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El proyecto burgalés que ha reintroducido bisontes y otras especies prehistóricas en Atapuerca
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El proyecto burgalés que ha reintroducido bisontes y otras especies prehistóricas en Atapuerca

Una iniciativa que tiene el objetivo de fomentar la conservación de la naturaleza, las especies amenazadas y su equilibrio con el hombre

Foto: Equipo de Paleolítico Vivo en la llegada de los primeros bisontes (2015)
Equipo de Paleolítico Vivo en la llegada de los primeros bisontes (2015)

En el año 2009 el veterinario Fernando Morán Castillo estaba visitando las instalaciones del Zoo de Santillana del Mar cuando tuvo un encuentro, digno de la prehistoria, con un bisonte que le embistió: “El bicho me miró, enfocó, vino contra mí y me dió un buen meneo”. Morán explica a El Confidencial que era la primera vez que veía esta especie. Salió ileso “y muy sorprendido de que el animal pudiera levantar los 108 kilos de paisano, con una facilidad pasmosa”.

Este particular encuentro produjo en él una gran curiosidad que le llevó a pasar un mes en Polonia descubriendo cómo se realiza allí la conservación de la especie desde hace 80 años. Poco tiempo después, el veterinario fundó el Centro de conservación del bisonte europeo en España; poniendo así en marcha varios proyectos para recuperar en nuestras fronteras a este animal histórico con el que convivieron nuestros antepasados.

En el año 1927 no quedó ni un solo ejemplar caminando libre por el mundo y apenas sobrevivieron 12 bisontes denominados ‘fundadores’ (12 genéticas distintas). Pero los proyectos puestos en marcha por Morán, de la mano del Grupo de Especialistas en Bisonte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), han conseguido que hoy en día haya más de un centenar de estos animales en España.

placeholder Fernando Morán. Foto: Paleolítico Vivo
Fernando Morán. Foto: Paleolítico Vivo

Para ampliar la reintroducción del animal, el director del Centro de conservación buscó “un proyecto que fuera amplificador de la especie porque, aunque estén en Altamira y en un montón de yacimientos, el animal no está en el imaginario de la sociedad española”. El veterinario puso el foco en dos lugares muy característicos en los que nuestro antepasados convivieron con los bisontes: los entornos de las Cuevas de Altamira y del Yacimiento de Atapuerca.

Tras obtener el rechazo del Gobierno de Cantabria, se volcó directamente con Burgos. Junto con Benigno Varillas, naturalista y biógrafo de Félix Rodríguez de la Fuente, buscaron soporte en la zona de Atapuerca para sacar adelante un proyecto que introduciría a la especie en la zona. Quien se brindó a llevar a cabo la iniciativa en la zona fue Eduardo Cerdá –que por entonces era el responsable de la gestión artística y cultural del Yacimiento de Atapuerca– junto con su socia Estefanía Muro.

Animales prehistóricos de vuelta a Atapuerca

De esta pequeña semilla plantada en una comida entre los cuatro, y mucho trabajo, nació en 2012 Paleolítico Vivo, una iniciativa con el objetivo de fomentar la conservación de la naturaleza, las especies amenazadas y su equilibrio con el hombre. Un proyecto que cuenta con la asesoría científica del codirector del equipo de investigación del yacimiento de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga.

Foto: Juan Luis Arsuaga, en una imagen de archivo. (EFE)

Aunque la reintroducción del bisonte en su hábitat iba a ser el protagonista del proyecto; lo cierto es que este se hizo más grande, introduciendo más especies con las que convivieron los homínidos y que habían desaparecido de nuestra geografía. Ahora mismo –además de bisontes europeos– se pueden encontrar caballos przewalski, neo uros, caballos tarpán y vacas highlands. Todos estas razas “son descendientes de las que hubo en la época. Igual que si actualmente hablamos de homínidos, tenemos que hablar de nosotros, que somos los descendientes”, señala a este periódico Eduardo Cerdá, que actualmente es responsable de Paleolítico Vivo.

placeholder Tarpanes
Tarpanes

Este espacio se encuentra ubicado en la localidad de Salgüero de Juarros (Burgos), a tan solo 9 kilómetros de los Yacimientos Pleistocenos de Atapuerca. Allí tienen arrendadas 300 hectáreas al Ayuntamiento, de las cuales emplean la mitad. Las mismas están divididas en varios espacios según explica Cerdá: “Uno para los bisontes y una de las manadas caballos przewalski, que conviven bien, aunque a veces tienen sus peleas. Otro cercado con los uros y las highlands. Y otro donde están los tarpanes”. A esto hay que añadirle una zona de educación ambiental en la que muestran huesos de animales o cómo hacían fuego en la prehistoria.

placeholder Foto: Paleolítico Vivo
Foto: Paleolítico Vivo

En Paleolítico Vivo, niños y mayores tienen la oportunidad de conocer y observar animales vivos de especies de fauna silvestre y, en algunos casos, en peligro de extinción gracias a safaris en coche.

Inicios con una fuerte oposición ganadera

Cerdá explica que los inicios del proyecto fueron bastante complicados, empezando por el lugar de ubicación. Tras ofrecer la idea a la mayoría de los ayuntamientos de la zona de Atapuerca, tan solo dos se interesaron, mientras que en el resto recibieron negativas e incluso burlas.

La disyuntiva entre ambos pueblos se solucionó sola: “Lo primero de todo que nos llegaron fueron unos caballos. Llevamos una mitad al otro pueblo y la otra a Salguero. En el primer pueblo me llamó el alcalde diciendo que uno de los ganaderos de la zona le había amenazado para que nos llevásemos los caballos de inmediato. Y así lo hicimos. Por lo que ese pueblo quedó fuera del proyecto”.

placeholder Foto: Paleolítico Vivo
Foto: Paleolítico Vivo

Lo cierto es que, según cuenta el responsable del proyecto, se encontraron una fuerte oposición por parte de los ganaderos. “Decían que nuestras especies eran invasoras, que desplazarían a las autóctonas. Algo absurdo porque en el nicho ecológico que tienen los bisontes no desplazan a nadie, de hecho limpian bosques y tienen otros cientos de bondades. Pero bueno, los ganaderos de la zona siguen en contra, aunque no tengan argumentos”, señala Cerdá aludiendo a un posible miedo de estos a perder ayudas europeas a la agricultura.

Asimismo, también se toparon con algunos habitantes de los pueblos en contra, ya que tenían miedo de que los animales se escaparan y les atacaran, cuenta.

Huidas, trabas burocráticas y expectación mediática

Pero la oposición ganadera no fue la única que hizo traumático el inicio del proyecto: “Hubo problemas muy al principio. Cuando llegaron los uros en el año 2013, aunque me aseguraron que eran tranquilos, rompieron el cierre de vacas donde estaban guardados, salieron corriendo y desaparecieron por los bosques”. “Fueron unas semanas muy duras”, pero consiguieron atraparlos, pusieron un pastor eléctrico conectado a la red general, mejoraron los cierres y contrataron personal.

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Neo Uro. Foto: Paleolítico Vivo

En 2015 llegaron los primeros dos bisontes europeos, procedentes del zoo holandés de Lelystad . “Aquello fue una gran celebración. Vino mucha gente de todos los pueblos y hubo una cobertura mediática muy importante. Conseguimos lo que parecía imposible, porque nos ponían trabas burocráticas por todos lados, por lo que tardaron casi tres años en llegar”, cuenta el responsable de Paleolítico Vivo. “Cuando llegaron los bisontes empezaron las visitas y esto fue imparable”.

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Llegada de los primeros bisontes

El resto de bisontes han ido llegando de manera escalonada gracias al Centro de conservación del bisonte europeo. Actualmente hay 10, de los cuales dos han nacido en la provincia de Burgos.

placeholder Cría de Bisonte
Cría de Bisonte

En paralelo fueron llegando el resto de animales de otras especies, hasta acumular unas 120 cabezas de ganado. Las cuales son bastante mansas y admiten sin problema la ‘visita’ de los humanos. “Todos los animales que tenían mal carácter o intentaban escapar fueron sacrificados y vendidos para carne”, explica Cerdá.

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Llegada de los caballos przewalski

“Aunque los inicios fueron muy duros, desde 2017 esto ha sido una balsa de aceite. Poco a poco fue funcionando cada vez más, fuimos aumentando los coches y a partir de ahí el boca a boca hizo una labor tremenda”, cuenta. Llegando a acoger a unas 15.000 personas el pasado año e, incluso, teniendo todas las excursiones llenas tras el confinamiento.

Asimismo, Cerdá considera que los vecinos de la zona actualmente están contentos con el proyecto y que las instituciones que lo rechazaron se estarán arrepintiendo. Del mismo modo señala que la oposición de los ganaderos ahora es prácticamente inexistente; de hecho algunos colaboran, por ejemplo, con la venta de paja.

Actualmente se encuentran tramitando la licencia para ser un parque zoológico, en el que los animales estarán en semilibertad como los que hay actualmente, “porque queremos meter nuevas especies que vivieron en Atapuerca, como el reno, el muflón, el ciervo, el gamo o el buey almizclero”, concluye Cerdá.

En el año 2009 el veterinario Fernando Morán Castillo estaba visitando las instalaciones del Zoo de Santillana del Mar cuando tuvo un encuentro, digno de la prehistoria, con un bisonte que le embistió: “El bicho me miró, enfocó, vino contra mí y me dió un buen meneo”. Morán explica a El Confidencial que era la primera vez que veía esta especie. Salió ileso “y muy sorprendido de que el animal pudiera levantar los 108 kilos de paisano, con una facilidad pasmosa”.

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