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¿Cómo nos afectará psicológicamente la pandemia de coronavirus a largo plazo?
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¿Cómo nos afectará psicológicamente la pandemia de coronavirus a largo plazo?

La constante sensación de amenaza puede tener otros efectos más insidiosos en nuestra psicología

Foto: Nuestra manera de pensar se verá afectada por el Covid-19. Foto: EFE Juan Ignacio Roncoroni
Nuestra manera de pensar se verá afectada por el Covid-19. Foto: EFE Juan Ignacio Roncoroni

La pandemia de coronavirus y el encierro para evitar el contagio nos afectan psicológicamente, tanto de manera inmediata, con una mayor ansiedad, como a largo plazo, afectando a nuestra psicología y haciendo que nuestra visión de la realidad y nuestro comportamiento cambien.

Durante estas semanas el coronavirus protagoniza nuestras vidas. Podemos estar infectados o lo puede estar alguien conocido, además los medios de comunicación y las redes sociales están inundados de estadísticas aterradoras, consejos prácticos e, incluso, humor sobre la pandemia.

Foto: Representación del coronavirus Covid-19. (iStock)

Este bombardeo constante puede resultar en mayor ansiedad, con efectos inmediatos en nuestra salud mental. No obstante, la constante sensación de amenaza puede tener otros efectos más insidiosos en nuestra psicología. Debido a nuestras respuestas a la enfermedad, fruto de la evoluciónhumana, los temores al contagio nos llevan a ser más conformistas y tribalistas (sentimiento de pertenencia a un grupo y defensa de hábitos comunes) y a aceptar menos a los diferentes. Nuestros juicios morales se vuelven más duros y nuestras actitudes sociales más conservadoras cuando tratamos de cuestiones como la inmigración, la libertad o la igualdad sexual. Los recordatorios diarios de enfermedades pueden incluso influenciar nuestras afiliaciones políticas.

Sistema inmunitario conductual

Todo ello tiene un origen evolutivo. Antes del nacimiento de la medicinamoderna, las enfermedades infecciosas eran una de las mayores amenazas para nuestra supervivencia y cuando el sistema inmunológico actuaba contra ellas nos dejaban muy débiles, incapaces de realizar actividades esenciales de la época, como la caza, la recolección o la crianza de los hijos. El aumento de la temperatura corporal durante una fiebre, por ejemplo, es esencial para una respuesta inmune eficaz, pero resulta en un aumento del 13% en el consumo de energía del cuerpo. Cuando la comida era escasa, eso era una carga enorme.

Nuestros juicios morales se vuelven más duros y nuestras actitudes sociales más conservadoras en cuanto a inmigración, libertad o igualdad sexual

Es por eso que reducir el riesgo de infección era una clara ventaja de supervivencia. Por esta razón, evolucionamos un conjunto de respuestas psicológicas inconscientes para que actúen como una primera línea de defensa para reducir nuestro contacto con posibles patógenos. Esto se denomina "sistema inmune conductual", según señala a BBC Mark Schaller, de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver (Canadá), y la respuesta de asco es uno de los componentes más obvios de este sistema: cuando evitamos cosas que huelen mal o desechamos alimentos que creemos que están podridos, instintivamente estamos tratando de alejarnos de un posible contagio.

Dado que los seres humanos son una especie social que evolucionó para vivir en grandes grupos, el sistema inmunológico conductual también modificó nuestras interacciones con las personas para minimizar la propagación de la enfermedad, lo que llevó a una especie de distanciamiento social instintivo. "El sistema inmunitario conductual funciona con una lógica de 'mejor prevenir que curar'", sostiene Lene Aarøe, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca. Esto significa que las respuestas a menudo están fuera de lugar, y pueden ser desencadenadas por información irrelevante, alterando nuestra toma de decisiones morales y opiniones políticas sobre cuestiones que no tienen nada que ver con la amenaza actual.

Más obedientes a la ley

Esto tiene implicaciones en nuestro comportamiento, lógicamente. Varios experimentos han demostrado que nos volvemos más conformistas y respetuosos de las normas cuando sentimos la amenaza de una enfermedad. Y, al mismo tiempo, nos volvemos mucho más críticos con aquellos que los que no cumplen con las reglas, tengan que ver o no con la enfermedad, ya que nuestro subconsciente lo que nos dice es que si ese individuo es capaz de saltarse una norma, podrá hacerlo también en asuntos relativos a la salud, incrementando el riesgo de contagio.

Foto: ¿Tengo coronavirus, gripe o resfriado? Claves para diferenciar los síntomas (Pexels)

Además de convertirnos en jueces más duros ante los comportamientos de las personas dentro de nuestro grupo social, la amenaza de la enfermedad también puede llevarnos a ser más desconfiados de los extraños. Natsumi Sawada, de la Universidad McGill de Canadá, ha descubierto que tenemos peores primeras impresiones de otras personas si nos sentimos vulnerables a la infección y que las personas menos atractivas son juzgadas con especial dureza, tal vez porque confundimos sus características con un signo de mala salud. Esto también es aplicable a personas de otras culturas, con lo que aumentan conductas xenófobas y racistas.

Las personas menos atractivas son juzgadas con especial dureza, tal vez porque confundimos sus características con un signo de mala salud

Por suerte, la influencia del sistema inmunitario conductual varía de individuo a individuo; no todos se ven afectados en el mismo grado. "Algunas personas tienen un sistema inmunitario conductual particularmente sensible que las hace reaccionar con fuerza a las cosas que interpretan como un riesgo potencial de infección", sostiene Aarøe.

Todavía no hay datos sobre las formas en que el brote de coronavirus está cambiando nuestras mentes, pero la teoría del sistema inmunológico conductual sugiere que lo hará, aunque Yoel Inbar, de la Universidad de Toronto, argumenta que será un cambio relativamente moderado, y nada radical, en la opinión general de toda la población. No obstante, aunque, como decimos, influirá el sistema inmunitario conductual de cada uno, la experiencia con la enfermedad (afectado o no, con amigos/familiares fallecidos, etc) y cómo han actuado las autoridades para paliar la pandemia.

La pandemia de coronavirus y el encierro para evitar el contagio nos afectan psicológicamente, tanto de manera inmediata, con una mayor ansiedad, como a largo plazo, afectando a nuestra psicología y haciendo que nuestra visión de la realidad y nuestro comportamiento cambien.

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