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Por qué vivir como un 'ninja' podría mejorar tu vida
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Por qué vivir como un 'ninja' podría mejorar tu vida

La pandemia parece haber abierto la veda hacia un nuevo estilo necesariamente ecológico, y estos guerreros legendarios podrían, paradójicamente, enseñarnos mucho sobre ello

Foto: Fuente: iStock.
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Fueron los guerreros en la sombra. Los ninjas siempre han fascinado a Occidente, pues forman parte del exotismo de un Japón ya extinto que, sin embargo, sigue llamándonos la atención. Eran esos guerreros mercenarios entrenados en formas no ortodoxas de hacer la guerra. Para desestabilizar al enemigo utilizaban una amplia gama de artefactos o armas entre los que se podían encontrar las espadas, los venenos, las cerbatanas o incluso los explosivos. Trasmitían sus habilidades de padres a hijos y, aunque en la actualidad en Japón ya no quedan samuráis, sorprendentemente las fuentes apuntan que Masaki Hatsuumi y Jinichi Kawakami son los últimos ninjas que quedan con vida en el país.

¿Qué podrían enseñarnos en la actualidad estos asesinos que en otro tiempo vivieron en el País del Sol Naciente? Quizá sobre algo que actualmente está en boca de todos: la pandemia por coronavirus. En una entrevista realizada por 'BBC', Genichi, el primer estudiante en graduarse de una universidad japonesa con una maestría en estudios ninja, asegura que vivir una vida como la de estos rápidos guerreros que se mimetizaban con las sombras podría ser la solución, tras la pandemia, para adoptar un necesario estilo de vida más ecológico. ¿Suena a locura?

La vida urbana ya no es sostenible. Los ninjas solían vivir en áreas rurales, protegiendo el medio ambiente y ayudándose entre amigos

Genichi, que ha pasado dos años completando sus estudios sobre Historia ninja y aprendiendo artes marciales básicas, apunta: "El ninja es visto generalmente como un asesino o alguien que tenía que realizar una importante misión, pero en realidad solo era una parte de su vida. La mayor parte del tiempo la pasaban cuidando el medio ambiente y preservando la vida en general, de una manera sostenible y creo que hay mucho que debemos aprender sobre ellos". De hecho, señala que muchos ninjas eran, además, granjeros, y solían vivir en las montañas.

Así pues, mientras Genichi estudiaba en la universidad de Mie, comenzó a cultivar su propia comida: "El coronavirus ha cambiado la vida de la gente, haciéndoles trabajar en casa. Los ninjas, por su parte, estaban acostumbrados a ser independientes y sobrevivir bajo cualquier circunstancia. En este caso tan excepcional, quizá la gente debería pensar cómo proteger su propia vida y su hogar en casos de emergencia": en Japón, el 92% de la población vive en zonas urbanas, pero como está sucediendo en España, la pandemia ha conseguido que muchos reformulen o comiencen a pensar en otras maneras de vivir. "Creo que esta es una oportunidad para conectar de nuevo con la naturaleza", apunta Genichi.

El interés por los pueblos o las zonas rurales también parece haberse disparado debido a la pandemia por coronavirus

"La vida urbana ya no es sostenible. Los ninjas solían vivir en áreas rurales, protegiendo el medio ambiente y ayudándose entre amigos". Teniendo en cuenta que la irrupción del coronavirus ha supuesto un cambio en el sector inmobiliario y la demanda se ha ido desplazando paulatinamente del centro de la ciudad hacia las zonas periféricas bien comunicadas, las ideas de Genichi no parecen tan alejadas. Se buscan segundas residencias, casas más grandes y asequibles y las sierras están cobrando importancia en este futuro éxodo en el que primarán los jardines, las terrazas o la luz natural. El interés por los pueblos o las zonas rurales también parece haberse disparado, según apuntaba este mismo medio. ¿Podría ser el principio de una nueva vida más sostenible y en conexión con la naturaleza? Por ahora, solo el tiempo lo dirá.

Fueron los guerreros en la sombra. Los ninjas siempre han fascinado a Occidente, pues forman parte del exotismo de un Japón ya extinto que, sin embargo, sigue llamándonos la atención. Eran esos guerreros mercenarios entrenados en formas no ortodoxas de hacer la guerra. Para desestabilizar al enemigo utilizaban una amplia gama de artefactos o armas entre los que se podían encontrar las espadas, los venenos, las cerbatanas o incluso los explosivos. Trasmitían sus habilidades de padres a hijos y, aunque en la actualidad en Japón ya no quedan samuráis, sorprendentemente las fuentes apuntan que Masaki Hatsuumi y Jinichi Kawakami son los últimos ninjas que quedan con vida en el país.

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