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Extrasístoles: ¿debo preocuparme si me da un vuelco el corazón?
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Extrasístoles: ¿debo preocuparme si me da un vuelco el corazón?

Estas arritmias, benignas en la gran mayoría de los casos, no deben inquietarnos. Solo si se producen con mucha frecuencia conviene hacer un estudio cardiológico

Foto: Las arritmias no siempre son peligrosas. (Pixabay)
Las arritmias no siempre son peligrosas. (Pixabay)

Latido tras latido, nuestro corazón no descansa. Late mientras dormimos y mientras trabajamos, cuando corremos, descansamos o jugamos. Solo somos conscientes de su palpitar cuando lo aceleramos, ya sea por un esfuerzo físico, una emoción, un susto o un temor; el resto del tiempo, su rumor nos pasa inadvertido y, por eso, nos sentimos descolocados cuando notamos un latido a destiempo, fuera de lugar. Cuando, sin motivo que lo justifique, el corazón nos da un vuelco.

Estas palpitaciones que rompen el ritmo del corazón se llaman extrasístoles, son benignas y, entre las personas sanas, "no suelen revestir mayor importancia", explica el doctor Álvaro Lozano, cardiólogo de la Unidad de Arritmias Hospital La Luz. “No obstante, pueden provocar una gran angustia entre los pacientes, que lo describen como un vacío, un vuelco súbito en el corazón que hace pensar que no va a volver a latir de nuevo, hasta que lo vuelve a hacer con un nuevo latido fuerte, a veces descrito como violento, que sacude el pecho y hasta llega a notarse en la garganta. Esta sensación, tan desagradable cuando es percibida, suele manifestarse en los momentos de mayor tranquilidad; es habitual que se describan como más frecuentes o intensos cuando ocurren por la noche, en la cama, en especial si uno está recostado sobre el lado izquierdo”.

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Para entender qué es una extrasístole, debemos acercarnos a la fisiología del corazón. En la aurícula derecha tenemos una estructura neuromuscular, denominada nodo sinusal, que tiene la función de generar los impulsos bioeléctricos que estimulan las contracciones cardiacas. Es el marcapasos natural del corazón y, tal y como explica el doctor Lozano, “marca la frecuencia cardiaca. La velocidad a la que lo hace viene marcada por diversos factores y su objetivo es ajustar esta frecuencia a las demandas del cuerpo. Mientras dormimos latirá más lento; en cambio, cuando estamos sometidos a un estrés físico o mental, el ritmo se acelerará”.

Este es el modo normal de funcionamiento. Ahora bien, como hemos visto, puede suceder que se acelere el corazón, o se salga del compás, sin un estímulo externo aparente. Es así porque las células de nuestro corazón tienen la capacidad de originar impulsos eléctricos por sí mismas y desencadenar el latido. En ocasiones, estas células se sobreexcitan y, cuando esto sucede, se produce ese latido desacompasado que se adelanta al latido normal y que viene seguido de una pequeña pausa hasta que se reanuda de nuevo el ritmo normal. Esta pausa es la que se corresponde con la sensación de vacío o de que el corazón se para un momento.

El especialista insiste en que es importante dejar claro que, en la mayoría de los casos, las extrasístoles son benignas —por más que puedan llegar a ser molestas— y podemos estar seguros de que, aunque nos lo pueda parecer durante una fracción de segundo, el corazón volverá a latir.

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Foto: Unsplash.

Cuando este tipo de arritmias no se producen de manera aislada, sino de forma sostenida, es posible que haya detrás un problema: en ocasiones pueden relacionarse con otro tipo de arritmias o, en un porcentaje relativamente bajo, con la presencia de cardiopatías. Debido a ello, continúa el especialista, “en caso de descubrirlos en un electrocardiograma de rutina, o bien por los síntomas, es necesario hacer un estudio cardiológico completo que descarte la presencia de alguna anomalía".

Este estudio, en general, consiste en un ecocardiograma que permita evaluar anomalías estructurales del corazón, una prueba de esfuerzo en la que podamos ver la respuesta de las extrasístoles al ejercicio (si aumentan o si, por el contrario, desaparecen), y un Holter ECG, que consiste en un dispositivo que se lleva durante 24 horas y que permite establecer si efectivamente existen extrasístoles o no. "En caso de existir, este dispositivo también determina si su número entra dentro de los parámetros normales o si debe hacerse un seguimiento u otras pruebas complementarias. Entre ellas, habitualmente se encuentra la resonancia magnética cardiaca”.

En caso de necesitar tratamiento, puede ser suficiente con una pauta farmacológica o es posible que se requiera una intervención

En caso de necesitar tratamiento, este dependerá de la lesión existente. Así, puede ser suficiente con seguir una pauta farmacológica o es posible que se requiera un tipo de intervención que se llama ablación. “Se trata de un procedimiento que permite, accediendo desde la vena femoral, alcanzar el foco donde se origina la extrasístole en el corazón y eliminarla, pero solo se consideran en pacientes cuyos síntomas interfieren con su vida habitual o en aquellos en los que se asocian otras alteraciones del corazón o arritmias”.

Por todo ello, concluye el doctor Lozano, “en caso de que nos diagnostiquen que tenemos extrasístoles, o bien si tenemos síntomas compatibles, hay que estar tranquilos, pero es necesario consultar con un cardiólogo que pueda evaluar adecuadamente su naturaleza y número. Se trata de descartar patologías cardiacas y de, llegado el caso, proponer un plan de tratamiento y seguimiento; este, idealmente, debería establecerse por un cardiólogo especialista en arritmias, también llamados electrofisiólogos”, concluye.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital La Luz de Madrid

Latido tras latido, nuestro corazón no descansa. Late mientras dormimos y mientras trabajamos, cuando corremos, descansamos o jugamos. Solo somos conscientes de su palpitar cuando lo aceleramos, ya sea por un esfuerzo físico, una emoción, un susto o un temor; el resto del tiempo, su rumor nos pasa inadvertido y, por eso, nos sentimos descolocados cuando notamos un latido a destiempo, fuera de lugar. Cuando, sin motivo que lo justifique, el corazón nos da un vuelco.

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