoshi' o muerte por exceso de trabajo, que surgió en los años 70

Algunos de los primeros investigadores sobre el agotamiento en la década de 1970 afirmaron que muchas personas en trabajos orientados a ayudar a otros, como empleados en clínicas o centros de intervención de crisis, tendían a trabajar largas horas que conducían al agotamiento emocional y físico, una tendencia que se muestra en la pandemia también. Sin embargo, la glorificación del trabajo está más relacionada con ese yuppie capitalista que hace del consumismo su modo de vida. El yuppie ha evolucionado, en los 80 llevaba traje y en la actualidad sudadera (a medida que las nuevas empresas tecnológicas se convirtieron en gigantes), pero en esencia sigue siendo el mismo.

placeholder El 'burnout'.
El 'burnout'.

La culpa también proviene de esa glorificación y admiración que la sociedad parece sentir hacia algunos emprendedores. Estos trabajadores, iluminados por una luz especial y gloriosa, no solo trabajan para pagarse las facturas como el común de los mortales, sino que persiguen una carrera de ensueño, hacen algo extraordinario e incluso en ellos el agotamiento es un trofeo porque están cada vez más cerca de su meta. Como los luchadores del pasado se jactaban de sus cicatrices, estos nuevos soldados se vanaglorian de lo poco que han dormido o cuántos cafés tienen que tomar.

La culpa también proviene de esa admiración que la sociedad parece sentir hacia los emprendedores. Jactarse del agotamiento es la moda

La Organización Mundial de la Salud define el agotamiento como un síndrome 'resultante del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito'. En algunas empresas ya se habla de programas de salud mental para los trabajadores, pero no parece que vaya a ser algo que llegue a corto plazo. En general, con una pandemia que ha demostrado que muchas personas están 24/7 conectadas a su ordenador o a su móvil y que siempre tienen que estar 'online', se nos presenta la difícil encrucijada entre contestar un mail a las tres de la mañana o priorizar la salud. Todo, en un entorno laboral en el que no solamente eres completamente prescindible, sino que parece que tarde o temprano los robots acabarán quitándonos el trabajo. Ya lo decían aquellos: 'arbeit macht frei'.

Allá por los años 80 surgió un nuevo término que, aunque hoy se encuentra en desuso, parecía describir a la perfección un comportamiento típico de un mundo cada vez más capitalista: el yuppie. Los yuppies eran según la descripción, y de manera un poco peyorativa, del profesional joven, exitoso, arrogante e “inmerecidamente rico”, al que la escasez de tiempo y el estrés afectaban a sus relaciones personales. El estereotipo del joven ejecutivo estadounidense. Un 'workaholic', podríamos decir.

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