Cómo ha evolucionado el cuarto de baño a lo largo de la historia
Los primeros surgieron en el 3000 a.C y eran espacios comunes. En la actualidad s ese santuario donde podemos relajarnos y pasar un rato en soledad
Después de un largo y complicado día, muchas personas esperan poder llegar a casa para hundirse en la bañera durante un rato y poner sus preocupaciones a remojo. Por suerte, la bañera suele estar por norma general en ese rincón de la casa pensado especialmente para ello, pero no siempre fue así. Como indica un reciente artículo publicado en 'BBC', para satisfacer la necesidad religiosa de purificar el cuerpo y el alma, y para mantener de los espíritus malignos fuera de casa, los primeros baños se ubicaron lejos de las viviendas.
De hecho, quizá no te lo hayas preguntado antes, pero la evidencia sugiere que los primeros baños hicieron su 'debut' alrededor del 3.000 a.C, y en ellos quizá no te habrías relajado tanto puesto que eran espacios comunes: baños de vapor en Europa o fríos en Asia. Para algunas culturas como la romana y la griega, el baño era una actividad importante en la vida, pues se trataba de, además de un lugar para refrescarse y relajarse, de un sitio social. En Al-Ándalus, por otra parte, el hammam era un edificio público y religioso donde la gente acudía no solo a lavarse, también a cortarse el cabello o recibir masajes.
Para romanos y griegos, el baño era un lugar social. En Al-Ándalus el hammam era un edificio público y religioso donde uno se lavaba, cortaba el pelo o daba masajes
Si hicieran una encuesta a la población sobre cómo piensan que se vivía en la Edad Media, probablemente muchas personas coincidirían en lo mal que debía oler. Lo cierto es que para nuestros antepasados la higiene también era importante, pero algunas teorías explican que el cierre de algunos baños públicos en ciudades cristianas se debió al miedo a la propagación de algunas enfermedades, como la sífilis. Y de hecho el baño disminuyó después del Renacimiento, pues cada vez se creía con mayor fuerza que las enfermedades se transmitían por el agua. En el siglo XVI los baños privados comenzaron a aparecer en Gran Bretaña, aunque durante aproximadamente dos siglos muchos de los rituales que hoy en día realizamos en esa parte de la casa solían llevarse a cabo en el dormitorio.
Hubo un tiempo en que se veían como un lujo, y también durante muchos años estos lugares permanecieron como zonas frías y poco atractivas, en las que no se pasaba mucho tiempo, pero nuestra relación con el baño cambió definitivamente gracias en parte a la calefacción central. Como decíamos al principio del artículo, no se trata solamente de un sitio destinado a la higiene, sino que es un espacio para la recuperación y el descanso, un símbolo de lujo privado.
Durante aproximadamente dos siglos muchos de los rituales que hoy en día realizamos en esa parte de la casa solían llevarse a cabo en el dormitorio
No es solo la disponibilidad de calefacción (y agua caliente, por supuesto) lo que ha cambiado nuestra relación con el baño, también han influido los cambios en el estilo de vida de la población. Especialmente en las ciudades, la rutina se ha acelerado, y el consumo de productos relacionados con la belleza y el bienestar se han disparado. El aseo personal no es solo una necesidad, sino una manera de crear tu marca personal en una sociedad donde la belleza y el éxito van de la mano y cada vez tienen mayor importancia. El baño es ese santuario donde, además, podemos relajarnos y pasar un rato en soledad, huyendo del mundanal ruido, un remanso de paz entre tanto ajetreo.
Con el coronavirus, el baño ha cobrado aún mayor importancia, pues la gente tiene más tiempo y ganas de relajarse. Han cobrado tanta importancia que los diseñadores intentan sacarle partido al máximo eligiendo con cuidado el color de sus superficies, piedras, cerámicas, baldosas, plantas o la iluminación, que juega un papel fundamental especialmente en aquellos baños que no tienen ventanas. A medida que el bienestar siga siendo una prioridad, el baño inteligente podrá abrirse camino quizá dentro de una o dos décadas.
El baño es, al fin y al cabo, el lugar para desconectar un poco, ese espacio donde solo atendemos al bienestar físico y mental. ¿Quizá en un futuro cercano asistamos a la aparición de hogares en hermosos paisajes con baños abiertos a la naturaleza, para poder establecer un vínculo con ella y mejorar así la experiencia de la desconexión? Lo único cierto es que, si vamos a pasar tanto tiempo en casa como parece, nos merecemos un poco de mimo. Ya conoces aquello de mens sana in corpore sano.
Después de un largo y complicado día, muchas personas esperan poder llegar a casa para hundirse en la bañera durante un rato y poner sus preocupaciones a remojo. Por suerte, la bañera suele estar por norma general en ese rincón de la casa pensado especialmente para ello, pero no siempre fue así. Como indica un reciente artículo publicado en 'BBC', para satisfacer la necesidad religiosa de purificar el cuerpo y el alma, y para mantener de los espíritus malignos fuera de casa, los primeros baños se ubicaron lejos de las viviendas.