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Cómo ha afectado el confinamiento por coronavirus a nuestra memoria
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EL TELETRABAJO TAMBIÉN AFECTA

Cómo ha afectado el confinamiento por coronavirus a nuestra memoria

Tanto las personas mayores como una buena parte del resto de la población está experimentando las consecuencias del aislamiento sufrido meses atrás

Foto: El aislamiento afecta directamente a la memoria de las personas (Pixabay)
El aislamiento afecta directamente a la memoria de las personas (Pixabay)

Pasar casi tres meses encerrados en casa sin salir más que para lo estrictamente necesario ha pasado factura. Las personas mayores se han resentido físicamente de esas largas semanas sin apenas moverse y entre mayo y junio se notó un aumento en el número de caídas en este grupo generacional. Pero también la mente sufrió las consecuencias del confinamiento por el coronavirus.

Una encuesta realizada por la Sociedad británica del Alzheimer ha revelado que la mitad de los familiares que tienen pacientes con esta enfermedad aseguran que los recuerdos de estas personas habían empeorado por culpa del aislamiento. Las causas hay que buscarlas en las prohibiciones de visitas que tuvieron muchas residencias durante el confinamiento, pero también en las medidas de seguridad que se establecieron para separar a los propios mayores entre ellos.

Foto: Soledad. (iStock)

Pero la pérdida de memoria no solo afecta a la tercera edad, sino a toda la población. Tal y como señala Claudia Hammond, la autora de 'The Art of Rest' (El arte del descanso) en la BBC, hay diferentes tipos de memoria, pero los diversos estudios que se están realizando en todo el mundo demostrarían que el confinamiento afecta a todos esos tipos: desde no recordar qué comimos esta mañana a olvidar el nombre de una persona o que no nos venga una determinada palabra en un momento dado.

Aislamiento y soluciones

Trabajar desde casa ha aislado a millones de personas, que ya no se reúnen en la oficina. También se han reducido las fiestas, las comidas con amigos o las tertulias en torno a un café: "La repetición de historias nos ayuda a consolidar nuestros recuerdos de lo que nos sucedió, lo que se conoce como recuerdos episódicos. Si no podemos socializar tanto, quizás no sea sorprendente que esos recuerdos no estén tan claros como de costumbre".

placeholder Salir de casa y hacer cosas diferentes ayuda a mejorar la memoria (Pixabay)
Salir de casa y hacer cosas diferentes ayuda a mejorar la memoria (Pixabay)

También ha aumentado la ansiedad y la depresión, dos problemas de salud mental que afectan a la memoria. Claudia Hammond explica que, "si sales a trabajar, entonces tu viaje, el cambio de escenario y los descansos que tomas marcan el día, dándote momentos para anclar tus recuerdos. Pero cuando trabajas desde casa, cada reunión en línea es bastante similar a cualquier otra porque tiende a sentarse exactamente en el mismo lugar frente a la misma pantalla. También hay menos cosas para etiquetar tus recuerdos y ayudarte a distinguirlos".

Muchas personas que no estaban acostumbradas a trabajar desde casa confiesan que, ahora, están agotados. Se evitan el trayecto al trabajo, pero a cambio enlazan una reunión tras otra por videollamada, reciben peticiones de informes sin descanso y no encuentran el momento para hacer la pausa y socializar con otros compañeros como sucedía antes.

"Con la combinación de fatiga, ansiedad, falta de señales y menos interacciones sociales, sentimos que nuestra capacidad de memoria nos decepciona"

Hammond explica una situación de la que apenas somos conscientes, pero que es muy importante: el trayecto del trabajo a casa. Catherine Loveday, profesora de neurociencia cognitiva en la Universidad de Westminster, señala un factor importante para nuestra memoria: pasar tiempo en diferentes ubicaciones geográficas. Cuando salimos de casa para ir a trabajar, de forma inconsciente, prestamos atención para recordar el camino y que podamos volver y lo hacemos utilizando una región del cerebro llamada hipocampo. Cuanto más confinamiento y repetición hay en nuestra vida, disminuye el hipocampo.

La buena noticia es que hay solución: salir a pasear, sobre todo por zonas que no sean habituales; moverse más de lo normal, aunque sea para hablar por teléfono caminando; intentar tener más variedad en nuestro día a día y diferenciar bien el fin de semana de los días laborables para que la mente sea capaz de separarlos. Nuestra memoria lo agradecerá.

Pasar casi tres meses encerrados en casa sin salir más que para lo estrictamente necesario ha pasado factura. Las personas mayores se han resentido físicamente de esas largas semanas sin apenas moverse y entre mayo y junio se notó un aumento en el número de caídas en este grupo generacional. Pero también la mente sufrió las consecuencias del confinamiento por el coronavirus.

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